CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- En el centro de Tamaulipas se formaron importantes haciendas reconocidas por su producción agrícola y ganadera, una de las más grades fue la de San Francisco Xavier de la Baya, que surge a finales del siglo XVII y su principal propietario fue la Compañía de Jesús.
“Esta gran hacienda que se gestó en el centro de Tamaulipas, incluye donde está Ciudad Victoria, administrada por los jesuitas, que hacia 1740 la insertaron como parte de su financiamiento del Fondo Piadoso de Californias, con las rentas y los productos que resultaban de la explotación de la tierra financiaban sus misiones en California”, explicó el doctor Octavio Herrera Pérez, profesor de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) y miembro del Sistema Nacional de Investigaciones.
Su trascendencia histórica va desde fines del siglo XVII hasta la segunda mitad del siglo XX. Permaneció vigente más de 300 años principalmente por su extensión territorial, que era enorme, se extendía desde lo que hoy es el municipio de Hidalgo hasta Llera, abarcando grandes porciones de de Casas, Victoria, Güemes, Padilla y San Carlos.
Y siendo uno de sus propietarios la Compañía de Jesús, la iglesia se convirtió en uno de los grandes acaparadores de las tierras, ya que los adinerados de la Nueva España donaban a la Compañía de Jesús varios terrenos. Al final los jesuitas fueron expulsados en 1767, previo al arribo de José de Escandón. De ahí que al ceder México la mitad de su territorio a Estados Unidos en 1848, éste reclamó las rentas del fondo de las Californias, generando un diferendo diplomático que se prolongó hasta 1967.
“Surgen las haciendas ovejeras, que fueron utilizadas para pastar en el centro de Tamaulipas durante la temporada de otoño e invierno y retornaban al centro de la Nueva España con el pelo crecido y allá las trasquilaban y del pelito hacían la lana y las colchas, productos de tela. Este proceso se realizó durante un siglo, a ese ciclo económico se le llamó la trashumancia. Se permitía el paso del ganado para ir a los agostaderos y regresar, todos los propietarios que estaban en la línea de paso tenían la obligación de dejarlos pasar por sus haciendas, ese es el proceso más antiguo de las haciendas a finales del siglo XVII y principios del XVIII”, destalló Octavio Herrera.
Otra importante hacienda que surgió entre 1748 y 1767, ubicada en el centro del estado, fue San Juan, propiedad de José de Escandón, situada a orillas del Rio Purificación, entre Nuevo Santander, que era la cabecera municipal y Soto la Marina.
“Hacia 1767 viene Autos de la General Visita Escandón no repartió las tierras, él creía que los colonos se arraigaran por eso les dio propiedades a sus amigos, creó villas de españoles y pueblos de indios, en teoría también los indios recibirían tierras, pero Escandón nunca les cedió algún terreno porque lo que él quería era arraigar a la Colonia”, resaltó Octavio Herrera.
Autos de la General Visita dota a los vecinos de las villas de una porción de tierra, no tenían la extensión territorial de una hacienda, pero estas dotaciones son el origen de la propiedad privada rural en Tamaulipas.
“Para dotar de porciones, tuvieron que trazar un ejido en el pueblo, a partir de la plaza una legua al cuadrado, que viene siendo el fondo legal donde se establecía el ejido del pueblo, es el territorio en común alrededor del pueblo, repartieron la propiedad individual de las porciones pero también de alguna manera definieron el alcance territorial de cada villa, lo que más tarde va ser el municipio”, agregó.
Entre San Antonio de los Llanos y la hacienda de la Baya se funda Villa de Aguayo, formada por los pastores que trabajaban para los jesuitas, por lo que su origen demográfico se le debe a este grupo de trabajadores.
Más tarde, un hacendado con poder político que acaparó varias haciendas entre el norte y sur del estado, fue el general Manuel González Flores, quien siendo presidente de México adquiere las haciendas: El Cojo, Dolores, La Mesa y Tamatán, ésta última ubicada en Villa Aguayo, hoy Ciudad Victoria.
Cabe mencionar que de acuerdo al libro “Las Haciendas de Tamaulipas” del autor Octavio Herrera, al norte de Ciudad Victoria, entre los ríos San Marcos y Purificación, al pie de la Sierra Madre Oriental, se localizaban los lugares más aptos y propicios para la forja de las haciendas. El área incluso se vio beneficiada por el trazo del Ferrocarril del Golfo, lo que revaloró el costo de las tierras e hizo que fuera más codiciada su posesión. Por lo que hoy en día la referencia de esta zona agrícola sigue siendo Ciudad Victoria.