CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- La influencia de doña Carmen Romero Rubio de Díaz en Tamaulipas y en México va poco más allá de los sundaes, de “La Casa de los Azulejos”, preferidos por Don Porfirio Díaz, tal vez los degustaba en las visitas que realizaba a Carmelita, quien vivía en la calle de San Andrés, número cinco, hoy el único Palacio Metropolitano en Tacuba 15.
En Tamaulipas, se dice que su influencia en infraestructura se debió a su madre doña Agustina Castelló, quien hacía las gestiones ante su yerno Don Porfirio.
Llegó a Tamaulipas luego que su padre don Manuel Romero Rubio regresó al país, pues debió salir por órdenes de Maximiliano de Hasburgo.
La familia de su esposa vivía en Tula, Tamaulipas, y este lugar fue el sitio donde nació Carmelita, quien fue concebida en el transcurso del viaje de Europa a México.
Una placa alusiva indica que en antigua casa de avenida Juárez donde hoy se encuentra el PRI municipal de Tula, ahí nació, quien sería años después la primera dama del país.
Con la apertura del Archivo Histórico de Tula en el año 2012, se localizó su acta de registro de nacimiento junto a otras cartas donde las familias tultecas enviaban condolencias por el fallecimiento del General Porfirio Díaz a doña Carmelita.
En ese registro se ubica el nombre de doña Carmelita que dista mucho de cómo algunos autores le nombran Fabiana Sebastiana María Carmen Romero Rubio de Díaz.
Y a la letra dice:
“En el Juzgado Civil de Tula Tamaulipas a 16 de Marzo de 1864 del presente año, siendo Manuel Romero Rubio manifiesta que el veinte de enero último a las dos de la mañana nació en esta ciudad la niña María Fabina Sebastiana Carmen Romero Rubio, hija de Agustina Castello”.
Para iniciar, en su cercanía con la entidad y siendo presidente de México, Manuel González, originario de Matamoros, fue uno de los testigos de boda el 5 de Noviembre de 1881.
Carmelita tenía 17 años de edad y él le superaba por con 34 años de edad.
Manuel González, Porfirio Díaz y Carmen Romero, eran inseparables, sobre todo en viajes de placer como el que realizaron a Estados Unidos y donde decidieron buscar a Sebastián Lerdo de Tejeda, padrino de Carmen, quien no perdonaba al General Díaz por discrepancias políticas.
Sin embargo, Alicia Aguilar Castro, en su libro “Primeras Damas, las presentes y ausentes”, asegura que el General Porfirio Díaz, al ser electo presidente de México y nombrar a su suegro Manuel Romero Rubio, Secretario de Gobernación, dejó en claro que ella no interviniera en su vida política ni el las decisiones que se tomaban en su mesa de trabajo.
Ella acató con agrado, pero participaba en algunos eventos de mejora a la comunidad como las aportaciones que se están registradas en Tula, para adquirir junto a otros tamaulipecos distinguidos el antiguo reloj que se localiza en el campanario de Tula, Tamaulipas.
La leyenda decía que ella había regalado este reloj a la ciudad, sin embargo, en los archivos históricos sólo se habla de una aportación realizada al igual que otros tamaulipecos bajo el afán de embellecer la ciudad.
El reloj se compró en la Joyería “La Esmeralda” de la Ciudad de México.
Estas acciones sociales, si le fueron permitidas a primera dama quien siempre estuvo orgullosa de haber nacido en Tula, donde promovió la construcción de algunas obras.
Fue llamada “política de conciliación» y llevó al General Díaz por una vida afrancesada.
Le llamaron también el ángel de los desgraciados, por cuidar de las familias en desgracia, sin embargo, esta selección de invitados para compartir las fiestas de la aristocracia, junto al tiempo y el olvido por los que menos tenían hizo que en 1911, se borrara del mapa político su presencia en 1911, luego de celebrar en 1910 con gran elegancia el centenario de la independencia de México.
Era el despertar del siglo XX, dice el cronista de Tampico Marco Antonio Flores Torres, quien da cuenta de la fuente de influencia de los Castello en el porfiriato y es que doña Agustina Castelló, madre de Carmelita era huasteca, mujeres acostumbradas al matriarcado.
“ Doña Agustina venía de una familia europea, pero su madre pertenecía a los Rivas de Pánuco, por este motivo ella tenía este control político económico, de hecho es don Manuel el padre de Carmelita quien le forma el Partido Científico al yerno, ellos son los que afrancesan a don Porfirio, pero la matrona, la fuerte, fue doña Agustina Castello de Romero Rubio”, y es que la influencia de la mujer es fuerte en la huasteca y en España, de ahí la fortaleza. De doña Agustina para decir: “Fidio, quiero esto para Tampico”.
“Tanta era su influencia, que a la hija de don Porfirio, le escoge el marido doña Agustina, él le pidió al hombre más rico de México, era entonces Ignacio de la Torre, un rico hacendado, de donde viene esta anécdota del 41”.
Cuando Carmelita contrae nupcias con Porfirio Díaz, él no es presidente de México, viajan a Nueva Orleans y comienza la familia Castelló a influir en su vida política.
El suegro don Manuel Romero Rubio le forma grupos contrarios, pero a la vez equilibrados que le aportan mucho a la carrera del presidente.
“En Infraestructura le debemos en Tampico a doña Agustina, las Escilleras, el muelle, el faro, la aduana, nosotros tenemos documentos y cartas que así lo atestiguan.
El porfiriato, fue la época en donde hubo mayor proyección del ferrocarril, tuvo la intensión, es verdad de llevar el ferrocarril a Tula, si lo tuvo hacia Matamoros y se quedó pendiente una ruta corta entre la Ciudad de México y Tampico, pero era un proceso modernizador el que don Porfirio desea y bueno Tamaulipas tuvo la suerte de tener a los Castelló”.
Entonces los gobernadores porfiristas también fueron queridos, ellos tenían una política social, todavía, eran bondadosos y educados. Aunque no era una política benigna en su totalidad, fue mejor que en otros estados”.
En el ámbito social, permeo Carmelita, cambiaron el modelo del matrimonio mexicano por el europeo, se les veía juntos en todos los eventos sociales, Carmelita elegía a los invitados de las elegantes recepciones, cuidaba los detalles y la imagen del presidente.
“Era una época en que la mujer inició su inclusión profesional, doña Agustina más que influir pidió favores, el suegro si influía directamente creado grupos políticos rivales y controlables”, dice Marco Flores Torres, Cronista de Tampico.
Las mujeres en esa época dejan una huella importante en la educación de los más pequeños con la integración del Kínder Garden, a partir de ahí hay muchas educadoras, señoritas intentando estudiar para seguir los pasos de la Maestra Estefanía Castañeda.
Tras el exilio, Carmelita regresó a México en 1931 , no pudo regresar con Los restos de Don Porfirio. Vivió 15 años en una casa de la calle Tonalá, administrando sus diferentes propiedades.
Fue una mujer reservada, salía poco; había adoptado su papel de viuda. Los políticos de entonces la respetaban mucho.En una de sus últimas entrevistas, antes de fallecer el 25 de junio de 1944 , dijo. “Yo, de México, no me he separado nunca. Me encuentro encantada, me siento feliz de hallarme en mi querido México. He
experimentado intensas emociones en todos sentidos; pero vuelvo a decir que me encuentro dichosa, tanto más cuanto que he vuelto a ver personas para mí muy queridas, así de mi familia como de mi amistad.”
A su funeral asistieron todas las clases sociales…
Y en Tamaulipas, sobre todo en Tampico se quedó el sistema ferroviario y portuario, como legado de su influencia, cómo primera dama del país, en los tiempos de Don Porfirio.