Es para respirar el sentimiento ciudadano, la plaza de Juárez desde siempre a nuestros días.
Sitio de encuentro al juego, la protesta política y las fiestas patrias, la de Juárez se distingue en otras muchas plazas o zócalos del noreste de México.
Es su sentido peculiar de plaza de una hectárea donde se enclava el Palacio de Gobierno, la catedral del Sagrado Corazón, el Centro Cultural Tamaulipas, el Casino, y el encuadre del jardín, espacio donde se desarrolla cada domingo la fiesta, el collage de encuentro popular desde la comida y los juegos infantiles.
Tengo la memoria fresca de las fiestas que vivimos de infancia y juventud, donde la fiesta en cuerpo y alma se impregnó como auténtica cultura urbana.
Y no solamente eso, la plaza desde hace mucho tiempo ha sido un baluarte de seguridad pues ofrece garantías para el desarrollo de múltiples actividades.
En días recientes la plaza Juárez luce a reventar, y con buen ojo reúne a una clase media y a una clase marginal.
En un espacio abierto, de cruce de una especial cultura urbana, esto es una socialización. No se mira en la plaza a las llamadas clases altas o de las élites. Éstas han escapado al norte ocho americanizado donde son los gringos efímeros.
En la plaza Juárez no se tienen hasta ahora antecedentes delincuenciales como robos ocasionales. Ciertamente que es un gran bastión de cultura popular, el juego infantil y el relajamiento público.
Concentra parejas y disparejas con todo respeto. Y su área de cultura es dinámica ofreciendo a los muchachos y muchachas un espacio real de juego y oportunidad de creación artística desde la música, el teatro y las artes visuales.
La fiesta del Día de Muertos fue un gran éxito de cultura popular.
Donde el CCT, el ITCA y otras instituciones participantes le dieron calidad a la fiesta.
La de Juárez es la pequeña gran plaza de Tamaulipas.