CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Son las nueve de la mañana y el clima está a tres grados centígrados. Cae una leve llovizna… “esta peluseando”, dice el despachador de la gasolinera. Por la calle Democracia de esta capital uno que otro auto circula a baja velocidad con los cristales empañados. Pareciera que el frente frío paralizara la ciudad o al menos la pone lenta.
Pero no a todos. Doña Rosy desafía a las bajas temperaturas para cumplir su misión: atender el albergue temporal para perros y gatos recogidos de la calle y del antirrábico municipal de la asociación Pro-Animal de Ciudad Victoria.
Un concierto de maullidos y ladridos saluda desde la puerta de entrada. En los múltiples espacios destinados para los inquilinos donde cada uno tiene su propia casa y plato para comer, las colitas se empiezan a mover al ver a su cuidadora acercarse para servirles el almuerzo.
Aquí lo que sobra es trabajo.
Después de alimentarlos, Doña Rosy se aplica a las labores de limpieza. Pues sí, aunque en televisión o en las series pareciera que es este un trabajo muy glamoroso, en realidad no lo es: hay que limpiar kilos y kilos de popó, caca, mierda, cagada, mizcua o como sea que usted la conozca.
Los perritos deben ser bañados, vacunados, y desparasitados según la necesidad de cada uno.
Y así, más de setenta perritos y una docena de gatos son atendidos diariamente. Muchos de ellos llegaron en situaciones de necesidad extrema, algunos con cuadros graves de desnutrición, otros golpeados, con fracturas y temerosos tras haber sufrido maltrato y crueldad.
Y de todo esto se encarga Doña Rosy desde hace más de 13 años.
Es un trabajo difícil, que precisa de disciplina, determinación y mucha voluntad. Pero ella ya tiene todo perfectamente medido. Sabe que antes de limpiar hay que darles de comer, porque después de saciarse los perritos hacen sus necesidades y si no es en ese orden el trabajo se duplica.
Cada que llega un animalito inicia un proceso para ser sanado y mejorar su bienestar. Primero experimenta una cuarentena para descartar posibles padecimientos. Se le baña y se le curan sus heridas. Si tiene lesiones graves como fracturas o escaras infectadas es sometido a un tratamiento especial.
Después de esto se le esteriliza. Es entonces cuando ya es candidato para una adopción.
La sobrepoblación de perros y gatos es un problema que nos involucra a todos como sociedad. Por eso constantemente se realizan campañas de esterilización a fin de concientizar a aquellas personas que poseen mascotas y que desean darles una mejor calidad de vida para crear una cultura de respeto al medio ambiente y el control de la población canina y felina en las calles de nuestra ciudad contribuyendo así con las tareas de salud pública.
Andrea Ricupero, presidenta de Pro-Animal de Victoria A.C. y Pro Animal Esterilizaciones es el cerebro que coordina las labores de este albergue como lo son el garantizar la provisión de alimento y atención médica por parte de un veterinario a todos los amigos de cuatro patitas que se hayan aquí.
Y como ella misma afirma es la cultura de la adopción y la concientización de esterilizar a las mascotas la mejor manera de disminuir el número de perros y gatos callejeros. Ciertamente es esta una labor gigantesca.
No sólo se trata de acumular animalitos, es garantizar que los que son adoptados estén en buenas manos y hallen un lugar donde puedan crecer sanos y contentos con dueños que los amen y cuiden de manera correcta.
Con el paso de los años muchas personas se han acercado a ofrecer su cooperación. Algunos donan dinero en efectivo, otros desean apoyar con alimento o casas para perro o jaulas. Toda ayuda es bienvenida, sin embargo hay algunas necesidades apremiantes como material de construcción ya sea block, arena, cemento, grava, malla o postes para crear nuevos nichos y áreas en el albergue. De igual manera los enseres de limpieza como escobas, cubetas, cloro, detergente para ropa y para trastes.
También se aceptan materiales de curación como gasas, vendas, alcohol, isodine y cinta adhesiva quirúrgica.
Andrea comenta que es necesario crear una cultura especial como dueños de mascotas y evitar tanto el maltrato como la sobrepoblación, tomar conciencia de que los animalitos dependen de sus dueños para sobrevivir y darles una buena calidad de vida y esto es posible mediante la adopción y la esterilización.
En el albergue las colitas se mueven constantemente pues al notar la presencia del caminante aunque algunos inquilinos reaccionan con desconfianza y otros con alegría, tal vez porque intuyen que serán finalmente adoptados y llevados al hogar de una familia responsable.
Muchos de ellos como Poppy, Lego, Kira, Paris, Gala, Serafina, Fiona, Kendra, y Dolly, levantan la pata y se apuntan para conocer a un nuevo dueño que les profese atención, cuidados y mucho amor.
Otros bigotones ronrroneantes como Lizzy, Nera, Miah, Agatha, Clair, Sheldon y Choco se deshacen en coquetos maullidos para llamar la atención.
El día ha estado muy frío, pero los mejores amigos del hombre y los mininos consentidos están bien resguardados. Algunos ya están listos para dar el gran paso y vivir una feliz navidad con nuevos dueños. Todo depende del buen corazón y la seriedad de aquellos que se acerquen al albergue a solicitar una adopción.
Una cosa si es segura, mañana nuevamente Doña Rosy reiniciará su ardua labor de atender a todos estos peluditos.
Llueve, truene, relampaguee, haga frío o mucho calor, todo debe quedar limpio y bien asistido. El caminante no se quiere retirar de este lugar lleno de seres cariñosos y deseosos de una nueva familia, sin embargo el trayecto debe continuar. Este día sí que estuvo lleno de patas de perro, y colitas y lengüitas y mucha felicidad.
EL DATO
¡Dame esa pata!
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