PARÍS. El inminente cierre de Le Beverley dejará a París sin su última sala pornográfica, considerada el vestigio de un mundo engullido por la ascensión de internet y los cambios urbanos en las grandes ciudades.
Ya no habrá más lugares pequeños y escondidos como este, donde las personas podían disfrutar, algunas de ellas con alguna minusvalía o sin posibilidades de ver pornografía en sus domicilios. La necesidad de sexo es muy humana», lamentó su gerente, Maurice Larouche, que ha pasado 34 de sus 74 años al frente de esta sala.
El minúsculo local, situado en la discreta calle Ville-Neuve, en la zona de los grandes bulevares parisinos, ha pasado de la marginalidad a ser un centro de atención mediática estos días desde que se supo que Larouche iba a echar la persiana de su negocio.
Ninguna de «las bienintencionadas» propuestas que ha recibido para reflotar el cine le convencieron, porque venían de gente que no conoce a fondo el negocio, ni en la parte técnica, ni en la humana.
Cae la taquilla un 50 por ciento
Los ingresos de taquilla han menguado en un 50 % en la última década. Internet, que brinda a sus usuarios acceso ilimitado y gratuito de pornografía, influyó en la decadencia del sector de los cines «X», pero no ha sido el factor más importante ni el único.
La prohibición de aparcar en el centro de París; los altos impuestos y el cambio en las relaciones laborales —profesiones como representantes de ventas disponen de menos tiempo libre—; también han contribuido negativamente.
«La clientela que viene aquí está desapareciendo», constató el gerente mientras atiende al goteo de espectadores, la mayoría de más de 50 años, que pagan 12 euros por un billete y entran y salen del local de manera furtiva.
Con información de Excelsior.