MÉXICO. La esclerosis múltiple es una enfermedad crónica del sistema nervioso central que suele manifestarse entre los 20 y los 40 años. Aunque no están claras sus causas, algunos estudios apuntan que posiblemente se trata de un mal autoinmune. En todo caso, no es contagioso o hereditario, pero se da más frecuentemente en las mujeres que en los hombres.
En esencia, causa daños en la capa de mielina, una cubierta de proteínas que cubre y protege las células nerviosas. Este fenómeno afecta a los axones, esto es, las prolongaciones de las neuronas que participan en la conducción de los impulsos nerviosos, y a las propias conexiones nerviosas o sinapsis.
Esto puede llegar a provocar muy distintos síntomas y discapacidades que en cada paciente se manifiestan de forma diferente, y que incluyen desde problemas en la vista y pérdida de memoria hasta fallos en la coordinación y dificultad para caminar.
Ahora, un equipo de investigadores del Departamento de Neurología de la Universidad de California, en Los Ángeles, sugiere que los mecanismos moleculares que subyacen en cada una de esas discapacidades difieren entre sí y que un tratamiento neuroprotecor especialmente adaptado para cada una puede ser más eficaz en conjunto que uno no específico.
En un ensayo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, los científicos señalan que se centraron en los astrocitos, un tipo de células con forma de estrella que se encuentran en el cerebro y que parecen jugar un papel importante en el desarrollo de la enfermedad. Así, utilizaron ratones para examinar la expresión génica de estas células en diferentes regiones del cerebro y la médula espinal que participan en distintos procesos cognitivos, en el sentido de la vista o en el simple hecho de andar.
Con informacion de Muy Interesante.