MÉXICO.- El pasado viernes en Ciudad Obregón, Sonora se desató una balacera a escasos 100 metros de la escuela primaria Colegio de Occidente, con saldo de dos delincuentes muertos.
Ante este hecho y para calmar a sus alumnos la maestra Rocío Romero pidió a sus estudiantes que se tiraran pecho tierra y cantaran, y los tranquilizó diciéndoles que era un simulacro.
Rocío Romero Monge, maestra del Colegio de Occidente, dijo que al escuchar las detonaciones, los niños no sabían qué sucedía en el exterior del salón de clases.
Para calmar a sus alumnos, les pidió que cantaran e incluso algunos empezaron a moverse del suelo.
Los alumnos se tranquilizaron, pero uno le reclamó: “Usted dijo que no era (una balacera de verdad)”, y la maestra le respondió: “En los simulacros tenemos que hacer todo al pie de la letra”.
Los alumnos permanecieron en la escuela hasta que pudieron salir con seguridad.
La maestra compartió el video en las redes sociales, para que los padres supieran “que los niños estaban salvaguardados que no iba a pasar nada”.
Desde hace cinco años, en todas las escuelas y centros de trabajo de Sonora se aplica el protocolo “Café”, que significa resguardarse de una balacera tirándose al suelo, en un lugar seguro.
Pero este no es el primer hecho donde una maestra se convierte en “heroína”, en mayo de 2011 en un kínder en Monterrey, la maestra Martha Rivera Alanís estaba dando clases cuando gritó a sus alumnos que se tiraran al suelo luego de escuchar el inicio de una balacera.
La profesora empezó a cantar “si las gotas de lluvia fueran de caramelo” dentro del salón de clases del jardín de niños “Alfonso Reyes”, ubicado en la colonia Estanzuela, para calmar a los menores.