A poco más de cuatro meses de que los mexicanos elijamos a quien va a sucederlo en la Presidencia de la República Enrique Peña Nieto se sigue confesando incomprendido, reclama reconocimientos que cree que merece y apela a la memoria de los mexicanos, sin entender (pocas cosas entiende) que es precisamente eso lo que tiene hasta el fondo a su partido y a su candidato en las preferencias electorales.
Así es mis queridos boes, esta vez ‘los pucheros’ de Peña Nieto los hizo en Sonora, donde reconoció, sin querer reconocerlo, que el país está harto de su partido, de su equipo y sobre todo de los resultados que en este sexenio se han obtenido.
Y es que EPN presume una estabilidad económica que solo en los discursos se registra, porque los bolsillos de los de a pie cada vez están más tiempo vacíos, porque las bondades de las reformas estructurales que presume, han sido un calvario para la inmensa mayoría de los mexicanos que ven subir la luz, el gas y la gasolina y con ello la canasta básica.
Ayer no se aguantó y micrófono en mano compartió la preocupación de él y su gabinete y la reflexión que hacían en el vuelo rumbo a Sonora.
“Yo les preguntaba: ¿cómo poder comunicar, cómo poder compartir ante la sociedad estos avances?, ¿cómo hacer posible que se asimilen los logros y podamos desterrar lo que algunos llaman este irracional enojo social?”, dijo
Entonces reveló a la conclusión que llegaron los ‘sesudos’ que han ‘movido’ a México los últimos 5 años y cacho: memoria, hay que apenas a la memoria de los mexicanos.
“Hay que pensar bien las cosas, tener memoria de en dónde nos encontrábamos hace seis años y cuánto hemos avanzado hasta ahora, sin dejar de ser autocríticos, sin dejar de reconocer en dónde todavía tenemos mayores rezagos, dónde nos ha faltado avanzar de manera más importante”, añadió
“Repito, como Presidente de la República soy el primero en ser autocrítico y reconocer dónde hay rezagos, pero también el primero en demandar de manera acomedida el que haya memoria entre nuestra población, entre nuestra sociedad, y sepamos también reconocer de avances, de logros y de beneficios que en el tiempo se han ido obteniendo”.
No creo que sea tan difícil entender que ese ‘irracional enojo social’ como le llama Peña Nieto al ‘estamos hasta la madre’ de la mayoría de los mexicanos tiene que ver precisamente con la memoria de quienes hace seis años votaron por él y sus promesas.
Porque a los mexicanos, y menos a los que creyeron en aquel de “te lo firmo y te lo cumplo” que prometía: bajar las gasolinas, obviamente acabar con los gasolinazos, terminar con la inseguridad, más empleos y mejor pagados, acabar con la corrupción y muchos otros.
En contra parte lo que hay es: gasolina súper cara, gas y luz cuyas tarifas truenan al comercio y la inseguridad a niveles récord que espantan, miles de muertos, cientos de secuestros, extorsiones a la alza y la corrupción enquistada en la propia residencia oficial de Los Pinos.
Para Tamaulipas por ejemplo prometió el Puerto Matamoros, que hoy sigue siendo un proyecto, prometió todo un sistema de obras hidráulicas en la zona sur que terminarían con las inundaciones y hasta una presa, nada de eso se hizo, prometió una presa para la frontera y ni siquiera a un proyecto ejecutivo llegó.
¿Cómo se atreve entonces el presidente apelar a la memoria de los mexicanos, de los tamaulipecos, cuando es precisamente por tener memoria que su imagen en el país es la peor desde que se comenzó a medir la popularidad de loa presidentes, hoy más de 7 de cada diez le reprueba?
¿Le hará sentido la más reciente encuesta que publicó Forbes, apenas ayer y que acreditó a Mendoza Blanco y Asociados, en la que queda bien claro que su candidato José Antonio Meade está, por decir lo menos en un lejano tercer lugar de las preferencias electorales.
La medición que publicó Forbes (repito Forbes para que el IETAM los cite a ellos y no a mi) indica que Andrés Manuel López Obrador sigue a la cabeza, aunque ya ora ya practicamente empatado con Ricardo Anaya y al fondo Meade.
Los números son así: AMLO 30%; detrás Anaya con 26% y Meade 16%, con esos porcentajes cierran la precampaña y llegan al tiempo en que no deben aparecer en promocionales, ni hacer mítines, ni pedir el voto.
Es decir el candidato tricolor va a comenzar la campaña allá por abril, casi a 15 puntos de distancia del puntero y a diez del segundo lugar, solo un milagro lo haría llegar a junio con posibilidades de dar la batalla.
Recordemos que históricamente el PRI y su candidato pierden puntos en cuanto se acerca el día de la elección, lo que de repetirse podría ubicarle en el peor de los candidatos tricolores, por debajo de las debacles de Francisco Labastida y Roberto Madrazo y todo gracias a la memoria de los mexicanos.
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