MÉXICO. El suelo blando que recubre el lecho del lago sobre el que se edificó la Ciudad de México amplificó las sacudidas del sismo del martes y aumentó su fuerza destructiva, dijeron sismólogos, quienes intentan comprender mejor el terremoto que dejó más de 200 fallecidos.
Los científicos analizan algunas rarezas del terremoto de magnitud 7,1, incluida la ausencia de réplicas, y si de alguna manera está relacionado con un temblor más fuerte que golpeó el sur del país casi dos semanas antes.
La Ciudad de México está construida sobre suelos profundos y suaves que alguna vez fueron un lago. En lugar de amortiguar los terremotos, eso exagera sus efectos, dijo James Jackson, profesor de Geofísica en la Universidad de Cambridge en Inglaterra. «Es como construir sobre una gelatina».
Las vibraciones u ondas sísmicas de las rocas duras más profundas son amplificadas por el suelo y sedimentos de arriba haciendo que la superficie -y que las estructuras construidas en la superficie- se agite más tiempo y de manera intensa.
Los sedimentos blandos fueron la principal causa de los daños en el terremoto de 1985 en la Ciudad de México, según el geofísico Geoffrey Abers de la Universidad de Cornell.
Cinco placas rodean México
Tradicionalmente la costa oeste de México registra grandes sismos por el frotamiento entre la placa oceánica y la placa continental.
Se trata de un «sismo intraplaca», que ocurre al interior de una placa, y no un «sismo de subducción» clásico (ruptura en la interfaz de la placa oceánica y la placa continental). Fue lo que ocurrió el 7 de septiembre.
El epicentro del terremoto del martes estuvo situado a 120 kilómetros de la capital mexicana y se dio a una profundidad de 57 kilómetros.
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