22 abril, 2025

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Crónica urbana

“Anda, ve a saludar a don Enrique porque es su cumpleaños”

Crónica urbana

Me dijo mi amigo y jefe Jorge Aguilera Noriega, cuando fungía como Director de Delegaciones de CONASUPO, en la Ciudad de México. Y ni tardo ni perezoso acudí a la Secretaría de Hacienda para saludarle. Decenas de paisanos acudían a saludar a don Enrique Cárdenas González, flamante Subsecretario y amigo personal del presidente Echeverría.
Don Enrique fue el enlace más importante en mi existencia por el arte, porque recomendado ante Jorge Aguilera, se me brindaron oportunidades de trabajo que me permitieron dedicar gran parte de mi tiempo a escribir y pintar.
El punto clave fue mi amigo Morelos Jaime Canseco, con quien mantuve una sincera amistad cuando permaneció olvidado en una modesta oficina, la Dirección Jurídica de PEMEX, donde atendió con generosidad a los tamaulipecos.

“No te mando a una Aduana porque te corrompes”
Ya con don Enrique en la Subsecretaría, me encontré con un buen amigo. El Lic. Morelos Jaime Canseco, a quien le dio instrucciones don Enrique Cárdenas para que me recomendara ampliamente con Jorge Noriega. Una tarjeta grande, puntualizaba que me diera empleo. El licenciado Morelos me saludó con el afecto de siempre, desde que llegué a estudiar a la Escuela Nacional Preparatoria. Y me dijo; “no te mando a una aduana porque te corrompes”.
Y me mandó con Jorge Aguilera a CONASUPO, donde de inmediato se me dio empleo como parte de las campañas de apoyo en los estados en las siembras de maíz, sorgo y maíz. Viajé por casi todo México, conocí la riqueza y la pobreza de México. El Bajío, desde Jalisco a Guanajuato, hasta las sierras de pobreza de Querétaro, Michoacán, Colima, Nayarit, penetrando en la selva de Guerrero en las áreas de control del guerrillero Lucio Cabañas. El México más hermoso en la montaña y el mar, un país de belleza y gran producción. Había muertes, pero no delincuencia. En Michoacán escribí los mejores poemas de amor y en Guerrero, rubriqué con el mar y la montaña las canciones de Agustín Ramírez, el poeta cantor, que estudió aquí en la Normal Rural de Tamatán, tío del escritor José Agustín. Amores tórridos, amores de cabaret, amores lindos de los caminos de Michoacán.
Dejé la facultad de filosofía, y posteriormente me regresé a la Ciudad de México, reingresé a la UNAM, y cultivé las amistades más lindas con pintores y escritores. Con mi compañero de cuarto y de vida, Carlos Flores Rico, que posteriormente me daría la espalda.
Cultivé amistad cerrada con Roberto Bolaño, con Juan Cervera, con Juan Diego Razo Oliva, Bruno Montane y muchos más de gruesos calibres. Y le pedí a Jorge Aguilera que me diera la oportunidad de ir a Vermont, donde fui a aprender el inglés algodonero que poseo, Nueva York y Canadá.
Y eso lo conseguí gracias a la recomendación de ese gran viejo que fue Don Enrique Cárdenas, amigo de verdad, y que hoy sentimos su partida. En verdad, lo agradezco en mucho, saludos a las familias Cárdenas del Avellano, con mi mayor afecto y respeto. Tuvieron un Gran Padre.

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