29 abril, 2025

29 abril, 2025

Pata de perro: Con los peritos de Tránsito

Las consecuencias de “meterle pata” al acelerador y conducir de manera irresponsable pueden ser catastróficas, y para entenderle a esta maraña de detalles a considerar al deslindar responsabilidades no hay nadie mejor que estos señores

CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Semáforo en rojo y rechinido de llantas. Un golpe retumba en el crucero y el coro de claxon y silbidos. Chismosos disfrazados de curiosos “muy preocupados” se acercan a la escena urbana más común en los cientos de miles de metros cuadrados de pavimento de la ciudad: un percance vial.

Empiezan los gritos, los manoteos. El embotellamiento es inevitable. Los que alcanzan a pasar a vuelta de rueda no pueden disimular la mueca de desagrado al contemplar los daños materiales que han sufrido las unidades motrices. Pedazos de plástico, terrones de lodo y un charco de agua, aceite y líquido refrigerante crean una mancha tornasol en el suelo con pequeños destellos que provocan los cristales hechos añicos.

Suena una sirena. Los primeros en llegar son los estatales con su actitud de “a ver a ver… ¿qué está pasando aquí?…

Minutos después la patrulla con los logos del Departamento de Tránsito se estaciona a unos metros con la torreta encendida.

Una figura conocida desciende e inicia el escaneo del lugar. El perito de Tránsito se vuelve el personaje central de este drama cotidiano. Algunos accidentes son más que obvios. Otros parecen ser un verdadero acertijo, pero no para Homero Walle Juárez que con sus cuarenta años de experiencia puede descifrar cualquier escenario. El Caminante se lanzó a echar una platicada con el jefe del Departamento de Peritos, que ya está bien fogueado en la práctica de resolver este tipo de laberintos.

Su labor consiste en acudir a los accidentes viales e investigar para fincar una posible responsabilidad.

Posición de los vehículos, huella de frenado, y el madrazo en la carrocería son algunos de los elementos que se deben tomar  en cuenta al analizar un evento como éstos. Posteriormente redactará el parte de accidente en el cual se asientan los pormenores de los hechos.

En muchos de los casos los participantes se ponen de acuerdo y arreglan sus diferencias en pleno choque, pero cuando no es posible conciliar el perito de tránsito turna el caso a la agencias del ministerio público y se resguardan los vehículos.

Actualmente hay nueve peritos trabajando en el departamento, tres por guardia, y aunque el número pareciera ser limitado, la chamba como quiera sale.

Para llegar a ser perito de Tránsito se debe aprobar un curso por medio del encargado de educación vial y recibir actualizaciones posteriormente, como las que imparte la Policía Federal de Caminos en el destacamento local.

Un dato curioso: su jurisdicción se halla en cierta forma fragmentada pues aunque abarca naturalmente toda la mancha urbana en la carretera Interejidal llega solo hasta el kilómetro 23, pero camino a Llera (por la carretera vieja a Mante) solo llegan hasta el Hotel Las Fuentes, todo ese tramo desde Ciudad Victoria al crucero con la Rumbo Nuevo es del ámbito federal, pero ya rodando en esa carretera hasta el kilómetro 26 (antes del túnel) si es jurisdicción del departamento de Tránsito Local ¡Vaya rompecabezas!.

De igual forma en la carretera a Monterrey, llega solo hasta donde termina una conocida tienda departamental… perooo… si el accidente es dentro de las calles del ejido Benito Juárez (el único ejido del mundo con un Liverpool en sus dominios) entonces si les toca a los uniformados de blanco y verde fosfo.

A primera vista se percibe un poco complicado, así que si el lector tiene algún percance vial asegúrese de dar las indicaciones correctas de como llegar al lugar (y si no es su jurisdicción no se esponje, todo tiene su razón, diría la Sonora Santanera).

Ciudad Victoria es la capital de los choques. Aproximadamente (a vista de buen cubero) el Caminante tantea que 9 de cada 10 accidentes viales son por falta de precaución al conducir, ya sea por no hacer alto, ir bobeando, o en la pendeja checando el “feis” en el celular.

Es por esto que para el comandante de los peritos de Tránsito, una manera muy sencilla de ayudar a reducir el alto número de accidentes es practicar una buena cultura vial.

“Si tan solo se procurara seguir al pie de la letra un artículo del reglamento que dice que quien conduce debe ser cortés con todo automovilista, motociclista y peatones, la cosa cambiaría mucho. Hay muchas personas que no acatan la orden de hacer alto total, hacen ‘medio alto’ y es cuando viene el golpe”.

La plática se tiene que interrumpir un momento pues dos participantes en un choque se presentan para conocer el peritaje.

Don Homero lee los generales de cada quien, y con toda la paciencia posible explica la situación a los involucrados los datos del percance. Uno de los presentes acepta su responsabilidad ante el afectado, y mediante su abogado expresan la disposición de firmar un convenio para pagar los daños causados.

El automovilista afectado le platica al Caminante que desde el principio deseaba llegar a un arreglo pero el causante del golpe se había “acalambrado” porque conducía el coche de su patrona.

“Y lo peor es que la señora conoce a mi jefe y le llamo para meter su cuchara en la situación, pero como tengo ya muchos años trabajando con el, me respaldo y pues aquí estamos”, relata el afectado.

Al parecer esta reunión conciliatoria resultó exitosa y ambas partes pactan como caballeros para resolverla… todo iba muy bien hasta que llega la patrona del señalado como responsable del trancazo y empieza a “externar” sus impresiones de los hechos.

“Soy la apoderada del coche y tengo dudas del peritaje… porque la otra persona pego por detrás, mi empleado puso su direccional y el otro venía muy recio y toda la vida la persona que pega por detrás es responsable por no guardar su distancia” alega la señora muy alterada.

El perito le ofrece turnar el caso a la agencia del ministerio público para que se haga un análisis más a conciencia pero la señora refuta levantando la voz:

“¡a mi no me interesa! ¡Yo no tengo tiempo pa’ perder! “Yo tengo dudas y no es la primera vez”.

De manera ecuánime el especialista en vialidades elige terminar con la discusión y limitarse a hablar solamente con los involucrados en el choque.

Este tipo de episodios tienden a repetirse muy a menudo, pues como suele pasar, todos creen tener la razón, pero el experto es quien tiene la última palabra para presentar cada mínimo detalle del caso. Es un hecho de que no todos van a salir satisfechos de una situación así, pero definitivamente pueden evitarse el entripado respetando el reglamento de Tránsito lo más que se pueda.

Esta chamba, aparte de proveerle al perito mucho trabajo de investigación y una que otra mentada de madre, suele conllevar fuertes riesgos pues más de una vez el perito con todo y patrulla acaban accidentados al acudir a toda velocidad al lugar de los hechos. En cuatro décadas de servicio, Don Homero ha sufrido tres percances viales, todos a bordo de una motocicleta, uno de los cuales le provocó lesiones de consideración que lo mantuvieron inmovilizado algunas semanas.

Pero el llamado del deber es imposible de ignorar y precisamente por eso el jefe de peritos tiene que “meterle turbo” al jale, porque hay otros cuantos citados a conocer peritajes.

El Caminante se despide con una nueva perspectiva del trabajo de los peritos de tránsito y con la firme idea de respetar y acatar el reglamento lo más que se pueda… para no acabar en una “reunioncita” como ésta. Suficiente Para de Perro por este día. Conduzca con precaución.

Facebook
Twitter
WhatsApp