CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- De los 10 mil 270 embarazos que se registraron en el 2017 en Tamaulipas, 270 corresponden a menores de 15 años, lo que enciende focos rojos para las autoridades de salud y defensa de los derechos de las niñas y adolescentes.
La Directora del programa “Niñez y Adolescencia” de la Secretaría de Salud, María de Jesús Rodríguez, asegura que, pese a que del 2016 al año pasado se disminuyeron los embarazos en adolescentes en alrededor de 500, las cifras siguen altas, “el año pasado cerramos con 10 mil 270 embarazos, de los cuales 270 fueron en menores de 15 años y poco más de 10 mil en adolescentes de 15 a 19 años”.
Desde finales de la década de los 60s con los cambios en las políticas de población y el impulso a los programas de
planificación familiar, los niveles de fecundidad disminuyeron considerablemente en México, el embarazo en menores y adolescentes sigue presente como un problema latente que
debe ser atendido.
Son las ciudades grandes los que tienen el mayor número de mamás niñas y adolescentes, ocupando los primeros lugares, Reynosa, Matamoros, Nuevo Laredo, Victoria, Tampico y Altamira en la zona sur del estado.
Aunque otros municipios pequeños, como San Nicolás, San Carlos y Villa de Casas, no se escapan de esta situación, de acuerdo a la especialista de la Secretaría de Salud, quien señalan que esta situación representa un reto para atender los múltiples factores que inciden en que una niña o una adolescente esté embarazada.
“No nada más es cuestión de salud o de bienestar social, algunos tienen que ver con factores sociales”, agregando que situaciones en casa como la falta de afecto, valores y atención de los padres, también juegan un papel importante ante esta problemática que se vive a nivel nacional. “Se buscan estrategias para incidir en la prevención y evitar que una chica que ya tuvo un bebé se vuelva a embarazar, aunque lo más importante es evitar que se vuelvan a presentar en la adolescencia”.
De acuerdo a datos del Instituto de Estadística, Geografía e Informática (Inegi), del 2005 al 2015, en el país se registraron 72 defunciones de niñas entre 10 y 14 años de edad por razones de maternidad.
Especialistas en salud advierten que una niña embarazada, tiene riesgos de presentar partos prematuros, problemas de presión alta (preeclamsia) y hemorragias durante el embarazo, parto o puerperio, que pueden dar a lugar a infecciones severas.
Como el cuerpo de una niña, aún no se ha desarrollado por completo, la mayoría de los partos deberán ser por cesárea, con los riesgos que esto conlleva, el más severo, la muerte para ella.
Además, una niña que da a luz, puede padecer desnutrición, descalificación o anemia, debido al aporte nutricional que requiere su bebé para el desarrollo, que de no atenderse, también deriva en problemas graves de salud.
Un fenómeno que alcanza, especial y mayormente a las jóvenes embarazadas es el aborto, practicado de manera clandestina pero que representa un riesgo para la vida de la madre que se lo practica, según advierte el delegado de Provida en Victoria, Francisco Joel Rodríguez Domínguez.
“El aborto se sigue dando y va a seguir creciendo este problema hasta que las políticas públicas de salud no cambien, no hay la suficiente orientación a los jóvenes, faltan valores entre las familias y a veces las leyes tampoco ayudan a resolver este problema”.
Aunque no se tienen cifras oficiales del número de abortos que se practican, pues todos se dan en la clandestinidad, señaló que la falta de educación y valores de los jóvenes, lo que propicia a tomar decisiones erróneas que después tratan de resolver de esta manera.
Los daños colaterales
El embarazo en niñas y adolescentes afecta negativamente no sólo la salud, el acceso a oportunidades recreativas, sociales y laborales especializadas y de calidad y el desarrollo humano, sino también la permanencia en la escuela.v
Entre otras razones, está el bullying del que son víctimas por parte de sus mismos compañeros, por lo que en algunos municipios, se les brinda apoyo para que continúen sus estudios desde casa.
