Aunque se veía venir, pocos esperaban que ocurriera tan pronto. La renuncia de Margarita Zavala a su candidatura sorprendió por la forma (eligió un programa de Televisa para darlo a conocer) y porque su anuncio dejó en el aire más dudas que certezas.
La causa principal que señaló en Tercer Grado fue “la congruencia y honestidad política”, también dijo que era una forma de dejar en libertad a los que “generosamente” la han apoyado, para que elijan el proyecto que más le convenza de entre los cuatro candidatos presidenciales que quedan en competencia.
Pero es cierto que desde hace algunos días se percibía en el ambiente la posibilidad de que la ex primera dama diera un paso al costado.
Sus números estaban estancados, la operatividad de su campaña se complicaba cada vez más, y lo más grave: desde diferentes sectores, arreciaba la presión para que declinara en favor de Ricardo Anaya.
No es casualidad que apenas el lunes, el candidato del Frente la hubiera invitado a crear un proyecto conjunto.
Ni que ayer haya sido el primero en llenarla de halagos y flores luego de que se diera a conocer su decisión.
Todavía es un misterio si Margarita al final terminara por levantarle la mano a quien llenó de críticas y cuestionamientos, pero quedan pocas dudas de que a la ex candidata independiente le pesaron los embates que empezó a recibir desde actores supuestamente afines al calderonismo.
Lo que ocurrió es que en las últimas semanas, los empresarios que en un momento la apoyaron con recursos económicos finalmente se convencieron de que su candidatura no tenía posibilidad alguna de prosperar, y le cerraron la llave del presupuesto.
Sin apoyo ciudadano, y asfixiada económicamente, a Margarita no le quedó más remedio que tirar la toalla, acaso con la esperanza de que el poco capital político que acumuló en estas semanas, pueda servir como moneda de cambio para transar con alguno de los que todavía tienen chances de ganar.
Es verdad que la ex candidata se cuidó de no brindar su apoyo a Ricardo Anaya, pero es evidente que en el frente se relamen los bigotes porque suponen que si los seguidores de Margarita representaran tres puntos en la elección y se sumaran a su causa, podría ser suficiente para darle pelea a López Obrador en una elección competida.
Pero las últimas encuestas que se han publicado no necesariamente confirman esta suposición.
Según el periódico Reforma, los posibles votantes de Margarita en realidad se repartirían en partes similares entre Anaya, AMLO y Meade.
Eso explica que ayer hasta López Obrador por medio de Yeidckol Polevnsky le haya tendido la mano a Zavala.
“Quiero dar mi reconocimiento para ella, porque creo que es un tema de respetarse a uno mismo y no estar siendo comparsa de los partidos haciendo el juego sucio, porque a fin de cuentas, cuando uno ve el caso del otro independiente y se da cuenta de la forma en la que lo recibieron, te das cuenta que realmente está a sueldo”. dijo la polémica presidenta de Morena.
Por supuesto, Meade quien a estas alturas se aferra a cualquier salvavidas, también se sumó a la ola de “cebollazos” para Margarita.
Es la lucha por el poder en todo su esplendor… Se agota el tiempo y hay demasiado en juego, tanto que hasta los míseros dos o tres puntos que acumulaba Zavala, se convirtieron en el botín que todos quieren.




