Primera de Dos Partes
CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Cuando Rodolfo marcó el número telefónico de “Neto” Robinson para felicitarlo por su cumpleaños, un fuerte impacto sacudió la camioneta en que viajaba junto con Enrique Blackmore, Enrique De la Garza y Alejandro Martinez ‘El Bolillo’. El celular cayó de sus manos y, mientras se recuperaban por el golpe, una voz del exterior le gritó y ordenó: ¡Bájese!.
-”Esto es una confusión. Déjenme arreglarlo”, dijo el candidato a gobernador.
Bajó de la camioneta, todos lo hicieron al mismo tiempo. Rodolfo se identificó. El hombre que le ordenó bajar le responde con un: “ya sé”.
Todos fueron tirados al suelo y vino la ejecución. Ahí se acabó la vida de Rodolfo Torre. Sobre el asfalto quedaron los cuerpos del candidato a gobernador, Enrique Blackmore y los escoltas Luis Gerardo Zubiate, Rubén López Zúñiga y Francisco López Catache. Sobrevivieron al ataque, Alejandro Martínez, Enrique de la Garza y un escolta.
La acción fue quirúrgica, cronometrada: bastaron menos de dos minutos para consumar la ejecución.
Ocho años después del crimen, todo sigue igual, el expediente de 11 tomos, de mil fojas cada uno, ha pasado de la Fiscalía designada para el caso, a Averiguaciones Previas, a la ex SIEDO y la última ocasión que revisó en el 2015, estaba en la Coordinación de Asesores de la Procuraduría.
No hay detenidos y no hay indiciados, a pesar de que fueron llamados a declarar más de 300 personas, entre ellos los ex gobernadores Eugenio Hernández, Egidio Torre, Beba, la esposa de Rodolfo, su comité de campaña, candidatos opositores, líderes de partidos y hasta un jefe de alto nivel, del crimen organizado.
Las últimas horas
El 28 de junio del 2010, Rodolfo Torre Cantú tenía en su agenda dos cierres de campaña: en Valle Hermoso a las 5 de la tarde y en Matamoros a las 8 de la noche. Rodolfo Torre Cantú estaba seguro del triunfo, pero quería ganar todo: alcaldías y diputaciones.
“Ya estamos cerquita de la victoria”, dijo a Ricardo Gamundi, líder estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI), después de presentar “Sus compromisos por Tamaulipas” el domingo 27, en el Polyforum.
Futbolero de corazón, después de salir del acto, Rodolfo invitó a toda la estructura de Victoria a ver el partido México-Argentina en al Centro Cívico. A pesar de la derrota de 3-1, el candidato no perdió su buen humor y se alistó con todas las figuras del priísmo estatal, para el cierre de campaña en Altamira y Tampico.
El cierre de Tampico y Madero se hizo en el Estadio Tamaulipas. Hubo desorganización, el lugar no se llenó; los errores de los equipos de campaña del sur, obligó a que Rodolfo ordenara a sus enlaces en el puerto, Jaime Rodríguez y Salomón Rosas, corregir las fallas el 28 de junio. Al final del evento, Rodolfo ordenó para cenar en el vuelo de regreso a Victoria, unas “tortas perras”.
En el avión lo acompañaban Beba, su esposa, Gamundi, Enrique Blackmore, Manuel Muñoz, ‘El Bolillo’ y Ramiro Hernández, delegado del Comité Ejecutivo Nacional del PRI.
Durante el vuelo se revisó la agenda del día siguiente: los cierres en Valle Hermoso y Matamoros, y la conferencia de prensa de los lunes.
Ya en Victoria, Rodolfo trabajó hasta muy noche en su casa. El equipo de campaña acordó que por la mañana volarían a Valle Hermoso: El candidato, su esposa Beba, Enrique
Blackmore, “El Bolillo” y Enrique de la Garza Montoto. “Háblale a mi cuñado Quique y dile que nos acompañe al cierre”, le ordenó Rodolfo al Bolillo. Así se incorporó al grupo en la mañana.
El lunes 28 de junio, alrededor de las 7:30 horas, Rodolfo desayunó con un amigo personal que tenía años de no ver. Jugo, café y quesadillas de ‘Las Tres Marías’ que ordenó traer para comer, fue su último alimento.
Pasadas de las 9:30 horas, empezó la movilización para el traslado al aeropuerto. A las 10:00 horas, todos estaban a bordo. Su familia: Beba, Paulina, Laura y Rodolfito, lo alcanzarían en otro avión en Matamoros. -”No falta nada, ¡vámonos!”, expresó Rodolfo.
Las camionetas enfilaron hacia el Libramiento. Un auto Pointer rojo comenzó a seguir al convoy. En el interior empezó a revisar los pendientes. Era una costumbre de Rodolfo, marcar por teléfono a los amigos y conocidos que cumplían años. La primera fue la mamá de Enrique Blackmore, que justo el 28 de junio cumplía años. Blackmore le pasó la llamada y Rodolfo le mandó un abrazo y un beso. -¿Quien más cumple?, preguntó.
El doctor Alejandro González, también recibió en ese momento la llamada del candidato para mandarle un abrazo. Ya sobre la carretera a Soto la Marina, nadie se percató de que los seguían el Pointer rojo, una camioneta Van y una suburban verde, a corta distancia. Cuando marcaba el número telefónico de “Neto” Robinson, para felicitarlo por su cumple, se produjo el impacto contra la camioneta. Todo fue en fracción de segundos, apenas un escueto intercambio de diálogos y la vida se acabó para Rodolfo Torre, Enrique Blackmore, y los tres escoltas.
Del proyecto a la tragedia….
Los primeros días de octubre del 2009, Rodolfo Torre empezó a recibir señales claras de que él sería el candidato del PRI a la gubernatura en el 2010.
-”No lo comentes ni con Beba, tu esposa. Porque si esto trasciende, no habrá más encuentros, ni charlas, ni consejos. Y puede que la decisión se cambie y se vaya en otra dirección”, le dijo un personaje cercana a la cúpula priísta.
-”No te preocupes, la discreción y toda la lealtad va para el gobernador. Yo hago lo que me digan”, fue la respuesta de Rodolfo.
Rodolfo Torre daba la impresión que era un hombre ordinario, que no tenía alcances ni proyectos a futuro, fuera de la gubernatura, pero una mañana, ya en el proceso de
construcción de lo que era su virtual candidatura, sorprendió con una confesión al enviado de Eugenio.
-”Tamaulipas debe sonar fuerte en todo México”. ¿Cómo?.
Así lo explicaba:
“Necesitamos nuestro Atlacomulco tamaulipeco para trascender políticamente en el estado y en el escenario nacional. Hay que formar cuadros políticos jóvenes para construir proyectos y seguir en el poder. El líder del grupo debe ser Eugenio, a quien primero hay que proyectar como senador en 2012. Que se acaben los grupos regionales y que surja uno grande, donde estén ex gobernadores, ex senadores, ex alcaldes, ex líderes del partido. No es una locura; se puede lograr. Portes Gil lo hizo, otros grupos políticos de otros estados lo han hecho y han trascendido, y escalado posiciones de poder nacional”, decía.
“Es una visión muy ‘chingona’, pero es muy difícil que prospere”, expresó Eugenio cuando conoció las ideas futuristas de Rodolfo. A pesar de opinar diferente, Eugenio nunca dudó de la candidatura de Rodolfo y sólo una cosa le preocupaba:
-”Era demasiado bueno, a nadie le decía que no, con nadie se peleaba y, en política, eso, a la larga es malo. Aquí se tiene que tener algo de maldad; ser cabrón. Rodolfo tiene todo, pero eso no se le da, esa es su naturaleza, pero con el tiempo y el poder, se volverá cabrón”, confiaba Eugenio.
El dolor, el drama y la unción de Egidio
Del radio Matra, cuya frecuencia compartían todos los integrantes de la campaña, el gobernador Eugenio y los primeros mandos de los cuerpos de seguridad, escapó una primera alerta:
-”Hay un altercado de los escoltas del candidato con desconocidos”.
En segundos, de la misma frecuencia del Matra, volvió a escucharse:
-¡Atentan contra el candidato!. ¡Atentan contra el candidato!”.
Ricardo Gamundi, que estaba en el previo a la conferencia de prensa en Los Ebanos, llamó al teléfono de Enrique Blackmore, pero ya no contestó. Marcó al “Bolillo” y este le alcanzó a contestar diciendo que los habían matado a todos y que mandara ambulancias. El líder del PRI llamó al gobernador para confirmar la mala noticia.
Justo cuando lo desconectaban de la máquina dializadora en el Hospital General, Manuel Muñoz Cano, coordinador de la campaña, recibió la noticia. Se enfiló a Casa de Gobierno e
instruyó al director jurídico de la campaña, Herminio Garza, que fuera al lugar de los hechos. En tercer piso de palacio, todos corrían. En el trayecto hacia la esquina del poder, el Mayor Espinosa, jefe de seguridad del gobernador, gritaba alarmado.
En su oficina, Eugenio estaba en shock. La primera llamada que contestó, fue del presidente Felipe Calderón. Tras recibir el pésame, este le ordenó tajante:
-”Hay que suspender las elecciones. No puede haber elecciones así”.
La reacción de Eugenio fue atropellada y balbuceante: “Vamos a ver primero a la familia, a darle el pésame. Yo no puedo pensar ahorita en suspender elecciones”, le dijo a Calderón.
En el despacho del gobernador ya estaba Mario Ruiz Pachuca, Toño Martínez, Morelos Canseco, Ricardo Gamundi, Jaime Rodríguez, ‘Coché’.
-¡Vámonos de aquí!, ¡Vámonos a Casa de Gobierno!. La prensa ahorita nos va a tumbar la puerta!. Fue la recomendación, y así salieron en tropel todos, rumbo a Casa de Gobierno.
En el trayecto, Eugenio ordenó cambiar la ruta, ir a darle el pésame a la viuda. Afuera de la casa los esperaban José Manuel Assad y su esposa Paty. Adriana González ya se había incorporado al grupo. Manuel Muñoz llegó. Fueron 10 minutos de pésames. Al salir, Eugenio volvió a cambiar el trayecto del viaje.
-Ahora quiero ir a darle el pésame al doctor Egidio y a Egidio. Ya ahí, sólo se fue con ‘Coché’, su secretario particular, pero antes, ordenó que todos se fueran a casa de gobierno, y con un encargo principal:
“Vean el tema de la sustitución”. A Eugenio le sacudían en la cabeza las palabras de Calderón: La cancelación de las elecciones y el candidato sustituto.
En el camino a la casa del doctor Egidio, en su Black Berry, Eugenio recibe un mensaje de Mario Ruiz Pachuca:
“No pierdas de vista a Egidio. Es tu amigo, es tu brother, ha sido tu socio, y es hermano de Rodolfo. Ah, y está elegible, jurídicamente está elegible. Considéralo”. Eugenio respondió con un: “¡Yeeeesssssssssssssssssssssss!”. Cuando Eugenio estaba de acuerdo con algo, solía responder de esta manera.
Óscar Almaraz, Manuel Muñoz, Ramón Garza Barrios, El “Guero” Assad no estaban elegibles, porque no habían pedido licencia a sus cargos.
A las 12:05 horas, en el lugar del crimen, los cuerpos de Rodolfo, Blackmore y los escoltas fueron levantados y llevados a los servicios forenses. Con la temperatura arriba de los 34 grados, no podrían dejar más tiempo los cuerpos, explicaron los peritos de la Procuraduría de Justicia al grupo de peritos de la PGR, que llegó al filo de las 12:30, al lugar. Alejandro Martinez y Enrique de la Garza, ya estaban en el Hospital General. Los doctores, encabezados por Jorge Salinas, trataban de salvarles la vida.
-Tras el pésame a los “Egidios”, Eugenio regresó a Casa de Gobierno y lo primero que preguntó al grupo, fue: ¿Cómo van?. Se dirigió a Morelos Canseco: -A ver licenciado,
¿Puede haber candidato sustituto?. Éste respondió: -“Sí. Perfectamente, sí puede haber candidato sustituto”.
Eugenio se disponía a recibir al Secretario General del PRI, Jesús Murillo Karam, a los gobernadores priístas del país y a los líderes de los sectores que ya venían en camino a Tamaulipas. En ese momento, el nombre de Egidio, vuelve aparecer en la conversación en un privado de la Casa de Gobierno.
“Si Egidio no es, van a decir todos que tú lo mandaste matar y, en estos momentos, no es irte por una decisión para poner a uno de los tuyos. Es una decisión de Estado. Si no pones a su hermano, te van acusar toda la vida de que tú lo mandaste matar. Si quieres eso, entonces pon al que tu quieras”.
Murillo Karam irrumpió de forma atropellada en la oficina del gobernador. -“Gobernador- dijo- la presidenta viene en camino (Beatriz Paredes), y vienen en camino todos los gobernadores. Quiero decirte gobernador, que la decisión que tú tomes, será respaldada por todos”.
Ya en la tarde, tras un encuentro con todos los gobernadores y los sectores, se emitió un comunicado condenando el crimen y pidiendo que el proceso electoral no se suspendiera. Jorge Luis Navarro, Presidente del IETAM, salió a anunciar el martes 29, que “sí habría elecciones”.
La noche del lunes se hizo vieja y no había consenso sobre quién sería el orador en el homenaje del Polyforum. Egidio se apuntó para hablar, pero no había acuerdos: “Hay que cuidarlo, no se nos vaya a quebrar y lo necesitamos fuerte para lo que viene”, decían. Al final, ya casi en la madrugada del 29 de junio, se coincidió que sería Egidio, quien hablara en el homenaje.
“El alma rota” de Egidio
En el Polyforum, donde 24 horas antes Rodolfo Torre Cantú anunció sus “compromisos con Tamaulipas”, 24 horas después, regresó ahí, con Enrique Blackmore y tres escoltas, en un ataúd.
Ahí Egidio, sin saberlo, estaba aceptando tomar la bandera y la causa de su hermano.
-”Lo hizo muy bien. Nos ayuda en la decisión”, dijo Eugenio, al final del homenaje.
A las 7 de la noche del 29 de junio del 2010, en la víspera de que el huracán Alex impactara en la región, Eugenio citó a Egidio a Casa de Gobierno. En la antesala del salón Rosa, estaba la familia Hernández Flores. En 10 minutos, Eugenio lanzó la propuesta a Egidio. Él pidió tiempo para dar una respuesta y se fue. Al poco rato, regresó para aceptar.
En ese momento, las palabras de Egidio quedaron para la historia: -”Eugenio, toda mi lealtad para ti. Toda la vida, toda mi lealtad será para ti”.
Contra lo que se especuló, nunca hubo nadie más con posibilidades de ser. Tampoco nadie, ningún actor político nacional abogó por nadie más. Egidio siempre estuvo ahí, como Rodolfo, siempre en la decisión final.
La noticia se filtra a Joaquin López Dóriga y es bien recibida por todos los actores.
Pegó el huracán Alex, devastó la ciudad, hubo elecciones. Egidio en vida y Rodolfo sin vida, ganaron la gubernatura con una votación histórica.