Uno de los golpes letales contra el priismo tamaulipeco ocurrió el año pasado, y curiosamente fueron los mismos priistas los que ayudaron a cavar la fosa a donde fue arrojado el primero de Julio de 2018.
Por esas cosas inexorables de la política -oportunismo, desesperación y una buena dosis de miedo-, los grandes damnificados de hoy construyeron con delicadeza y entusiasmo el escenario que tendría como acto principal su expulsión del poder.
Además de todos los lastres que acumuló durante su turbulento reinado y de los excesos acumulados por uno y otro gobierno que atizaron el enojo de los tamaulipecos, la debacle final del priismo que había comenzado un año y medio atrás se precipitó el día que eligieron como nuevo dirigente a Sergio Guajardo.
Sabían bien qué Guajardo, un burócrata que había aprovechado una carrera exitosa en los niveles intermedios del servicio público, se distinguía por su mansedumbre y mediocridad y que no inspiraba ningún respeto a la estructura partidista ni era conocido entre los factores de poder locales.
Guajardo simplemente terminó la tarea de demoler al priismo y lo hizo con una sangre fría impresionante. Quienes lo pusieron en el cargo, todos ellos priistas encumbrados hoy deben estar arrepentidos. Su creación se volvió contra ellos y les dio el tiro de gracia a sus ambiciones.
No se equivocaba Octavio Paz cuando vaticinó en los ochenta que el entierro del priismo correría por cuenta de los mismos priistas.
Así las cosas…
*Se anuncia sin explicaciones de por medio la desaparición de las delegaciones federales y la noticia real o falsa ha puesto a temblar a miles de burócratas que temen perder su trabajo.
*Al mismo tiempo se cocina la creación de una Coordinación General que absorberá las funciones de las delegaciones -en vías de extinción-, lo cual ha reactivado la ambición entre los cuadros morenistas que perdieron en la elección o que simplemente no fueron postulados a cargo alguno, pero que sienten que El Peje se las debe.
*El Presidente electo y sus colaboradores han dedicado los días posteriores a la elección a hablar sin ton ni son de los planes del nuevo gobierno en entrevistas banqueteras y en visitas a los noticieros de radio y televisión. Debería haber más orden y más seriedad, sobre todo cuando se tratan temas fundamentales para el país que se ventilan con ligereza e irresponsabilidad.
*Entregaron la constancia de mayoría a Américo Villarreal Anaya y se cierra el caso más peliagudo de la última elección. Desde que se inscribió en la competencia electoral, el
médico empezó a escuchar el canto de las sirenas y todo parece indicar que lo sedujeron. Piensa que en unos años más competirá por la gubernatura.