* El columnista es autor de las novelas: “Erase un periodista” y “Rinconada, la historia prohibida del maestro Ricardo”, además, Premio Nacional de Periodismo 2016.
Parte de la sacudida que sufrió el sistema con el triunfo de MORENA, es la situación que enfrentan PRI, PAN, PRD y PANAL a nivel nacional. Sobre todo los primeros tres, cuyas dirigencias no estuvieron a la altura del reto que significó seducir a la república, en tiempos de crisis.
En efecto, durante los últimos días los medios de comunicación han difundido evidencias de que a tales liderazgos los alcanzó el destino y, por lo tanto, a la militancia no queda más remedio que actuar, en consecuencia. Es decir, aplicar terapia intensiva como forma de evitar inesperado deceso.
El caso del PANAL parece el más dramático, después que el INE determinó la pérdida de su registro por no alcanzar el 3 por ciento de votación requerido. Ya sabéis que igual suerte sufre el PES (Encuentro social), al cual, ni su alianza con MORENA logró salvarlo, pero esta, es otra historia.
El asunto es que PRI, PRD y PAN asumen dificultades internas, cuyas consecuencias ya se vislumbran.
En el tricolor “la cosa está que arde”, cuando los reclamos provenientes de sectores no muy distinguidos pero suficientemente responsables, crecen en proporción inversa a la disminución de su dirigencia y el padrinazgo respectivo.
Ya decíamos en colaboración anterior que ahí, llaman “a reflexionar” sobre lo sucedido y una de las urgencias ya se dio a conocer. Se trata de separar a René Juárez Cisneros ipso facto, aunque lo más importante está en evitar que el presidente Peña Nieto intervenga en la designación del sucesor.
Usted dirá que “la ve muy ojona pa’ ser paloma”. Y pue-que tenga razón, pero de que en el PRI buscan deslindarse del ejecutivo federal sin excusa ni pretexto, eso-que-ni-qué.
No queda otro camino, porque al tricolor le esperan muchos años de calamidades, (y no solo de orden económico), si es que sobrevive al “tsunami” que lo arrastra sin rumbo por la obscura noche de su tragedia. ¡Órale!.
ANAYA Y “LOS CHUCHOS” !ESTÁN OUT!
En el PAN, pocos creen en el retorno de Ricardo Anaya al liderazgo, después de haber transfigurado al partido para lograr la candidatura presidencial. Transcurren los días y las semanas y las acusaciones aumentan, tanto que voces importantes claman porque la democracia impere al estilo de los buenos y viejos tiempos. Desde luego tampoco se piensa en la permanencia de Damián Zepeda Vidales y menos cuando entre la neblina logró obtener una senaduría pluri.
Damián es un dirigente “de transición”. Sea “nomás por mientras” se creyó en la victoria del queretano Anaya, aquel joven maravilla que crecido al infinito, ahora no sabe por cuál rendija de su soberbia asomarse a la realidad.
Es indudable que el PAN requiere unificarse ante las fuerzas dispersas, que sólo trajeron debilidad y resignación como producto de la ambición insensata de Anaya. ¿Y qué tal el PRD con “los chuchos” (Zambrano y Ortega) que pegados al piso procuran recoger los restos del partido que dejara la tempestad morenista.
Desde luego, la mayor recriminación es su alianza con los adversarios históricos, tan sólo para hacer el ridículo dejando en claro su carencia de escrúpulos.
El PRD tiene en ”los chuchos” a sus peores enemigos. Por algo desde hace tiempo los señalan como “infiltrados” que llegaron para destruir, lo que fue buen intento de la
izquierda por alcanzar el poder.
Bien qué a Zambrano y Ortega les hayan quitado la máscara. Qué malo que estos aventureros abusaran de la ingenuidad de Alejandra Barrales y su frívola candidatura, en pos del gobierno de la CDMX.
Total que al PRI, PAN y PRD los alcanzó el destino y no de manera que lo deban agradecer.
¿QUÉ ONDA CON EL PANAL?
La verdad es que el Partido Nueva Alianza ya no funcionaba como en los tiempos de doña Elba Esther. Cierto que fue utilizado como convenía, hasta que la inercia lo condujo a su autodestrucción.
Nació como bandera del magisterio y muere como resultado de la toma de conciencia de dicho sector. Y es que los profes ya difícilmente votarán por los despojos de una
organización impuesta a modo de los intereses en turno. Es una ventaja que con la pérdida del registro, el PANAL dejará de ser instrumento de presión en perjuicio del sector más noble y peor tratado de la administración pública, es decir, el magisterio.
Oiga por cierto, ¿qué pasaría en la reunión “ultra-secreta” del SNTE convocada en la capital del país para el lunes anterior?. Es de creer que Juan Díaz de la Torre busca la mejor forma y manera de apoyar a AMLO sin que parezca muy obvio. Ni modo que el SNTE se oponga a la intención de rectificar la dichosa “reforma” educativa.
Y hasta la próxima.