CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Previo a su fundación, alguien de las confianzas de José de Escandón tenía informes sobre la situación en ese punto, pues al ser frontera de la guerra chichimeca, se buscaban las condiciones propicias para el establecimiento de la ciudad. Ese hombre fue don Juan Francisco Barberena, capitán de guerra en la defensa de la huasteca.
Para enero de 1749, según informes del propio Escandón, a quince leguas de Padilla estaba el capitán Joseph Antonio de Ollarvide, con cincuenta familias de pobladores, sesenta indios olives y huastecos y su escuadra de once soldados, listos para la fundación de la ciudad de San Juan Bautista de Horcasitas, donde se les incorporaría el capitán Barberena, quien procedente de Valles, los esperaría a cinco leguas del paso del Cojo.
Desde Altamira Escandón avanzó hasta llegar a Tancaxneque, donde localizó dos piezas de artillería que había abandonado la expedición de Benito Antonio Castañeda años atrás. En los meses subsecuentes el colonizador se dedicó a formalizar la población el viernes 9 de mayo de 1749, siendo la única de la colonia del Nuevo Santander a la que se le otorgó el título de ciudad, dedicándose su nombre al virrey, bajo la advocación religiosa de San Juan Bautista. Según el historiador Octavio Herrera, la razón por la cual José de Escandón le otorgo dicho rango fue porque de origen estaban establecidas tres “republicas” étnicas: los españoles y dos comunidades indígenas, de razón, cristianizadas y bien diferenciadas. De esta forma, Horcasitas quedó conformada en tres barrios.
Un testigo de la época describiría sí a Horcasitas: “La población es grande, se compone como de 90 familias. La planta de la población es muy buena, está situada en el plano de una loma. Están divididos como en media luna los tres barrios. Las casas de los pobladores son chamacueros hechos de terrados y unos otates gordos que sirven de vigas y también de pared, pero enjarrados de tierra. El agua del capitán es capaz, aunque no estaba del todo acabada. El agua del gasto es una laguna que estaría como un tiro largo de arcabuz, distante de las casas. Debajo de la loma esta la capilla, la cual es un jacal pequeño”.
Estadísticas de Calleja
En 1795, como resultado de una expedición realizada al Nuevo Santander por don Félix María Calleja, se elaboró un informe sobre la situación que imperaba en la colonia, así como un censo de cada una de las poblaciones. Sobre Horcasitas, el futuro virrey de la Nueva España, anotó la presencia de 1,245 habitantes, los cuales se componían de 400 hombres, 422 mujeres, 272 niños y 151 niñas; y contó además a un religioso. Señaló también la existencia de 20 ranchos. Referente a los indios enemigos, precisó que en el cerro del Bernal había abastionados como quince mariguanes gandules de armas, sumando unas 45 personas con sus familias, al igual que 30 simariguanes armados, con un total de 90 personas.
La guerra de independencia en Horcasitas
Una vez iniciado el levantamiento en Dolores, Guanajuato, el germen independentista se extendería, llegando pronto a las Provincias Internas de Oriente. En ese tenor, cuando tropas sublevadas tomaron el control de villa de Aguayo y de algunos puntos del centro de la colonia, el gobernador Manuel Iturbe buscó refugio en Altamira. En su huida llegó el 23 de enero de 1811 a la hacienda de San Melchor del Cojo, donde los capitanes Juan y Cayetano Quintero le brindaron todo su apoyo.
Un cura realista de Horcasitas fue compañero de Santa Anna
El 29 de agosto de 1811, el capitán Cayetano Quintero envió un parte al coronel comandante general de Nuevo Santander, don Joaquín de Arredondo, sobre la acción militar sostenida en la huasteca potosina contra la gavilla insurgente del indio Rafael y Desiderio Zarate.
En su parte menciona que, participó la compañía de voluntarios de Tula y el capitán de caballería de la colonia, don Felipe de la Garza, quien junto con el cadete del fijo de Veracruz, Antonio López de Santa Anna, resultó herido por un flechazo de los indios sublevados.
Según dicho parte, el fray Juan Nepomuceno de Isla, cura de la ciudad de Horcasitas y capellán de la división, desempeñó su ministerio con un celo y caridad cristiana admirables, al mismo tiempo que con el mayor valor exhortaba a los soldados en medio del peligro.
Tiempo después, fray Islas sería substituido en la parroquia de Horcasitas por el presbítero Domingo José Sordo, hombre muy letrado, que paso después a ser cura de la villa de Baltazar Morelos en 1821 antes de partir a Francia, donde se sabe, realizó estudios teológicos en París.
Paso de Xavier Mina
Para 1815, según relata Toribio de la Torre, la frontera de Horcasitas se extendió hasta colindar con Ciudad del Maíz, pues las poblaciones de Mesillas y Baltazar, que antes habían pertenecido a la villa de Santa Bárbara, pasaron a formar parte de su jurisdicción. Dos años después, el insurgente español pasaría por esas vastas tierras antes de internarse al centro de Nueva España. Se sabe que entró a la ciudad a fines de mayo de 1817, desde donde mandó a unos hombres a confiscar caballos de la hacienda de los hermanos Quintero.
Cambio de nombre a Magiscatzin
Tras la consumación de la independencia, el Nuevo Santander pronto dejo de llamarse así, siendo rebautizado como Tamaulipas, pues las autoridades del naciente México querían borrar el pasado de las nomenclaturas novohispanas. La ciudad de Horcasitas no fue la excepción y el 27 de octubre de 1828, el Congreso local decretaría: “la ciudad de Horcasitas en digna memoria de la republica Tlaxcalteca, y de su sabio senador Magiscatzin, se llamara de hoy en delante ciudad Magiscatzin”. Aunque durante casi buena parte del siglo XIX popularmente se le siguió llamando Horcasitas.
Paso obligado del comercio hacia el interior
Un viajero de mediados del siglo XIX, describiría que en su trayecto a Horcasitas, quedó asombrado de los arrieros que iban rumbo al interior de la republica con mercancías de ultramar, apuntando:
“[…] Jamás habíamos encontrado tantos arrieros como este día, más de 500 mulas cargadas de mercancías cubrían el camino. Los arrieros venían de Tampico, y la mayor parte de ellos enfermos, se quedaban tirados sobre la tierra, abandonando sus mulas mientras les duraba el acceso de la fiebre.”
Magiscatzin durante la intervención francesa
Por periódicos de la época se sabe que, una guerrilla de Valle del Maíz que se había levantado a inicios de 1865 a las orillas de Horcasitas, acaudillada por un tal Bújanos, ocupó a mediados de abril de ese año la villa Nuevo Morelos en unión de otras fuerzas, siendo derrotadas completamente por el coronel imperial Prieto.
Otro personaje que sin duda tuvo presencia en el municipio de Magiscatzin, fue el famoso Pedro J. Méndez. El general Torrea, uno de sus poco biógrafos, señala en sus apuntes que Méndez era implacable para imponer la pena de muerte a los extranjeros invasores y a los mexicanos traidores; por lo que solía usar cierta clemencia para con los segundos, ya que les preguntaba cuando caían prisioneros: ¿A dónde quieren ir a Morelos o a Horcasitas? y ordenaba que los fusilasen o ahorcasen, según la elección referida a los nombres de esos pueblos tamaulipecos.
Elección violenta en 1874
El 13 de diciembre de 1874, a las once del día, en la zona centro de Magiscatzin se trabó una muy acalorada disputa entre los partidarios de la postulación de don Juan N. Aldape y los de don Rodolfo Prieto, teniendo ambos contendientes que recurrir a las armas. Hubo varios muertos y bastantes heridos: quedando aquella ciudad sin representación municipal, pues no pudo verificarse elección alguna para la renovación de los municipes que habrían de formar el ayuntamiento de 1875.
Hasta algunas señoras salieron lastimadas gravemente al transitar por las calles en los momentos de la refriega.
En una consulta realizada en el registro civil, para esta investigación, nos damos cuenta que ante don Miguel J. de la Garza, juez de ese entonces, nadie se presentó a levantar actas de defunciones, por lo que los nombres de las victimas quedaran en el olvido.
Perdida de los poderes municipales
El auge agrícola que experimentaba la estación Manuel favoreció también a González dada su cercanía, por lo que se empezó a gestar la idea de realizar la permuta de poderes municipales, ya que Magiscatzin, ante esta actividad en marcha, estaba completamente fuera de lugar. A estos problemas se sumó el conflicto entre el diputado del Distrito de Magiscatzin, José Martínez Aguirre, con el gobernador Emilio Portes Gil, quien utilizó su poder para realizar el cambio de poderes a la estación González, por medio de un decreto expedido el 4 de octubre de 1927.
Magiscatzin se revela
El 27 de febrero de 1936, Julio Martínez Pérez, Juan S. Flores, Belén Infante, N. Montelongo y otros vecinos de la otrora primera ciudad de Tamaulipas, protestaron enérgicamente ante el gobierno estatal contra el cambio de poderes, pues consideraban que dicho decreto había causado la ruina de Magiscatzin, por lo que pedían se decretara la erección de un nuevo municipio independiente de González. Naturalmente la propuesta causó el rechazo de las autoridades de González, ya que perderían la mayor parte de las tierras que componían el municipio, manifestando además, que González era más importante que Magis.
Marvin-huerta@hotmail.com