MÉXICO.- Las cámaras no están siempre sobre él. No es el centro de atracción de la gente, aunque su fútbol exquisito debería darle otra recompensa. Luka Modric, un jugador silencioso pero con mucho talento y entrega, ha sido uno de los futbolistas más destacados de esta temporada. Este lunes así lo ratificó y ganó el premio The Best, de la
Fifa.
El jugador de 33 años, juega en todos los sectores del mediocampo. Tiene quite, pero también sabe distribuir juego. Es el eje del Real Madrid. Con tan sólo 16 años ingresó en las divisiones menores del Dinamo de Zagreb, club en el que conquistó seis títulos, antes de ser traspasado al Tottenham.
A la Liga Premier llegó sin mucho renombre, aunque su traspaso se logró luego de un pago de 20 millones de euros. Pero la suerte no lo acompañó de inicio: sufrió una lesión de rodilla.
Sin embargo, su buen pie se fue constituyendo en el Tottenham y allí los aplausos de la tribuna comenzaron a retronar. Era un jugador líder de la zona de volante, desde sus ideas era que se gestaban los mejores partidos de su club.
Con una técnica y una calidad incuestionables, Modric es referente del centro del campo del Real Madrid y de su selección, con la que este año deslumbró en el Mundial de Rusia hasta llegar a la final contra Francia (4-2), en la que jugó su partido 113 con la selección que capitanea. La derrota en la final, no frustró su designación como Balón de Oro del reciente Mundial de Rusia.
Con Real Madrid, en la pasada temporada jugó 41 encuentros, anotó dos goles y dio 8 asistencias. Su efectividad de pases fue del 90 por ciento y ganó cuatro títulos. Por su parte, con Croacia disputó 9 encuentros, marcó 2 goles, dio una asistencia y su efectividad de pase, fue del 87 por ciento.
Su historia…
Hoy está en la cima del mundo, pero muchos años atrás nadie diría que fuera posible. Es el milagro de Luka Modric, pastor de cabras, niño de la guerra, refugiado y perseguido por los serbios, que asesinaron a su abuelo, espinilleras de madera, un balón siempre en sus pies, de Zadar al cielo, pasando por Bosnia, Zeprenic, Zagreb,
Londres y Madrid, donde encontró el mejor escenario para que hoy bese el trofeo, a mejor jugador del planeta.
Luka Modric se reconoce en el documental que Pavle Balenovic rodó sobre lobos en Jasenice (Croacia) entre el 89 y el 90. El propio Balenovic fue quien compartió el extracto de documental, que llegó a ser emitido por la BBC y, quien asegura que la familia Modric es una de las protagonistas humanas de la historia. Las imágenes muestran uno de los entornos en los que creció Luka, el campo, ayudando a su familia en el pastoreo, un documento que contrasta con la realidad que vive hoy el madridista.
Después llegó la huida del campo a su Zadar natal, regresó la familia huyendo de los serbios. Vivieron primero en el hotel Kolovare y después en el Hotel Iz, hasta que pudieron encontrar casa. En su aparcamiento y su plaza, respectivamente, pasaba Luka las horas. No le gusta recordar aquellos tiempos. De su memoria prefiere rescatar las imágenes con un balón y los momentos familiares.
Si esta noche Modric echa de menos a alguien, es a su primer entrenador, su gran valedor y padre deportivo, Tomislav Basic, fallecido en 2014 cuando Luka ya estaba en el Madrid, al que pidió permiso para acudir al entierro. La persona que forjó esa mentalidad de roca balcánica, poniéndole piedras en el camino desde bien pequeño. Modric tiene muy presentes todos sus consejos, pero también sus exigencias. “Fui al Hadjuk Split a hacer una prueba de pequeño, sin que Basic lo supiera, que era el director del Zadar en esa época. Allí me dijeron que era temprano y tenía que volver. ¿A dónde? A Zadar. Y él al verme me dijo: “Si no eres bueno para Hadjuk, no eres bueno para Zadar.
Y no puedes entrenar con nosotros”. Estuve unas semanas así. Y en este tiempo él me decía que me colgara de los brazos con una barra o algo para ver si podía crecer… Era su concepto. Después de dos-tres meses le dijo a mi padre que podía volver”.
Modric creció soñando con igualar a Boban, su ídolo, jugador del Milan, chándal que tuvo de pequeño. Ahora, Zvonimir, mano derecha de Infantino en FIFA, sabe que Luka le ha superado. Hoy, en Londres y acompañado en la gala de Vanja, su mujer y figura imprescindible en su carrera y, sus dos hijos mayores, ha vivido uno de los momentos más especiales de su vida.
Un milagro cuando se le ve con apenas cinco años, vara en mano, pastorear cabras en los montes de Croacia.