Los escándalos no han dejado de sacudir al presidente electo Andrés Manuel López Obrador. Uno peor que el anterior. Aún no terminaba el incendio en la comunidad científica, iniciado por María Elena Álvarez-Buylla, designada como próxima titular del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, por la intromisión ilegal en los asuntos internos de la institución, agravada por su notoria ignorancia sobre los temas administrativos, legales y de operación del CONACyT, que la llevó a pedir que se cancelaran todos los programas y convocatorias hasta nuevo aviso, cuando estalló otro, el de la boda de su colaborador César Yáñez. Y para agravar más las cosas, la publicación de 19 páginas de la revista ¡Hola!, de los pormenores de la ceremonia religiosa y la fiesta, que no tendría nada de malo, salvo que es exactamente lo contrario a lo que pregona el presidente electo.
De manera involuntaria, López Obrador apareció en la portada de una publicación que representa todo lo que él repudia y cuya retórica inflamatoria contra quienes ahí simbolizan lo que quiere derruir, le dio más de 30 millones de votos, superando a todos sus adversarios juntos. Inocencia, torpeza, insensibilidad o ignorancia, son varias de las categorías en las que incurrieron sus colaboradores, cuyos casos, sin embargo, no son algo excepcional dentro de la transición que se está viviendo en la administración pública, sino el último de los crecientes incidentes en los que está incurriendo una buena parte del equipo del presidente electo. Lo que está aflorando en las reuniones entre los equipos de López Obrador y del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, es la asimetría de conocimientos que los lleva a equivocaciones y los mete en contradicciones. Como botones de muestra:
*En una de las reuniones en el sector salud, los representantes del gobierno informaron que en octubre se tienen que hacer las compras de medicamentos y, que les dijeran,
si las hacían o no. Uno de los miembros del equipo del presidente electo, dijo que ya no se comprara nada y, que en diciembre, revisarían las compras. Carlos Manuel Urzúa, el Secretario de Hacienda designado, intervino. Por supuesto que debían comprarlas conforme a lo programado. De otra forma, tenía claro, el primer gran problema de López Obrador, iba a ser el desabasto de medicinas.
*El sector político del sector energético en el equipo de López Obrador, está acatando incondicionalmente su deseo de construir una refinería en Dos Bocas, donde necesitan una superficie de 700 hectáreas y sólo disponen de 70. Los responsables no le ven problema y, anticipan que el resto, la construirán en el mar. En el ala de expertos consideran que una refinería en Dos Bocas es inviable y que iniciar ahí la obra, tendría repercusiones muy negativas en los mercados. Una refinería, si ese es el caso, tendría más sentido en Salina Cruz. Pero López Obrador no la quiere en Oaxaca, sino en Tabasco, su estado.
*El Tren Maya es un sueño de López Obrador. Los expertos sostienen que no es viable, pero no se atreven a contradecirlo. Tendría sentido entre Cancún y Playa del Carmen, el corredor turístico, incluso una extensión a Mérida y Progreso, si se le añade carga. El miedo a expresar discrepancias con sus planes, llega a niveles tan extremos, como no refutarle la instrucción de que no se utilice maquinaria para la construcción, sino sólo mano de obra, para estimular el empleo.
Hay otras medidas anunciadas por el presidente electo que han estado siendo revisadas, porque quizás no sean tan buenas ideas, en el corto y mediano plazo. Por ejemplo:
*La descentralización de las Secretarías de Estado. La promesa del presidente electo es que todas las secretarías, salvo excepciones, serían trasladas fuera de la Ciudad de México. Se oía muy bien, pero al problematizarlo, resultaba muy oneroso. El INEGI tenía cuatro mil empleados cuando se descentralizó, pero el proceso requirió de cuatro años de estudio y costó, al valor actual, casi dos mil millones de pesos. López Obrador ya reculó. Salvo la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Migración, nada será descentralizado. Se instalarán oficinas para los titulares de las dependencias en las ciudades donde se dijo que se irían y despacharán unos dos días a la semana. Toda la operación se mantendrá en la Ciudad de México.
*La reducción de los salarios al personal de confianza, está provocando una fuga de talento. Poco más de 200 funcionarios del Banco de México, pidieron su jubilación y decenas de embajadores están considerando hacer lo mismo, que son dos sectores muy afectados por la decisión. Alrededor del 70% del personal de confianza en el gobierno, resultará impactado por la medida. La falta de personal experimentado, ha obligado a buscar una fórmula que trate de frenar la estampida, pero no es nada fácil, porque el discurso absolutista del presidente electo, cerró las salidas de escape.
La novatez del gobierno entrante produce escalofríos. No han sido pocas las veces que los cambios de gobierno producen choques entre los que llegan y los que salen, crisis, o largas y costosas curvas de aprendizaje. En este caso, las inconsistencias y las contradicciones, las divisiones dentro del equipo y sus conflictos cada vez más públicos, añaden combustible al incendio. Pero hay algo distinto, afortunadamente, en esta ocasión. Todos los errores cometidos no están haciendo daño a nadie más que a ellos mismos. Este equipo no será gobierno hasta el primero de diciembre, por lo que pueden seguir experimentando, cayéndose, haciendo el ridículo y aprender, porque el kínder de López Obrador, tiene la grandiosa oportunidad de pasar de año.
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