Algo hay de cierto en aquella frase popular tan socorrida en la vieja praxis política mexicana: “en el camino se acomodan las calabazas”. Por lo menos así sucede entre el Presidente electo Andrés Manuel López Obrador y los gobernadores, cuya relación parecía irse a pique por la designación de coordinadores regionales a los que se atribuía rango de procónsules plenipotenciarios.
Finalmente esta semana que terminó, se aclaró que la distribución y el manejo de los recursos federales se hará de acuerdo con la Ley de Coordinación Fiscal, lo que en lenguaje liso y llano quiere decir que seguirán siendo los gobernadores quienes manejen ese dinero.
Así pues, todos felices y contentitos se abrazaron y se congratularon cuando las cosas se definieron en días pasados, en una de tantas reuniones celebradas en Chihuahua 216 de la colonia Roma en la CDMX.
En síntesis, los gobernadores priistas y panistas que se alebrestaron cuando se les informó que venían los coordinadores investidos de poderes supremos ya se tranquilizaron, y los coordinadores que se autodenominaban “superdelegados” han sido advertidos para que se queden quietos y controlen sus fanfarronerías.
Y tal vez todo podría haber ido como miel sobre hojuelas si los mismos coordinadores y sus acólitos no hubiesen empezado a calentar el ambiente cuando insinuaron que tendrían el poder de una aplanadora imparable, y que de una manera natural estaban perfilados para ser candidatos a gobernadores cuando se celebren elecciones en sus respectivos estados, catapultados por los programas sociales y la inversión federal.
Hubo quienes no se aguantaron y reaccionaron coléricos, -el regiomontano Jaime Rodríguez Calderón (a) “El Bronco” y el jalisciense Enrique Alfaro sobre todo-, pero la mayoría de sus colegas optaron por la cautela y dejaron pasar el tiempo, hasta que las circunstancias se prestaron para aclarar paradas con el Presidente López Obrador.
Finalmente en días pasados se presentó la oportunidad. El gobernador de Querétaro Francisco Domínguez, confió al periodista Francisco Garfias que de acuerdo con lo que se platicó en las reuniones de la CONAGO y en otros eventos, “los coordinadores de Morena, algunos de los cuales ya se comportaban como candidatos a la gubernatura, no quedarán facultados para manejar los recursos federales. Ni siquiera podrán licitar”.
Según Garfias y las indiscreciones de Pancho Domínguez, la aclaración de López Obrador sobre los superdelegados estatales ha logrado que finalmente los gobernadores se acerquen al Presidente electo y lo vean hasta con simpatía.
Ya encarrerados, y aprovechando que AMLO andaba de buen talante y en plan generoso incluso le pidieron en corto una revisión de la citada Ley de Coordinación Fiscal. Proponían que el gobierno central se quede sólo con el 70% del recurso federal, en lugar del 80% que recibe actualmente.
Los recursos para los estados subirían entonces del 15 al 20% y del 5 al 10% para los municipios.
Pero esa es otra historia y tal vez no tenga un desenlace tan feliz como lo quisieran los poderosos peticionarios.
FUROR REGIO
En un plan de agandalle vil, los diputados locales de Nuevo León urgieron ayer a modificar el convenio que ordena el trasvase de agua de la presa “El Cuchillo” para que los productores del tamaulipeco Distrito Del Bajo San Juan rieguen las parcelas que les dan de comer.
¿Habrá quien pare esa embestida?