La disputa por el PRI será destructiva y se resolverá antes del 1 de diciembre porque tiene que ver con los tiempos del presidente Peña Nieto. Esta semana el principal indicio estará en la imposición del exgobernador oaxaqueño José Murat Casab como secretario general de la CNOP y punta de lanza de la candidatura del gobernador campechano Alejandro Moreno Alito a la presidencia del partido.
Sin embargo, la lucha no será fácil. Murat aparece como uno de los responsables de la debacle del pasado 1 de julio porque tenía a su cargo la presidencia de la Fundación Luis Donaldo Colosio y el diseño de la propuesta de campaña del candidato priísta-no priísta José Antonio Meade Kuribreña y sencillamente ese proyecto nunca se elaboró.
El PRI de Peña Nieto la tiene complicada porque se trata del grupo que llevó al partido de una votación presidencial de 38.2% de votos y 19.2 millones de sufragios en las presidenciales del 2012 a 16.4% de votos y 9.3 millones de sufragios en el 2018, la peor debacle electoral, inclusive peor que la de Roberto Madrazo Pintado en el 2006 cuando el PRI cayó a 22.5% de votos y 9.3 millones de sufragios.
Y lo más grave es que se trata del PRI peñista que impuso en el 2010, desde la gubernatura del Estado de México como centro de toma de decisiones del PRI nacional, a candidatos a gobernador que ganaron sus elecciones pero terminaron en la cárcel por corrupción o escondidos en alguna parte del mundo para evitar su aprehensión. Los gobernadores priístas son sólo doce, el 37.5% de la república y no los más importantes. Y la base legislativa del PRI es insignificante: de 9.4% de diputados y 10.9% de
senadores.
La imposición de Murat Casab como dirigente de la CNOP será tóxica y nada tendrá que ver con los inexistentes grupos populares que ya no militan. Pero es un espacio político para otros menesteres y uso de un presupuesto sin control partidista, además de estar formada por los grupúsculos del PRI que mantienen el control del reparto de posiciones.
En la guerra sin reglas al interior del PRI se localiza la circulación de una charla entre el entonces gobernador veracruzano Javier Duarte de Ochoa con Murat Casab para operar el seguro popular como una forma de lavado de dinero para desviarlo a actividades partidistas.
La estrategia del presidente Peña consiste en mantener el control del PRI, esperar la caída de expectativas lopezobradoristas en las elecciones legislativas del 2021 y
preparar al candidato presidencial del PRI en el 2024; en la lista peñista sólo hay dos nombres: Aurelio Nuño Mayer y el gobernador mexiquense Alfredo del Mazo Maza, el primero repudiado en el PRI por sus estilos autoritarios de operar la campaña presidencial de julio pasado y el segundo sin la astucia de Peña Nieto en el 2006 para hacerse del control del PRI.
Los grupos en pugna contra Peña Nieto son varios, pero pocos con influencia real: Democracia Interna del exgobernador oaxaqueño Ulises Ruiz Ortiz, César Augusto Santiago rumbo a la salida y el endeble de Claudia Ruiz Massieu Salinas de Gortari que es sólo pieza movible de otros grupos en la oscuridad.
En este contexto, la maniobra para imponer a Murat Casab en la CNOP sería el campo de guerra más importante del PRI, bastante por la figura polémica y atrabancada del propio Murat y también en mucho por la alianza Murat y el gobernador campechano Alejandro Moreno Cárdenas Alito como pieza peñista para el PRI en el relevo el próximo año, pero con el costo de tener que abandonar la gubernatura de Campeche que termina el segundo semestre del 2021.
La guerra de posiciones en el PRI será diferente a la del 2000 y el 2006 cuando el partido perdió la presidencia y muy parecida a la del 2012 cuando Peña Nieto ganó las elecciones y se posesionó del poder con el Pacto por México, aunque a pique a partir del 2014 hasta llevar a la debacle del 2018.
Por lo pronto, la alianza Murat-Alito va a afectar al gobernador campechano por los negativos del exgobernador oaxaqueño y por intentar llegar a la presidencia del partido como pieza del presidente saliente Peña Nieto. La ruptura en el PRI por Murat será desastrosa para los planes del PRI de regresar a la presidencia en el 2024 porque niAlito ni Del Mazo Maza tienen la astucia política de Peña Nieto en el 2006 para quedarse con el PRI y trabajar su candidatura mediática sin oposiciones internas.
La imposición de Murat en la CNOP escalará la guerra interna en el PRI.å©
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