CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- La Caravana de Migrantes avanza hacia la Ciudad de México, a pesar de que el gobierno de Veracruz retiró el ofrecimiento de autobuses para el traslado rápido.
Ayer los migrantes despertaron en el mercado municipal de Sayula de Alemán, Veracruz, con la noticia de que el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares proponía llevarlos a un campamento en Isla, municipio ubicado a aproximadamente 480 kilómetros de la capital del país.
Los coordinadores y representantes de las organizaciones defensoras de migrantes no pudieron convencer a las mujeres y hombres de aceptar el replanteamiento del político panista.
Apenas salió el sol los contingentes salieron rumbo a la llamada carretera de la muerte, que conecta las localidades de Tierra Blanca, Isla, Tuxtepec, Loma Bonita y comunidades intermedias.
Una parte de los migrantes abordó microbuses locales que cobraron 30 pesos por pasajero. Los integrantes que no tenían dinero fueron auxiliados por asociaciones religiosas que respaldan la caravana. Poco a poco los migrantes que arribaron a Isla se inquietaron y no accedieron al albergue, donde pretendían tenerlos cuatro días.
A mediodía, el hartazgo y la fe impulsaron a los grupos que ya estaban en Isla, en la frontera con Oaxaca. Cientos de centroamericanos decidieron pedir “aventón” a camiones de carga que iban a la capital del país. Hondureños y salvadoreños negociaron el precio del viaje con choferes, que osciló entre 100 y 300 pesos por persona.
Mientras una centena ya avanzaba a la Ciudad de México, el resto se refugió, por la tarde, en Ciudad Alemán. En el campamento de Isla un estimado de 500 personas se quedaron. Decenas de familias veracruzanas y oaxaqueñas dieron de comer y beber al paso de los migrantes.
A las 19:00 horas se reportó la llegada de seis personas de El Salvador y Honduras (dos mujeres, una bebe de un mes y 4 hombres) al estadio “Jesús Martínez Palillo” en Cuidad Deportiva de la delegación Venustiano Carranza en la Ciudad de México.
El Instituto Nacional de Migración (INM) no cuenta con información precisa de cuántos migrantes continúan avanzando y cuántos dormirán en las comunidades del sur veracruzano y noreste oaxaqueño. Al filo de las 22:00 horas arribaron once adultos y siete menores al deportivo de la Magdalena Mixhuca, albergue controlado por el gobierno capitalino.
Sobre los próximos destinos al norte, se prevé que al llegar toda la caravana a la Ciudad de México se realicé una asamblea para definir quiénes irán por el este o el oeste hacia la frontera con Estados Unidos de América. Hasta ahora la mayoría se inclina a cruzar hacia Tijuana, Baja California, y Ciudad Juárez, Chihuahua.
Tamaulipas es un destino que ha estado en la caravana, sin embargo, aseguran los migrantes, para cruzar es necesario la vigilancia estricta de la Policía Federal.
Las cuatro caravanas
Han abierto las puertas, aún las que estaban cerradas. Por el río, en balsa, a nado; derribando rejas y bordeando obstáculos institucionales. Nada los detiene, ni el sol, el cansancio, las enfermedades y la presión de los gobiernos que intentan ganarles la voluntad de cualquier forma, aún con la promesa de un refugio que quizá no obtengan.
El pasado viernes 2 de noviembre cruzó la frontera la cuarta caravana, unas 2 mil personas de El Salvador. Cada cruce es una nueva sorpresa. La desesperación, el miedo al regreso, los ha hecho buscar nuevas formas.
A las 9 de la mañana intentaron abrir las rejas amarillas que impiden entrar al puente fronterizo internacional. El gobierno de Guatemala y su Policía Nacional hicieron el primer filtro. Los migrantes no pudieron derribar ese obstáculo que es a todas luces luces ilegal, ya que los gobiernos de Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala firmaron el 2006 un Convenio Centroamericano de libre movilidad, el CA-4. El acuerdo establece la libre movilidad entre los ciudadanos de esas naciones sin restricciones adicionales más que sus documentos de identidad nacional. En los hechos el CA-4 se rompió y la frontera de Estados Unidos empieza más de 2 mil kilómetros antes.
Al no poder derribar la reja, algunos de los integrantes de la cuarta caravana se lanzaron al río, entrelazando los brazos para vencer la corriente que cada tanto
amenaza con arrastrarlos. Se dieron por vencidos cuando vieron que del lado mexicano cientos de policías los esperaban. Regresaron a la plaza central del poblado guatemalteco de Tecún Umán, ese que les ha servido de refugio.
Las otras caravanas
La primer caravana cruzó a nado y en balsa el río Suchiate, la frontera mexicana, hace dos semanas. La fuerza humana de más de 7 mil personas impidió que cualquier operativo de contención pudiera detenerlos. Tres días después la segunda caravana siguió sus pasos.
Esa vez se enfrentaron previamente a la policía mexicana que mantuvo cerrada la reja del puente fronterizo. Algunos migrantes arrojaron piedras y los uniformados de México respondieron con gases lacrimógenos y balas de goma, según documentaron el cuerpo de bomberos de Guatemala, a quienes les tocó atender los heridos. Henry Adalid Díaz, de 26 años, hondureño de nacimiento, murió luego que un proyectil le dio arriba del ojo derecho.
Este fue el segundo deceso que ha dejado el éxodo centroamericano. El primero que murió fue Melvin de Jesús Gómez Escobar, 22 años, joven hondureño. Él iba en la primer caravana cuando a la altura del municipio chiapaneco de Huixtla, cayó del tráiler en el que se había subido para aminorar el cansancio y los rayos del sol.
La segunda caravana cruzó por el río. Dos mil personas en medio del río y un fuerte operativo de contención. Lanchas con uniformados de la Secretaría de Marina que les cortaban el paso, helicópteros de la PF que sobrevolaban sobre ellos, del otro lado cientos de policías. Dos horas en los que la corriente del río amenazaba con llevarse a algunos.
Cuando la fuerza de la corriente estaba por vencerlos, pactaron: al llegar al lado mexicano se inscribirían en la larga lista de solicitantes de refugio. Aceptaban llegar a un albergue y no moverse de ahí hasta que, pasadas semanas o meses, la respuesta a su solicitud llegara.
Fueron escoltados a una bodega y cuando la policía que los custodiaba se dispersó, los migrantes se salieron y emprendieron la ruta por la carretera que días antes recorrió la primer caravana. La solicitud de refugio, lo saben, es solo una estrategia de contención y no estaban dispuestos a detenerse.
Un día después llegó a Tecún Umán la tercer caravana. Era unos 300 migrantes originarios de El Salvador. A ese lugar llegó el cónsul de su país, Enrique Azúcar
Hernández, y los convenció de que la mejor manera de entrar a México era con la solicitud de refugio. En grupos de 40 fueron pasando y ahí se dispersó la caravana.
Ellos fueron trasladados a las instalaciones que se conocen como Feria Mesoamericana. Las autoridades mexicanas lo nombran albergue; para las organizaciones no gubernamentales es una extensión de una estación migratoria.
El 2 de noviembre la cuarta caravana, luego de intentar infructuosamente entrar por el puente fronterizo Rodolfo Robles, y de descartar hacerlo cruzando el río, encontró una tercer opción. Caminar unos cinco kilómetros por la rivera del Suchiate hasta llegar al segundo puente fronterizo, el de Talismán.
Ahí, una treintena de policías desprevenidos no pudo contra el empuje de 2 mil migrantes desesperados. A tropel, rompieron la reja y entraron. Hoy ya se encuentran recorriendo las carreteras de Chiapas. Su objetivo sigue siendo el norte, la frontera con Estados Unidos.
José Fredy Villegas Jandres, de 33 años, viajaba en esa caravana. A él lo detuvo la deshidratación, el golpe de calor luego de empujar la reja amarrilla del puente fronterizo. Lo detuvo la presión arterial alta, el nivel de azúcar en la sangre, que también se le subió. Desfalleció y murió cuando integrantes del cuerpo de bomberos
de Guatemala lo atendía, mientras sus compañeros corrían en tropel cruzando fronteras.
Hoy, más de 10 mil migrantes recorren México rumbo a Estados Unidos. Otros, 2,934 según cifras de la Secretaría de Gobernación, han solicitado refugio en México. Más de un millar que formaron parte de las caravanas, ha sido deportado.