En Matamoros se formó una tormenta perfecta. Un conflicto laboral que llegó demasiado lejos porque ninguno de los protagonistas -o al menos aquellos que pudieron haberlo contenido- lo tomó demasiado en serio.
Hoy, los dos líderes sindicales más importantes de la región, Juan Villafuerte Morales del Sindicato de Jornaleros y Obreros Industriales, y Jesús Mendoza del Sindicato Industrial de Plantas Maquiladoras, ven amenazado su longevo cacicazgo porque en muchos sentidos las protestas de los obreros están fuera de control, y además de sus exigencias a las empresas para las que trabajan, quieren las cabezas de sus representes sindicales.
Ambos cayeron en el peor de los mundos: ya no sirven ni a sus agremiados, ni a los patrones.
Desde diciembre lo sabían, la cláusula en el contrato colectivo para que el incremento a los salarios mínimos sea considerado en las negociaciones con la industria maquiladora, iba a traer problemas por la promesa de doblar los salarios mínimos.
Pero dejaron que el tiempo pasara y que miles de trabajadores que batallan para llegar a la quincena se esperanzaran con un super bono de 32 mil pesos.
Las maquiladoras advirtieron que esa prestación era imposible de cumplir -claro si quieren seguir sosteniendo sus jugosos márgenes de rentabilidad- y así se lo hicieron saber a los líderes sindicales y hasta al alcalde Mario López.
Pero ya no hubo forma de explicárselo a los obreros. Para ese entonces, la tensión ya era evidente en las redes sociales y más de un interesado en atizar el fuego, lo hizo sin el menor decoro.
Poco antes que estallaran los paros, un militante de Morena, Fidel Rodríguez quien dicho sea de paso es esposo de la ex regidora Leticia Sánchez- la primera de extracción morenista en Matamoros- se hizo presente y aseguró que ese partido los apoyaría.
El mismo sábado los trabajadores obligaron a Villafuerte Morales a dar la cara y “legalizar” un paro que de manera inmediata inicio en por lo menos 15 maquiladoras que estaban laborando, y poner banderas rojinegras en otras 30.
Unos días después en las redes sociales comenzó a circular un video de la abogada juarense, Susana Prieto Terrazas quien aseguraba que todas las negociaciones que inició el sindicato que encabeza Juan Villafuerte Morales no eran legales y se comprometió a ayudar a la clase obrera local y hasta anuncio su llegada para los siguientes días.
Nadie sabe bien cómo llegó a la frontera tamaulipeca y sobre todo bajo qué patrocinio, pero “la licenciada” como le empezaron a llamar los obreros se ganó su confianza y convocó a las manifestaciones más grandes en la plaza principal.
Los efectos del pleito parecen irreversibles, las perdidas suman varios cientos de millones de pesos y la amenaza de la salida de algunas de estas maquiladoras parece que pronto se convertirá en realidad, lo que significaría perder 20 mil empleos.
Porque esta misma semana la situación empeorará si, como todo hace indicar, estalla oficialmente la huelga en decenas de empresas.
Tristemente, a estas alturas el de Matamoros ya es uno de esos conflictos en el que todos pierden.