8 diciembre, 2025

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EE. UU. la política como lucha por el poder

Indicador político

WASHINGTON, D.C.- La estrategia de la oposición demócrata y el stablishment liberal ha estado perdiendo el tiempo más de dos años en su lucha contra Donal Trump; su argumentación es ideológica en una sociedad del consumismo y el confort, con votantes rencorosos contra el Estado y con el uso de fondos públicos para instituciones progresistas que sólo benefician a unos pocos.
En el 2016, como para explicar el ascenso y victoria casi segura de Trump, la socióloga Katherine Kramer publicó su investigación The Politics of resentment o La política del resentimiento: los votantes de condado estaban irritados con el abuso de gasto de los funcionarios liberales usando los recursos fiscales del pueblo. A esos votantes apeló Trump y todavía esos votantes podrían
responderle en el 2020, sí sobre todo los demócratas y liberales siguen combatiendo a Trump por conservador.
La vida política cotidiana en la capital de la nación en nada ha cambiado de los tiempos de Clinton, Bush y Obama. Como que hay
dos niveles: el de los que viven/discuten/padecen la política y el del ciudadano que mide sus simpatías por su empleo y poder de compra y por su lectura tangencial sobre la lucha por el poder. Hasta ahora Trump se ha visto beneficiado con un crecimiento sostenido de la economía.
Hay un curioso escenario que sólo puede leerse con frialdad y desapasionamiento: los ardores que despierta Trump en una parte de la sociedad, sobre todo porque no se ciñe a los viejos protocolos de la estabilidad política; y la realidad de los equilibrios de poder que tienen que ver como una política vista a distancia. Trump ha perdido batallas, pero no votos; y ha ganado posiciones, pero no votos. Trump puede ganar la candidatura republicana para la reelección y volver a dar el campanazo en las votaciones, sin que se deba a su proyecto político e ideológico, sino a su tenaz capacidad de supervivencia que no se había visto desde Ronald Reagan (1981-1989).
Las recientes afirmaciones en el sentido de que el dictamen final del investigador Robert Mueller o las de la líder demócrata Nancy Pelosi de que no se iba a juzgar la destitución de Trump sino el uso del poder para obstaculizar investigaciones ha desencantado a los sectores duros de los demócratas y de los libérales que ya veían a Trump siendo destituido por el Congreso o por la 25 Enmienda Constitucional que permite que la mayoría del gabinete declare incompetente al presidente.
Los equilibrios políticos tradicionales, pendulares, de la política estadounidense han sido destruidos por Trump, seguidores y adversarios.

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