11 julio, 2025

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Planta de Hidrógeno: robo de los tecnócratas

Con el pretexto de la aplicación de la reforma energética, el 12 de abril de 2018, cuando la agenda informativa era dominada por las campañas electorales por la presidencia de la república, Petróleos Mexicanos concretó la venta la planta de hidrógeno de la Refinería Madero.

La planta, identificada como U-801, fue adquirida por la empresa Linde Hidrógeno S.A. de C.V., integrante del corporativo alemán Linde Gas North America LLC, a un precio que los especialistas en materia petrolera y energética consideran ‘de ganga’: 31 millones 893 mil dólares.

Pemex Transformación Industrial no sólo vendió en oferta la planta generadora de hidrógeno con un proceso de refinación basado en gas natural con vapor, sino que también entregó en comodato, de manera gratuita y por un periodo de 20 años, el terreno de poco más de ocho hectáreas donde se encuentra la planta a la compañía extranjera.

Esas no fueron todas las facilidades que Pemex concedió al corporativo con sede en Munich, Alemania: estableció además, por un plazo de 2 décadas, un contrato de suministro exclusivo de hidrógeno.

Es decir, Linde Hidrógeno S.A. de C.V. es la única empresa responsable de suministrar los productos en el punto de entrega y de mantener la operación de la infraestructura para la producción de hidrógeno.

Un auténtico negocio redondo: Una empresa extranjera adquiere a bajo precio una planta especializada que opera en un terreno en el que no pagará renta durante 20 años y, de paso, no tendrá competencia, será proveedor único de ese mercado.

Esta historia, que forma parte del gradual desmantelamiento de Pemex durante los tres sexenios que comprendieron el periodo 2000-2018, comenzó el 5 de agosto de 2016, cuando la dirección de Pemex Transformación Industrial planteó que se analizara la participación de capital privado en la generación de hidrógeno en el sistema nacional de refinación.

De esa forma, identificó tres proyectos por desarrollar a través de lo que llamó ‘alianza estratégica’ con el sector privado: la Refinería Francisco I. Madero, de Ciudad Madero, Tamaulipas; la refinería Miguel Hidalgo, de Tula de Allende, en Hidalgo; y la refinería Héctor Lara, de Cadereyta, Nuevo León (la que, al final de cuentas, no se pudo realizar). 

El argumento, repetido una y otra vez durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, fue esgrimido en el libro blanco que se entregó a la Auditoría Superior de la Federación a finales de agosto del año pasado: ‘El modelo de negocio de Pemex evolucionó de uno netamente operativo a otro con orientación 100 por ciento de mercado y con sentido empresarial’.

Bajo esa perspectiva, Pemex Transformación Industrial iba a dirigir sus recursos a las actividades que, se suponía, le generarían un mayor valor económico, mientras reducía sus costos de operación. Además, en teoría, aumentaría su productividad y eficiencia.

Sin embargo, nada de eso sucedió: Petróleos Mexicanos no incrementó su producción de gasolinas en las refinerías, tampoco disminuyó sus costos de operación.

Todo lo contrario: A casi un año de la operación de compra-venta, la planta de hidrógeno no ha mejorado los niveles de productividad de la refinería de Ciudad Madero, la que visitará mañana el presidente Andrés Manuel López Obrador en una gira de trabajo.

Si bien Pemex Transformación Industrial fue la que planteó en el segundo semestre de 2016 la posibilidad de la participación de capital privado en la proveeduría de hidrógeno en el sistema nacional de refinación, varias áreas intervinieron para evaluar y aprobar la solicitud, entre ellas la Dirección Corporativa de Alianzas y Nuevos Negocios de Pemex y el Comité de Estrategias e Inversiones del Consejo de Administración.

Fue la Dirección Operativa de Procura y Abastecimiento de Pemex la que recibió las propuestas de las empresas participantes en un concurso por invitación, en el que Linde fue la empresa que presentó la mejor oferta con una tarifa calificada como ‘la más competitiva’.

De esa forma, el 11 de abril de 2018 se formalizaron los contratos de compra-venta y de comodato entre Pemex Transformación Industrial y Linde Hidrógeno S.A. de C.V.. Un día después, en una supuesta ‘alianza estratégica’, se concretó el contrato de suministro por un periodo de 20 años.

El 17 de abril, de acuerdo con la documentación entregada por Petróleos Mexicanos a la Auditoría Superior de la Federación, la empresa Linde pagó mediante una transferencia bancaria.

La venta a bajo precio de las plantas de hidrógeno de las refinerías de Ciudad Madero y Tula confirman que durante el sexenio peñanietista se aceleró, con el pretexto de la reforma energética, el desmantelamiento de Pemex.

En resumen, Petróleos Mexicanos sufrió un descarado robo por parte de un grupo de tecnócratas gandallas.

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