5 diciembre, 2025

5 diciembre, 2025

Logran acuerdo; cancelan arancel

Estados Unidos y México confirmaron que no habrá ningún impuesto para las importaciones nacionales; a cambio, el gobierno federal se comprometió a endurecer la política migratoria y a recibir a todos los refugiados

«A cambio, México ha accedido a tomar fuertes medidas para contener la ola migratoria en México y en la frontera sur de EU. Esto se hace con el propósito de reducir dramáticamente, o eliminar, la migración ilegal hacia Estados Unidos”.

El Presidente Andrés Manuel López Obrador adjudicó «al apoyo de todos los mexicanos» la resolución del conflicto con Estados Unidos sobre el tema de aranceles.

«Gracias al apoyo de todos los mexicanos se logró evitar la imposición de aranceles a los productos mexicanos que se exportan a EEUU», indicó en Twitter.
El Mandatario federal informó que el evento de mañana en Tijuana se mantiene.
«Marcelo Ebrard dará detalles del arreglo; de todas maneras, nos congregaremos para celebrarlo mañana en Tijuana a las 5 de la tarde», tuiteó.

Este reto comenzó el pasado 30 de mayo, cuando Trump anunció que gravaría con una tasa del 5% todos los productos importados de México a partir del 10 de junio si el Gobierno no frenaba la entrada de inmigrantes indocumentados que atraviesan su territorio para llegar a la frontera estadounidense.

El gravamen, además, iría escalando cada mes hasta llegar al 25% en octubre si Washington no percibía una mejora sustantiva, que nunca concretó. Estados Unidos estaba usando de forma explícita una guerra comercial como mecanismo de presión sobre un problema migratorio.

Después ocho días de tensión, Estados Unidos y México alcanzaron un acuerdo en materia migratoria que deja en suspenso los aranceles a productos mexicanos con los que había amenazado la Administración de Donald Trump a partir de este lunes.
El mandatario neoyorquino lo anunció en su cuenta de Twitter este viernes por la noche casi al mismo tiempo que el canciller mexicano, Marcelo Ebrard.

Tras el acuerdo, México se compromete «a registrar y controlar las entradas en la frontera» así como «a desplegar a la Guardia Nacional por todo el territorio y en especial en la frontera sur», según apuntó el canciller mexicano en rueda de prensa.
Con el endurecimiento de la política migratoria y la militarización de la frontera, el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador desactiva la bomba arancelaria. A la vez,  pese a la ausencia de cifras concretas en el pacto, concede una victoria política para Trump.

«Me alegra informar de que Estados Unidos ha llegado a un acuerdo firmado con México. Los aranceles programados a partir del lunes contra México quedan suspendido indefinidamente. México, a cambio, ha asumido adoptar fuertes medidas para contener la migración», ha escrito el republicano.

El pasado jueves, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, ya anunció que el país vecino reforzaría la frontera con Guatemala, con el envío de hasta 6,000 efectivos de la Guardia Nacional, un nuevo cuerpo militar creado por el nuevo gobierno mexicano.

Pero ese compromiso no bastaba para la Casa Blanca, que hasta este viernes había mantenido la amenaza arancelaria.
El comunicado conjunto habla de medidas «sin procedentes» por parte de México, aunque no detalla ninguna cifra.

Tampoco Ebrard especificó si aumentará el despliegue militar, pero enfatizó en su declaración que elevará la dureza para contener la crecida de los flujos migratorios, que según sus cifras alcanzaron las 140,00 personas en mayo, máximo en casi 20 años.

El texto señala que los solicitantes de asilo que crucen la frontera estadounidense serán devueltos «rápidamente» al otro lado, donde podrán aguardar mientras llega la respuesta sobre su futuro.
El pacto de este viernes formaliza este nuevo papel de México y ensancha sus obligaciones de acogida al garantizar que «autorizará a la entrada de todos» los solicitantes de asilo en EE UU.
Pese al endurecimiento y la militarización de los controles en la frontera, México ha salvado al menos la bala del «tercer país seguro», lo que hubiese supuesto que todos los migrantes que cruzaran río Bravo para llegar a EE UU solicitando asilo, pudieran ser automáticamente derivados a México para que comenzaran el proceso de asilo en este país.

Esta nueva coyuntura hubiera provocado graves problemas a la Administración mexicana, sumida en una etapa de duros recortes presupuestarios y ya de por sí colapsada por el número de solicitudes de asilo en su territorio: han crecido casi un 200% en estos cuatro primeros meses, según ACNUR.

México y Estados Unidos reciben desde hace meses una oleada de migrantes procedentes de Centroamérica que huyen de la miseria y la violencia.
Según los datos hechos públicos por la policía fronteriza el pasado miércoles, solo en mayo los agentes estadounidenses detuvieron a más de 144,000 migrantes irregulares, lo que supone un incremento del 32% respecto al mes anterior y es la cifra mensual máxima en 13 años.

El pacto de este viernes también menciona el plan impulsado por México, El Salvador, Guatemala y Honduras, con apoyo de la CEPAL, para fomentar el desarrollo y la inversión en el sur de México y Centroamérica. Este nuevo esquema, que contempla también la participación de EE UU con una inversión de 4.800 millones, es el arco de bóveda sobre el que López Obrador pretende sostener su relación bilateral con EE UU en materia migratoria, marcada desde el gobierno de Felipe Calderón por un sesgo más policial que enfilado al desarrollo. De momento, los resultados del acuerdo de este viernes parecen seguir más encaminados al control militar.

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