El sol calienta a más de 40 grados en este mediodía de junio. La calle de esta colonia en la periferia de la ciudad es de choy y tierra suelta, una peligrosa gravilla la cual puede ser muy traicionera si se desplaza a bordo de una motocicleta y esto Raúl lo sabe muy bien: su trabajo arriba de dos ruedas puede llegar a ser uno de los más peligrosos del mundo.
El sudor en la frente de este hombre que genera el calor abrasador se incrementa con el casco, la armadura de plástico sobre sus brazos y piernas además del chaleco que le identifica como gestor cobranza de la tienda a la que el reporta sin embargo su misión no puede quedar medias.
Su trabajo tal vez puede ser muy criticado por aquellas personas que no les gusta que les vayan a tocar a la puerta de su casa para requerir el pago de tal o cual cosa que sacó a crédito pero que por alguna razón ha interrumpido su obligación de pasar a pagar en tienda. Es aquí donde es necesaria la intervención de Raúl la cual empieza desde que el sol sale y termna cuando el sol se oculta detrás de la sierra. Dia a dia recorre los sectores que le han sido asignados para gestionar que aquellos que han caído en mora se reporten y paguen.
Es una chamba que se antoja difícil no tanto por las inclemencias del clima o lo extenso que puede ser su territorio a cubrir sino por el trato con toda clase de personas. Muchos creerán quizás que sólo llega a tocar la puerta de casas modestas en colonias populares pero lo cierto es que Raúl también presiona el timbre de casas de familia acomodada y hasta de clase media pues en este país sacar cosas a crédito es toda una tradición.
Localizar cada domicilio a veces suele ser fácil, lo difícil es hacer que el deudor salga de su domicilio pues muy seguido se hacen los desentendidos y sube el volumen de la música para hacer creer que no notaron la presencia del cobrador, incluso llegan a cuchilearle los perros al motorizado en una clara forma de agresión. Pero Raúl sabe que estos son gajes del oficio y no permite que las situaciones lo desanimen, antes bien reafirman su compromiso por realizar la cobranza o la regularización de cada estatus financiero de las personas que visita.
Pero si una cosa se puede estar seguro es que en Ciudad Victoria transportarse en una motocicleta puede ser muy peligroso. Todos los días las páginas de los diarios locales relatan historias de cómo muchos jinetes sobre dos ruedas son atropellados lo cual pueden llegar a costarles la vida. Está estresante chamba aporta solamente un poco de lo difícil que es realizarla día a día, además de algunos malos tratos, ‘jetas’ y hasta insultos parte de los morosos que van acrecentando la dificultad para llevarla a cabo.
Ciertamente se ha creado un aura de negatividad que alimenta el mito de que los cobradores pueden llegar a ser más que persuasivos incluso agresivos a la hora de requerir el pago de alguna institución a la que pertenecen. Honestamente si el individuo en cuestión hubiese pasado a pagar a tiempo, nadie estaría tocando la puerta de su casa para requerirle el dinero el artículo que se llevó cuando le otorgaron la confianza de hacer una transacción a crédito.
“Yo no te debo a ti le debo al banco” “A mí no me vas a venir amenazar” “puedes venir cuantas veces quieras no te voy a pagar” “yo voy y me arreglo con el gerente” son algunas de las frases que los clientes pueden llegar a proferir con tal de salirse de la suya y no pagar. Sin embargo, contrario a lo que se pueda pensar la mayoría de los clientes que Raúl visita si tienen intención de pagar, ponerse a mano o regularizarse como usted quiera llamarle, pero la situación de muchos de ellos realmente se ha visto afectada por múltiples motivos tales como la crisis económica, la pérdida de empleo y algunos dramas familiares.
En su recorrido Raúl ha sido testigo de cómo muchas personas recurren al crédito porque no tienen otra manera de hacer un patrimonio más que endrogándose sin embargo también le han expuesto como su vida se volvió un caos y actualmente viven en una situación muy precaria.
Pero Raúl tiene una tarea que cumplir y es simplemente cobrar, pues aunque ha sido testigo de cosas que le podrían romper el corazón el tiene la obligación de cumplir una meta la cual se refleja en su rendimiento semanal pues como muchos otros oficios es monitoreado por sus supervisores.
Como cualquier otra persona Raúl carga con compromisos, preocupaciones y batallas personales que ocupan un porcentaje de su mente y sus pensamientos al día. Esto puede llegar a ser difícil de sobrellevar en una tarea que demanda mucha energía y concentración sobre todo a la hora de transportarse en su motocicleta. Por eso aunque es difícil, él deja todos esos temas aparte para concentrarse totalmente su trabajo.
A Raúl se le pregunta ¿si tú pudieras mandarle un mensaje a todas aquellas personas en Mora o impago qué le dirías? El cobrador responde “simplemente que se hagan responsables de sus deudas pues de alguna manera fue un bien o un dinero el cual se les otorgó y que dispusieron de tal, y con esa misma reciprocidad deben cumplir con el pago, tanto para mantener un buen registro de crédito como para no ser molestados por los gestores de cobranza”.
En Ciudad Victoria hay un ejército de más de 60 cobradores esta empresa para recuperar cada centavo qué le fue financiado a sus clientes. Cada uno de ellos puede llegar a tener mas de un centenar de cuentas qué gestionar. Los días clave para llevar a cabo la cobranza son alrededor de quincena y en viernes , sábado y domingo pero si algún cliente está dispuesto a ponerse al corriente entre semana Raúl no lo piensa dos veces y visita a la persona en cuestión. Hay días que toca hasta 40 puertas, hay otros que llama sólo a la mitad pero siempre hay a quién invitar a ponerse al corriente.
El termómetro ya sobrepasa los 40 grados centígrados y la tarde se vuelve por demás sofocante. El Caminante y el gestor de cobranza se encuentran muy amenamente platicando cuando de pronto pasa enfrente de ellos una de las personas a las cuales ha estado buscando durante la semana. Es un joven de veintitantos años que se ha atrasado en el pago semanal de la motocicleta que sacó a crédito.
“¿Apoco era hoy el pago?… mombre es que se me juntó con el de ’Compartamos’ y se me hace que te voy a quedar mal.. prefiero pagarle a ellos para que me vuelvan a prestar y así te liquidó la deuda” comenta el chavo quién se tironea en repetidas ocasiones para no pagar en este día el cual el mismo eligió para ello.
Raúl le ofrece hacerle un descuento de $200 si se pone al corriente ese mismo día. Si paga después no se le podría hacer una bonificación.
El Chavo explica sus motivos de una y otra manera, sin embargo es claro que no tiene intenciones de pagar hoy. El gestor de cobranza no le queda más que darle un día de gracia extra y se despide del moroso.
Las horas avanzan y el calor no cesa. El Caminante se despide de Raúl quién aún tiene varios domicilios qué visitar. Demasiada pata de perro por esta semana