Cuando un partido o agrupación política no gobierna el país, los cambios de dirigentes y la definición de las candidaturas a puestos de elección popular no despiertan tanto interés y por lo general las nominaciones se resuelven sin mayores problemas, sin embargo, cuando están al frente de las riendas de la nación, entonces sobran los aspirantes y la lucha por los puestos directivos y cargos del gobierno se torna una competencia cerrada que todos quieren ganar.
He ahí la diferencia entre la renovación del alto mando nacional de MORENA y la del PRI que están a la vista.
Es asimismo una de las razones por
las que la actual jerarca del Movimiento Regeneración Nacional, Yedckol Polevnsky, trata de seguir en el puesto por un nuevo periodo y los del grupo político adversario, que encabeza el senador Ricardo Monreal Ávila, mueven sus influencias para impedir la reelección de la ex presidenta de la Canacintra y colocar al frente del partido político a uno de sus simpatizantes.
¿Quién ganará la carrera por la dirección del partido obradorista que tendrá lugar
en noviembre, la señora Polevnzky o Alejandro Rojas Díaz Durán, la carta del ex gobernador de Zacatecas?
No se tiene idea, pero no sorprendería que si las posiciones de los grupos partidistas se radicalizan, se optaría por prescindir de la actual presidenta e imponer en su lugar a un tercero en discordia, que bien podría ser el actual coordinador de
la bancada morenista en la Cámara de Diputados federal, Mario Delgado, que en estos momentos, según el mismo ha dicho, evalúa si le entra o se mantiene al margen de la diputa por el control del organismo.
En previsión de que el legislador dijera que sí buscará el puesto de Citlali Ibañez, el verdadero nombre de Yedckol, los partidarios de Monreal y compañía, entre estos Rojas Díaz Durán, ya descalificaron al diputado federal, aseguran que el legislador es el Plan B de la ex senadora mexiquense.
El reto de AMLO es resolver el relevo del CEN del partido que gobierna a la República sin pugnas ni escisiones que pudieran poner el riesgo la unidad de
la organización y de rebote a la Cuarta Trasformación y los planes del primer presidente de México que no es miembro del PRI ni de Acción Nacional.
La elección del sucesor de Claudia Ruiz Massieu como dirigente nacional del Revolucionario Institucional, en cambio, prácticamente ya se ha resuelto.
Los integrantes del poder tras el trono del tricolor, entre ellos los ex presidentes Carlos Salinas y Enrique Peña Nieto, ya se aprestan al ungimiento del gobernador de Campeche, Alejandro Moreno Cárdenas. Para lograrlo sin sobresaltos, además, parece que convencieron a los ex gobernadores de Yucatán, Ivonne Ortega Pacheco, y de Oaxaca, Ulises Ruiz, que no abandonaran el proceso como lo hiciera José Narro Robles, sino que legitimen y reconozcan el triunfo del campechano.
Las bases militantes ya deben de
haber recibido la señal para que apoyen a Moreno el 11 de agosto y, como los priistas están acostumbrados a obedecer sin cuestionar, sumisamente, las órdenes de la superioridad, todo indica que emitirán el sufragio a favor del recomendado de los ex mandatarios.
El que, a diferencia del ex invencible y Morena, no tendrá que lidiar con el relevo de dirigentes nacionales es el PAN.
A pesar de que Marko Cortés perdió el 2 de junio las gubernaturas de Baja California y Puebla, igual que la mayoría del Congreso de Quintana Roo, conservar la supremacía en Aguascalientes, Durango, Guanajuato
y Tamaulipas, le ha permitido al jerarca albiazul mantenerse como guía político
de los panistas. Los retos del partido albiceleste son recuperar el 2021 parte del terreno perdido en la elección presidencial de 2018 con la derrota de Ricardo Anaya Cortés y evitar una eventual desbandada y emigración de seguidores al partido político en ciernes, México Libre, que impulsan el ex presidente Felipe Calderón Hinojosa y su esposa Margarita Zavala Gómez de Campo.
Debido a que el desarrollo de las sociedades es dialéctico, la lucha de
los contrarios, ocurra lo que ocurra, la próxima disputa del poder de México
la protagonizarán el PAN y Morena, representantes de proyectos ideológicos antagónicos. Así como durante el gobierno de izquierda del presidente Lázaro Cárdenas surgió el PAN, ahora que ha ganado el gobierno izquierdista de AMLO, se fortalecerá la derecha como contrapeso natural.