A cada rato los encuentro. Son ellos y ellas con sus fabulosos 40 años bien servidos. Andan por ahí deliberadamente, sacando la basura con su libre albedrío, caminando alrededor de la plaza, en las colas del banco, en las cajas de una tienda.
Sí. Son aquellos miembros del grupo de los “no tan jóvenes”. Han llegado ahí sin querer. De pronto sus hijos, los muchachos, ya están grandes y han llegado a la edad que ellos tuvieron no hace mucho. Al resto de carnales y primos les ocurre los mismo, y de ahí crece la flora y fauna de sobrinos.
Una gran mayoría tienen, a los 40 años, hijos ya casados, o solteros que no se quieren ir de la casa y entonces se ocupan del barrio: de que nadie aviente una piedra, de cuidar el changarro a don pacífico que tiene una hija más o menos; y de jugar futbol, que luego se volvieron borracheras y adiós sueños de ir al Atlas,Pachuca o Monterrey. Pero ese es otro barrio, aquí en este, desde donde les hablo, luego luego le entramos al jale.
Decía que a los 40, muchos ya tienen resuelta la vida, o al menos así lo piensan, si no fuese la vida traicionera y mera expectativa. Claro que es bueno ser positivo, pero también hay que ser realistas y tomar las providencias, cuidarse cuando menos. “Cuídate Juan que por ahí te andan buscando”.
Son años a los que llega uno con algunas bajas en las filas de los amigos y de los enemigos. Aquí en el barrio, simplemente si nos ponemos a contar, muchos murieron antes de llegar a los 40. Tienen nombre y apellido, en el barrio la gente aun recuerda sus nombres, pero poco a poco los olvida.. Y así es como nadie sabe cuántos perros tuvieron, cómo dormían ni cuanto ganaban e el camello. El inventario personal podría incluir una bicicleta búfalo, una resortera, un radio de onda corta, tres pañuelos rojos, una cartera con el emblema del Cruz Azul, dos conchas de almuerzo.
De ese modo, al ejército de los no tan jóvenes nonos quedan ganas de hacerla de pedo. Nos volvemos mesurados y tolerantes. Ponemos las barbas a remojar en un instante. usamos guantes, lentes, gorra, y nos cepillamos a diario los dientes.
Son raros los que guardan un rencor. A los 40 es difícil decir algo que realmente no exista, al menos que sea usted un escritor o un artista.. Pero yo me junto con puro rastrojo de la colonia seres que te cuentan historias bastante increíbles, un día un cuate me contó una historia que yo le había contado.. Nos sentamos a ver correr ya platicar del escaso pasado.
A propósito. Esta edad es la más discriminada, el mismo gobierno no tienen un programa si te quedas por estos años en el desempleo. . Es, a ver cómo le haces. Saltaste espectacularmente, pero quedaste en donde mismo. Eres muy “ruco” para una beca o para un empleo el que sea.
A esta edad si ya no fuiste a las olimpiadas ya no fuiste, entonces escribes y no has ganado el premio Nobel, ni fuiste el campeón de los guantes de oro, tampoco rompiste el récord de capiruchos con ningún balero, ni sacaste un diez en la escuela por más ganas que le echaste. Pero qué manera más cruel y absurda de desperdiciar la inteligencia nacional. A los 30o 40 se puede, se debe empezar de nuevo. Muchos rehacen su matrimonio, y lo vuelven a tirar por la borda. Habrá quienes por ahí a los 40 aún no descubran su verdadera vocación de poetas, de astronautas.
Aquí en el barrio, entre las vecindades, tengo un cuate que todos los días ensaya una canción que compuso para una banda. Un desconchiflado grupo de rock. Ensayo con él con mi voz aguardentosa, en un descuido y me hago famoso.
HASTA PRONTO