Primero fue Paco Taibo II, escritor, promotor cultural y apasionado de verdad de la 4T, nos espetó: “se las metimos doblada”, luego Jesusa Rodríguez, actriz de teatro, con tablas escénicas políticas y “Senadora marihuana de tiempo completo”, así se describe ella y ha dicho “que todas las hembras, de todas las especies son iguales”, además tenemos al mismísimo presidente López Obrador que trata a las reporteras de “corazón, corazoncito”, cuando no quiere responder a cuestionamientos serios.
Más tarde a micrófono abierto, son muy sensibles estos aparatos, el líder de la cámara Muñoz Ledo les mienta la madre a los legisladores (con este lema encontró empatía nacional) y más recientemente el ex líder de autodefensas, Mireles, convertido por la 4T en funcionario federal, se refiere a las féminas como “pirujas” y “nalguitas” y cosas peores, describe el mismo, total que cuando pensábamos que nadie podría superar el lenguaje florido y bárbaro de FOX, nos llegan estas frasecillas que quedan para la historia, del deformado léxico mexicano.
A los mexicanos nos han pintado por tradición como mal hablados, maldicientes y con un uso muy bajo del amplio y bello castellano, pero lo peor es aguantar el lenguaje misógino, con franca denigración a las mujeres y que sea la misma autoridad la que da el mal ejemplo para no seguir.
¿Por qué importan las palabras? “Las palabras también nos rescatan” ha dicho en entrevista con El País, Laura García Arroyo, editora, escritora, traductora, lexicógrafa y promotora de lectura, de origen español pero arraigada en México, actualmente al aire en canal 22 conduce el programa “La Dichosa Palabra”.
“Nos hemos vuelto flojos y distraídos y ya no nos detenemos a pensar cómo se dicen las cosas”, nuestro vocabulario es pasivo, usamos tan solo unas 300 palabras, en promedio, para comunicarnos en nuestro idioma de un léxico casi inagotable, ha dicho la escritora, defensora de las palabras y quien se sintió rescatada por sus propios textos, tras superar un sismo en México. Léanla para entendernos mejor.
Sobre el lenguaje no sexista, la SEGOB en su portal tiene desde 2013 un manual, color morado, de 93 páginas con el slogan “lo que bien se dice bien se entiende”, que por lo escuchado en estos nueves meses, ni un funcionario o el presidente han leído, aquí se cita que “la mejor forma de expresar nuestra concepción del mundo y de reflejar cómo es nuestra sociedad, es a través del uso del lenguaje. Éste puede ser un instrumento de cambio, de transferencia de conocimiento y cultura, pero también puede ser una de las expresiones más importantes de desigualdad ya que manifiesta por medio de la palabra la forma de pensar de la sociedad y como ésta invisibiliza toda forma femenina”.
Las palabras son muy poderosas y en boca de los hombres sentados en el poder nos representan aún más, su lenguaje transmite y refuerza los estereotipos que por costumbre, denigran a la mujer.
En Boca Cerrada
No entran moscas, sin tan sólo unieran el cerebro con su lengua.