El contexto económico internacional
es cada vez menos
favorable a la estrategia de crecimiento
fincado en la globalización.
Una ruta que no hemos abandonado
pero que es cada vez más estrecha.
De hecho, ya no parece funcionar
para algunas de las más grandes
potencias industriales.
Japón, la tercera economía más
grande del mundo, después de los Estados
Unidos y China, experimenta una
contracción de su producción industrial
que la retrae a cifras de hace tres años.
Esta situación se asocia a dos factores;
el primero es que elevó el impuesto a
las ventas de ocho a diez por ciento y
provocó una contracción del consumo.
El segundo, más importante, es que sus
exportaciones, fundamentalmente de
manufacturas, llevan 10 meses a la baja
y han caído en un 5.2 por ciento respecto
al año anterior.
De acuerdo a su banco central
Alemania podría encontrarse en recesión;
su economía se contrajo en 0.1
por ciento de abril a junio y al parecer
esta tendencia está a punto de confirmarse
para el siguiente trimestre. Muy
posiblemente su crecimiento en 2019
no rebasará el 0.3 por ciento. La causa
principal de este bajo dinamismo
es la caída en sus exportaciones de
manufacturas que en agosto se redujo
en 3.9 por ciento comparado con el
mismo mes del año anterior.
Inglaterra por su parte también
redujo su producción en un 0.2 por
ciento durante el segundo trimestre
y se calcula que habrá crecido
en 0.3 por ciento en los siguientes
tres meses. Escapa a la definición de
recesión, pero son sus peores datos
económicos de los últimos siete años.
Sin embargo, de acuerdo a la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos, OCDE, su salida de
la Unión Europea podría empujarla a
la recesión en este y el siguiente año.
Italia tiene una
perspectiva ligeramente
peor a
los anteriores.
Un crecimiento de cero
por ciento para 2019.
Una excepción dentro
de este panorama oscuro
beneficia a casi el 20 por ciento de
la población mundial. Se trata de la
economía de China que, aunque se
desacelera, crecerá este año en un 6.1
por ciento. Esto a pesar de que sus exportaciones
caerán en alrededor del 3
por ciento. Conviene aquí recordar los
tres pilares básicos del notable crecimiento
chino en las últimas décadas:
uno, una moneda barata y altamente
competitiva; dos, una fuerte estrategia
de substitución de importaciones
y; tres, un decidido fortalecimiento de
su mercado interno sustentado sobre
todo en alzas salariales que promedian
el 8.2 por ciento anual en los
últimos diez años.
En suma, de acuerdo a la OCDE
este año será el peor desde el
2009. Un referente nefasto en el
que la economía mundial retrocedió
fuertemente dejando a cientos de
millones empobrecidos y sin empleo.
Para la Conferencia de las Naciones
Unidas sobre Comercio y Desarrollo,
UNCTAD, no solo 2019 será malo, sino
que la situación apunta a que en 2020
pudiera ocurrir una recesión global.
La ruta que se cierra es la del
crecimiento exportador en el que los
mercados internos fueron despreciados
y el esfuerzo se concentró en
la conquista de mercados externos
bajo un mecanismo esencialmente
perverso. Me refiero a los préstamos
al tercer mundo con los que múltiples
países se endeudaron para obtener
un superficial desarrollo importado. Y
para pagar subastaron su patrimonio.
Bajo esa lógica México privatizó lo
que era patrimonio del Estado y luego
vendió al extranjero lo que incluso
siendo privado era por lo menos
nacional. A cambio consiguió crear un
segmento moderno, exportador, que
ahora se encuentra en un callejón sin
salida.
Hay quienes consideran que las
guerras comerciales y el creciente
proteccionismo son los factores que
ocasionan las dificultades para exportar
y por tanto el estancamiento de
la economía mundial. Lo que yo creo
es que son las tendencias al estancamiento
las que provocan las guerras
comerciales.
El avance en las capacidades de
producción ha ocurrido al mismo
tiempo que crece la inequidad y se
genera una triada maligna: no crecen
los ingresos de la mayoría; el endeudamiento
ya no aumenta el consumo
y la incertidumbre obliga a la cautela
en el gasto.
La recomendación de la OCDE
a los gobiernos es que gasten, que
generen ingreso. Los gobiernos industrializados
reducen las tasas de interés
hasta niveles negativos e incluso inyectan
dinero fresco a sus economías.
Pero no parece
ser suficiente.
Si algo debió
enseñarnos la gran crisis
económica de fines de los
años veinte del siglo
pasado es que la austeridad
es venenosa.
No es de extrañar que
también en México la producción
amenaza con reducirse este año por
vez primera desde el 2009. No estamos
en condiciones de competir en
un mercado mundial donde ni Japón,
Alemania o China logran seguir vendiendo
como en años anteriores.
Cierto que la economía norteamericana
crecerá en cerca del 1.9 por ciento
este año; pero ya no “jala” a la economía
mexicana como antes. Y lo que era
una relación provechosa en el esquema
globalizador, ahora se convierte en
fuente de incertidumbre y exigencias
de cambio. ¿Firmarán el T-MEC este
año? Y ¿qué hacer frente a sus exigencias
donde pide democracia sindical y
aumentos salariales en México?
Presumíamos de ser una de las
economías más globalizadas del
planeta por número de tratados
internacionales y el peso del comercio
exterior en la economía nacional.
Seguimos siéndolo, pero lo que era
ventaja ahora es pesada carga, sobre
todo si no nos decidimos al abandono
radical de esa inercia.
Que el mundo no crezca no justificará
nuestro estancamiento. Es, por
el contrario, un llamado a la acción
decidida. Lo primero es una reforma
fiscal que ponga en manos del Estado
los recursos para invertir y dinamizar
la economía, lo que implica abandonar
la austeridad; lo segundo es una
política industrial y agropecuaria que
abra espacios a la inversión privada
para sobre todo substituir importaciones;
lo tercero es fortalecer el
ingreso urbano y rural fuertemente
reconectado al consumo de productos
nacionales, lo que implica regular
las importaciones y apoyar, como lo
ofrece el Plan Nacional de Desarrollo,
una economía social y solidaria. .
Hoy existe el apoyo popular que le
permitiría a este gobierno convocar
a los cambios de gran envergadura.
¿Ese apoyo lo seguirá teniendo en un
par de años?