CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.-En la capital tamaulipeca se cuentan muchas historias, algunas alegres y otras no tanto. Pareciera que las malas noticias son mas propensas a volverse virales, sin embargo también suceden cosas cada dÍa que llevan felicidad a ciertos hogares victorenses que decidieron apostarle a su buena suerte aunque tal vez para muchas personas tentar al azar es una muy mala forma de desperdiciar el tiempo y el dinero.
Hay por la ciudad, un montón de ‘fuentes de los deseos’ en las que los sueños pueden volverse realidad. Estos celebres lugares son parte del paisaje urbano. Algunos han estado ahí desde hace muchas décadas. En ellas el ciudadano común (aún sin creerlo) puede comprar su boleto a la abundancia. Nos referimos a los estanquillos de la lotería nacional, ese carnaval de sorteos forjadora de sueños y de historias felices.
Con sus casi 250 años de existencia esta institución emite cada semana sus clásicos sorteos. Pero nada sería de la Lotería Nacional sin su ejército de vendedores y expendios que día a día distribuyen cachito a cachito las combinaciones de dígitos que habrán de concederle a algún suertudo el abrazo de la diosa fortuna.
Y esto lo sabe muy bien Alicia, quien desde hace muchos muchos años, se dedica a la venta de series y vigésimos con coloridas imágenes impresas.
Hace casi medio siglo atrás, ella junto a su esposo tomaron la estafeta de la empresa familiar y se dedicaron a esparcir la buena suerte entre los victorenses y creando varios millonarios. Tres décadas después, el creador decidió que el pilar de ese hogar le acompañara en la eternidad. Aunque esta nueva ausencia resultaría un duro golpe para Alicia, lejos de dejarse abatir por la pena decidió secarse las lágrimas de sus profundos ojos azules y seguir adelante.
Catorce años después ella continúa la tradición que un dia su suegro iniciara y que orgullosamente contara al Caminante la satisfacción que siente no solo al entregar el boleto premiado, sino por la gran cantidad de buenas yu duraderas amistades que ha cultivado a lo largo de este tiempo.
‘Hay de todo tipo de clientes: los que siempre juegan cierto numero, los que compran constantemente y aunque muy contados los que adquieren toda la serie’ comenta Alicia al Caminante.
‘Una veintena de veces me ha tocado vender el premio gordo, el segundo y tercero, y siempre es muy bonito ver como muchas personas son recompensadas por su persistencia al jugar’ dice satisfecha de su labor.
Ahora bien es un hecho que los tiempos tan inseguros que vivimos han forzado a los agraciados a ocultar su identidad e incluso a ser muy discretos cuando llegan a sacar un buen premio.
Los clientes no cesan su ir y venir como abejas entrando y saliendo de una colmena. Muchos vienen con la esperanza de que la lista les revele el anhelado premio. Otros solo desean hacer válido el reintegro y algunos llegan con esa chispa en la mirada que los alienta a elegir una terminación en especial. Las emociones siempre a flor de piel.
Es inicio de noviembre y da inicio la temporada mas jugosa en cuestión de premios y sorteos, pues tanto los espéciales como el ‘revolucionario’ y el Guadalupano, seguidos de los Magnos en nochebuena y en nochevieja a fin de año, atraen a muchos jugadores.
El Caminante sabe que es momento de reiniciar la marcha y se despide de Alicia que tiene un buen de amables clientes que atender. Demasiada pata de perro por esta semana.