Ojalá haya hecho las
suficientes cosas
buenas, los suficientes
méritos para ser feo,
para así seguir viviendo,
porque imagínese usted los
padecimientos de un guapo.
Usted no tiene ni siquiera una
idea, mucho menos si todo el
tiempo ha sido feo y es decir
que ni de niño fue bonito.
No tenemos los guapos el
menor empacho en que las
mujeres nos persigan de oficio,
pero también es necesario
aclarar que no tenemos nada
en contra de las mujeres
guapas, siempre y cuando
ellas tampoco las tengan en
contra de uno, porque a decir
verdad pasan con una facilidad
espantosa del amor al odio que
ya las quisiera uno de regreso y
pronto.
Eso de ser guapo vende de
otra manera. Quienes hacen
los anuncios comerciales para
ofrecer productos no fueran
tan guapas o guapos, de no
ser porque es lo que vende,
es lo que atrae y es lo que
trata mucha gente de imitar,
la guapura, la belleza, pero la
belleza vista desde un punto de
vista de la moda que se impone.
Va uno viendo los aparadores
por la calle Hidalgo y lo que ve
son maniquís todas nalgonas
y nalgones con pantalones
muy ajustados que ojalá y así
lucieron si te los pusieran, y
se dan muchísimos casos que
así ocurre afortunadamente.
Aunque ya no sé si afortunada o
desafortunadamente.
Les decía que es difícil ser
guapo y andar ahí por la vida
como si nada hubiera pasado.
Llegas a un barrio y podrías
andar un día tranquilo, pero al
día siguiente ya no es lo mismo.
La dinámica económica ha
llevado a la estética a cambiar
la moda en distintas formas de
acuerdo a las conveniencias
sociales, yo creo que esto de
ser bonito o feo viene después
de la Revolución Industrial con
más ahínco, porque no creo que
antes el ser guapo haya tenido
prevalencia sobre el ser más
fuerte o el ser más hábil para
la guerra. Y quizás también el
instinto deje escapar por ahí
lo suyo en la necesidad de
mejorar la especie. Pero eso
se dice en el ámbito de la
evolución de las especies y el
hombre como especie no ha
evolucionado mucho.
En la praxis es más
cómodo decir que para cada
sapo hay una pedrada. Y es
que tampoco nadie es tan
desproporcionado, cada
quien busca su cada cual
según su espejo y su propia
autoestima.
Un guapo es acosado
tal como son acosadas las
mujeres. Hay mujeres muy
aferradas. Y ahora que
las mujeres se terminen
de organizar en todos sus
sectores feministas, pues
también habría que hacer un
espacio para defendernos
de algunas mujeres que
acosan sistemáticamente a
los hombres y esto se dá en
todas partes.
Uno como hombre sabe
de inmediato lo que una
mujer quiere y la elude
en principio, pero por
educación, por respeto, por
su condición de hombre,
no puede evadirla siempre.
Y qué más quisiera uno,
quejarse de eso, y sin
embargo ahí te encargo
cuando ya no puedes salir a
la calle. Y es que la mujer se
inventa tal como el hombre
en estos casos, se reinventa,
se cambia el peinado, cambia
su rutina, te encuentra, busca
la manera de interactuar
contigo , de hablar, de
preguntarte algo, hasta que
lo consigue y te pide un
autógrafo como si fueras un
artista.
A un guapo no se le va
ni una o al menos no se
le debe de ir ninguna si
se lo propone, y se dan
casos en que cuando un
guapo va por una calle y
hay muchas mujeres en la
esquina prefiere sacarles
la vuelta, porque cuando
están juntas siempre dicen
algo, siempre aluden a la
persona, siempre ven lo que
un hombre también busca en
una mujer, el cuerpo entero,
y luego sonríen y si volteas
a ver fue fueron todas y
no fue ninguna, cuando las
ves solas, parece que nunca
estuvieron juntas.
Eso sí, hay mujeres que
por muy guapo que estés
y a veces entre más guapo
estés más fácilmente se
niega. Es algo extraño, pero
sucede. Afortunadamente
hay mujeres muy bonitas que
les gustan los feos. Y ellos,
los feos, todavía tienen el
descaro de salir con ellas a
la calle para ser la envidia de
todos. Y uno cree que es el
billete, pero eso no es cierto.
HASTA PRONTO.