CIUDAD VICTORIA,TAMAULIPAS.-A principios del siglo XX surgió el feminismo transfronterista, término acuñado en el lenguaje del compañerismo, un discurso popular que el gobierno de Tamaulipas, junto con el gobierno federal, promovió en la década de 1920 después de la Revolución Mexicana.
Las mexicanas se involucraron en actividades políticas que trascendieron fronteras y forjaron alianzas entre mujeres de México, y hombres y mujeres de Texas y otras partes del mundo. Además, ellas y otras con metas afines, utilizaron el término del compañerismo para fomentar la idea que las obreras y mujeres en general, debían ser tratadas de la misma manera que los hombres y no como ciudadanas de segunda clase, o como simples compañeras leales, lo cual era tal y como el discurso del Estado lo planteaba .
Es en esa época, cuando surge una mujer ocampense de nombre Caritina M. Piña, quien inició su carrera como activista comunitaria. Su meta era crear un “mundo mejor y más justo para todos los trabajadores” por ello era muy conocida en las afueras de Villa Cecilia y de Tampico.
Pronto se involucró en organizaciones anarcosindicalistas más activas del Golfo de México integrada por hombres y mujeres que visualizaban la posibilidad de una sociedad equitativa y en pro de los obreros, por lo que jugaba un papel importante como agente transfronterista de intercambio cultural, entre mujeres de Tampico y del sur de Texas.
¿Quién era Caritina M. Piña?
Caritina Piña Montalvo debió nacer entre 1899 y 1902, en el municipio de Santa Bárbara de Ocampo, Tamaulipas. Su madre fue Felicitas Montalvo, oriunda del rancho El Manchón, de la misma jurisdicción. Su padre fue el general Nicanor Piña Hernández, conocido personaje de esa municipalidad, pero que, por ser casado, no pudo registrarla como su hija legitima; pero sí la reconoció como hija natural y le dio su apellido.
Al poco tiempo de nacida, su madre Felicitas Montalvo encontró a un hombre que la amó y la aceptó como su hija, casándose con Federico de León el 24 de marzo de 1902. En el año de 1908 quedó huérfana de mamá y al parecer fue recogida por su padre, quien, al término de la revolución, se mudó con varios de sus hijos al puerto de Tampico.
Ciudad Madero cuna
del activismo laboral
Desde finales del siglo XIX y conforme crecía el número de trabajadores petroleros, muchas asociaciones mutualistas aparecieron en Villa Cecilia, convirtiéndose pronto un lugar de activistas
laborales. Como reseña la historiadora Myrna Santiago, “los campos petroleros estaban llenos de mujeres”, cuya labor suponía un “trabajo político, cultural e ideológico”.
Fue en Villa Cecilia, Tamaulipas, donde el ex soldado villista Esteban Méndez Guerra organizó el grupo anarquista “Luz del Esclavo” a mediados de la década de 1920. Las ideas extremistas del movimiento laboral circularon en esa población, lugar dónde destacaban los trabajadores petroleros de El Águila, que habían emigrado a zonas rurales.
El grupo anarquista de Méndez Guerra se involucró de forma activa en el teatro popular al montar obras anarquistas, de los cuales algunos fueron escritos por Ricardo Flores Magón, Pietro Gori y el francés Octave Mirbeau.
Las funciones de esas obras se presentaban todos los días en los teatros de Villa Cecilia, por lo que atraían a la clase obrera predominante del lugar; ésta fue la población dónde Caritina Piña Montalvo alcanzó la mayoría de edad.
El surgimiento de
Caritina M. Piña
La exposición al activismo popular del movimiento obrero que experimentó Piña a temprana edad, moldeó su rol en el movimiento laboral mexicano e internacional.
Su destacada participación la ubicaba en el centro de la organización como agente transfronterista de intercambio cultural. De muchas maneras, Piña fue producto de la política radical de Tampico. Emilio Portes Gil, intelectual, abogado competente y futuro gobernador de Tamaulipas, contó siempre con el apoyo de la organización laboral de Tampico y Villa Cecilia, así como de su nativa Ciudad Victoria. Para mayo de 1924, Portes Gil y un grupo de líderes sindicales locales, se habían ganado el apoyo de muchos campesinos y trabajadores urbanos, creando así el Partido Socialista Fronterizo.
El activismo de Caritina Piña surgió en la década de 1920 y 1930, en un país aún no concedía el voto a las mujeres. Incluso en sindicatos progresistas que representaban exclusivamente a mujeres, como los sindicatos de las cigarreras y de las costureras de Tamaulipas, las jerarquías sindicales asignaron hombres para representarlas cuando ellas eran las que presentaban las quejas e inconformidades con el trabajo.
Las cartas y comentarios que escribían Piña y su equipo contenían las primeras ideas y expresiones del feminismo transnacional, usando un vocabulario basado en la dignidad laboral y la camaradería.
La continua labor de Piña a favor de los activistas del movimiento laboral que eran reprimidos, atrajo intereses transfronterizos. El residente de Edinburg, Texas, Eduardo Guzmán, se puso en contacto con los Hermanos Rojos, organización anarcosindicalista apoyada por Piña, y en 1925 publicó un artículo en el periódico anarcosindicalista “Sagitario”, en donde explicaba que los hombres y mujeres de la comunidad del Valle del Río Grande, en la que él vivía, tenían la “solemne intención de luchar por la difusión de nuevas ideas, aquellas que nos guíen hacia la igualdad, libertad, amor y justicia para todos”.
El feminismo
de Caritina
El 16 de junio de 1930, la joven Caritina M. Piña se dirigió a la sala de reuniones de trabajadores organizados de la Petroleum Pierce Oil, con el propósito de entregar un reporte a nueve organizaciones sindicales diferentes y a sus respectivos representantes, quienes acordaron llevar a cabo una reunión especial. La reunión comenzó a las 10 p.m. y la organizaron miembros del Comité Internacional Pro-Presos Sociales en el que Piña fungía como la encargada de la correspondencia.
Después de tomar lista, hacer un breve reporte sobre las finanzas del comité y un resumen de los esfuerzos para prevenir que los presos sociales de Baja California fueran deportados a las Islas Marías, Piña tomó el pódium para explicarles que “había presentado una queja ante el gobernador de Baja California, José María Tapia, y que de la manera más enérgica posible le reclamó las atrocidades y crímenes cometidos en contra de los trabajadores del estado y, por ende, solicitó la liberación de todos los presos sociales, además de suplicarle que se dejaran de deportar prisioneros a las Islas Marías” y lo más importante, recalcó que entre los detenidos se encontraba la compañera Felipa Velásquez, quien fue aprehendida junto con siete de sus hijos. Según Piña, este caso era una de las prioridades del Comité, ya que encarcelar hombres o mujeres era una cosa, pero tomar a la fuerza a las compañeras y sus hijos era más que una injusticia.
El 3 de julio de 1930, Caritina diría: “Para el buen desarrollo de la lucha emprendida en pro de nuestros presos y de todos aquellos que caigan por la lucha”
Aunque no todas las mujeres activistas que participaron en el movimiento laboral en Tampico se consideraban feministas, como en el caso de Caritina Piña, la finalidad de su participación parece ser un deliberado esfuerzo por mejorar las condiciones en las que trabajaba y vivía la mujer.
¿Qué fue de Caritina Piña?
Sonia Hernández, Doctora en Historia por la Universidad de Houston, y quien ha investigado mucho sobre Caritina Piña, indica que esta líder feminista se pierde después de 1939. Lo cierto es que quizás cansada de sus luchas de juventud, retornó a su natal Ocampo, lugar donde contrajo nupcias el 14 de febrero de 1937, con su pareja de varios años, Gregorio Ortiz. En ese municipio, la pareja tiene una casa y algunas propiedades rurales heredadas por el general Nicanor Piña. Para la década de 1950, Caritina Piña es dueña de un rancho en Nuevo Morelos, Tamaulipas, localizado a orillas de la carretera San Luis Potosí-Antiguo Morelos.
El 21 de febrero de 1960, ella y otros terratenientes de Ocampo son afectados por la Reforma Agraria, quien les expropia tierras para formar el ejido “Lázaro Cárdenas”. Para 1961 un vecino de esa municipalidad huasteca la ve radicando en Reynosa.
Como muchos otros personajes, Caritina M. Piña murió en el olvido el 23 de agosto de 1981, en la fronteriza Reynosa, Tamaulipas, a consecuencia de un coma diabético. Para esa época estaba casada con José Villarreal Franco.
¿Quién fue el padre de Caritina M. Piña?
José Nicanor Piña nació en Santa Bárbara, el 9 de enero de 1851, siendo sus padres don Casimiro Piña y doña María Eugenia Hernández. Empezó en la política en su pueblo natal en la década de 1870.
Su vida amorosa fue extensa y en 1875 se casó con Celia Vázquez, quien sería su primera mujer. En 1890 fue presidente municipal del vergel de Tamaulipas. En 1892 fue miembro de la Asamblea Popular mutua que apoyaba una de tantas reelecciones de don Porfirio Díaz. En ese año, de un amorío con Dorotea Vázquez nació su hijo Zenaido.
Entre 1899 y 1902, de su relación con Felicitas Montalvo, nació su hija Caritina Piña, reconocida líder feminista. Entre 1904 y 1910 fue diputado suplente de la XXII, XXIII, XXIV y de la XXV Legislatura del Estado, representando al Partido de Ocampo y los Morelos.
Volvió a ser presidente municipal de Ocampo en 1910 y 1911, alternando sus funciones con las de juez del Registro Civil. En 1912 estuvo al mando de fuerzas rurales en Ocampo, combatiendo las revueltas de Tanguma, Montelongo y Simón Castillo.
En 1913 se adhirió al constitucionalismo con el grado de coronel. Tras los tratados de Teoloyucan en agosto de 1914, partió al Istmo de Tehuantepec bajo el mando del general Jesús Carranza, comandando al Regimiento Dragones de Tamaulipas.
Por órdenes de Venustiano Carranza fue ascendido a general brigadier de caballería, el 29 de septiembre de 1919. En 1924 se encontraba en disponibilidad en la plaza de la CDMX.
Fue dueño de la hacienda de El Pensil, donde sembraba arroz, maíz y caña. Con María Galván procreo a Adela Piña, reconocida promotora cultural de El Mante.
Murió en Tampico a consecuencia de una neumonía, el 23 de agosto de 1931. Su última mujer fue doña Macaria Noriega, con quien procreó varios hijos, entre ellos Gerónimo Nicanor Piña, abuelo del profesor Sergio Piña Castillo, difunto cronista de Nuevo Morelos, Tamaulipas.