“En un sondeo realizado previo a la noche buena, por el portal Nación 321, se nos adelantaba que los mexicanos hablaríamos de inseguridad, López Obrador, Donald Trump, religión, política, chismes de la farándula y chismes familiares”
Lo intentamos, pero fallamos, otra vez trajimos a la mesa el discurso político impuesto por el poder actual. Así como la república, las familias estamos partidas en dos equipos, chairos contra fifís. Después de la exquisita cena, repartición de regalos y una vez habiendo mandado los niños a dormir para esperar a Santa, llego la sobremesa y ahí vamos, a enfrascarnos en combate abierto por el pensamiento ligero que retomamos desde los medios o las redes sociales.
Fernando Savater, filósofo y novelista, estudioso del comportamiento social actual, refiere en sus textos que “las formas” de los políticos, queramos o no, nos representan y éstos han convertido su palabra en un “narcisismo centrado” donde se reniega de la función pública y se exagera la autoafirmación, y eso lo que comentamos. Somos lo que escuchamos, somos lo que hablamos.
Además, sin tregua en esta navidad, la charla la aderezamos con la violencia verbal, también emanada desde la principal figura política, el presidente, que ducho en los adjetivos y comparaciones, da la pauta desde temprana hora, para marcar agenda y hacer tendencia, tendenciosa.
En un sondeo realizado previo a la noche buena, por el portal Nación 321, se nos adelantaba que los mexicanos hablaríamos de inseguridad, López Obrador, Donald Trump, religión, política, chismes de la farándula y chimes familiares.
Los resultados de la encuesta, reflejaban que más del 60 por ciento quería evitar hablar del Peje, que el 70 por ciento optaría por no hablar de religión o política, que el 73 por ciento deseaba charlar sobre asuntos familiares y como les había ido en este año.
Sin embargo, por lo que constatamos en los círculos más cercanos, nos fue imposible sacar de la conversación el debate insidioso e incandescente que nos proponen los políticos, de nuevo la confrontación y la polarización, todos analistas, todos muy enterados de las noticias, todos con su verdad absoluta, todos “es tu palabra contra la mía” compitiendo por popularidad y aprobación, sin llegar a ningún lado, sin lograr acuerdo alguno, solo replicar lo que vemos y escuchamos. Somos el México actual, el de la libertad de expresión, que pude llegar al insulto o a la agresión verbal, pero que debemos aprender a respetar.
Está bien exponer las ideas, someter a escrutinio nuestro pensar, hacer juicios propios sobre cómo nos va en la vida, pero siempre será anteponer los buenos argumentos, para evitar las “fake news”, mentiras o calumnias, que sólo avivan la llama del encono social.
Al final, terminar el dialogo familiar en paz, con abrazos y no ofensas, es lo mejor para esta época, renovar el compromiso de cenar en armonía el día último del año, sin que venga ningún extraño enemigo, político, a colarse, irrumpir y tomar la palabra.