Si el Presidente Andrés Manuel López Obrador hubiera hecho lo mismo que sus antecesores, la historia del primer año del gobierno de AMLO sería diferente.
Si, por ejemplo, el primer mandatario hubiese continuado con la obra del Aeropuerto de Texcoco, condonado los impuestos a los grandes empresarios y asignado los contratos de los proyectos de mayor relevancia a las firmas privadas de siempre, como era costumbre, y hubiese otorgado miles de millones de publicidad a los medios de comunicación, seguramente los beneficiarios de los gobiernos del PRI y el PAN que ahora lo critican le estarían aplaudiendo.
Si, además, hubiera respetado las pensiones millonarias que se pagaban a los ex presidentes, mantenido los salarios de lujo de la llamada burocracia dorada, protegido al dirigente nacional del sindicato petrolero, Carlos Romero Deschamps, y se hubiera hecho de la vista gorda ante las corruptelas de Rosario Robles y Emilio Lozoya Austin, sus adversarios lo estarían llenado de incienso.
Habría certidumbre y confianza en el gobierno, quizá las inversiones del sector patronal serían prometedoras, los riesgos de país de las calificadoras transnacionales menores y los analistas y programas de debate de la televisión de los asuntos públicos que ahora tildan de desastroso todo lo que hace y deja de hacer el Señor de Palacio Nacional, estarían echándole porras, como lo hacían cuando el gobierno les llenaba las bolsas con dinero del erario público.
Sin embargo, los más de 30 millones de ciudadanos que, cansados de las promesas de cambio fallido de los regímenes de Acción Nacional y el tricolor votaron por el nativo de Macuspana en los comicios federales de 2018 porque no querían que saliera con las promesas engaña bobos de Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, de los que estaban hartos, estarían decepcionados y habrían acusado al primer mandatario de traicionar las exigencias de los que a través del sufragio lo llevaron a la Presidencia.
Los electores de amplios segmentos de la población, por otra parte, están tan desencantados con el proceder del partido de la derecha que en vez de unirse y respaldar las causas de Acción Nacional para disputarle la supremacía política al Movimiento Regeneración Nacional en la Ciudad de México han preferido crear una nueva agrupación partidista.
Se llama Asociación Equidad y Género, Uniendo Lazos, ELIGE, integrada por académicos, profesionistas y miembros de la sociedad civil que es encabezada por Mariana Morán Salazar y que, igual que el PAN, enarbolará también como banderas de lucha rescatar los valores sociales y familiares a través de la educación.
Se ha autodefinido como un partido del centro, pero, como los panistas, tendrá como eje de sus propuestas electorales a la familia y los valores morales. Sus dirigentes confían en que el INE les otorgará este año el registro para contender en la elección legislativa del 2021.
Coinciden en que será una opción atractiva frente a los organismos políticos de la derecha actualmente representados por los panistas y los calderonistas que han sido afectados negativamente por el enjuiciamiento del ex Secretario de Seguridad Pública del Gobierno de Calderón y Director de la Agencia Federal de Investigaciones de la gestión de Fox Quesada, apresado recientemente por la justicia de los Estados Unidos.
Y esperan contar con el apoyo de los grupos y organizaciones de la Iniciativa Privada, que, seguramente ante la debilidad de la oposición agrupada en el partido fundado por Manuel Gómez Morín y el desencanto que ha causado el Partido México Libre, que impulsan el ex presidente Calderón y su esposa Margarita Zavala, la organización en ciernes podría convertirse en una alternativa para los ciudadanos que no comulgan con las ideas de Morena y López Obrador.
En los comicios en los que se disputarán los asientos del Palacio de San Lázaro que está a la vista se sabrá si lograron convencer a los votantes que han dejado de creer en el PAN y en el partido del ex Presidente para apoyar al naciente organismo.
Ante las circunstancias de adversidad, en tanto, los estrategas del PAN han resuelto abrir gran parte de las próximas candidaturas de diputados federales a aspirantes externos con amplia aceptación social, el objetivo, reforzar al panismo y contrarrestar la fuerza morenista.
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