No es menor el lío que enfrentan los morenistas en Tamaulipas; inician el año agarrados del chongo, sin ningún liderazgo estatal que contenga sus ansias futuristas y los meta en cintura.
Así, vemos por ejemplo a Alejandro Rojas Díaz, el suplente de Ricardo Monreal, decidido a ser diputado federal plurinominal en el 2021 y presumiéndolo en cualquier rincón del estado donde se para.
Pero no sólo eso -presumiendo la charola concedida por su patrón- anda por todos lados ofreciendo posiciones en su partido lo mismo a prófugos del PRI, que a panistas olvidados por el sistema.
Aunque ahora lo niega, no es un secreto que le gusta deslizar sin demasiada discreción el nombre de Rodolfo González Valderrama, como el favorito de López Obrador para competir por la gubernatura.
Se sabe que el tampiqueño no es mal visto por el presidente, pero hasta ahora no hay indicios de que sea su elegido, por la sencilla razón de que en más de una ocasión el Peje ha demostrado que por lo menos por el momento, Tamaulipas no está entre sus prioridades.
Así pues, parece que al interior de Morena seguirá la batalla campal. El senador Américo Villarreal, aferrado, jura que a él le toca y sigue buscando alianzas políticas en la frontera, sin mucho éxito. Mientras que al sur ni se acerca, porque nadie lo pela.
El “Guasón” ya agotó su agenda social en Tamaulipas entre graduaciones, bautizos y honores a la bandera, y sus índices de reconocimiento -para no hablar de popularidad- no han subido ni un poquito.
Del famoso “JR” ni vale la pena hablar, y el alcalde de Matamoros parece más interesado en pagarle el patrocinio a sus compadres priístas que en cumplir lo que prometió a la ciudadanía.
Dicen en la frontera que todo apunta a que “La Borrega” continuará esa arraigada tradición de los últimos ediles matamorenses, de terminar señalados, acusados, perseguidos, o de plano encarcelados.