TAMPICO TAMAULIPAS.- Jorge Bernardo Cruz Garza de 36 años de edad, se arrodilló primero ante su madre y después ante su padre para recibir la bendición, instantes antes subir al altar de la Iglesia Catedral de Tampico donde fue ordenado sacerdote.
La homilía fue presidida por el Obispo de Tampico José Armando Alvarez Cano, siendo la primera que oficia desde que asumió su cargo en julio pasado ante la presencia de más de 100 párrocos y ante un templo repleto de fieles católicos.
Mientras tanto, se procedió a leer su curriculum, donde señalaban que es médico general egresado de la carrera de medicina “Dr Alberto Romo Caballero” y posteriormente ingresó al Seminario Mayor de Tampico.
“¿Sabes si es digno?” preguntó el Obispo de Tampico al Rector del seminario, quien contestó “doy testimonio de que ha sido considerado digno”.
Posteriormente Jorge Bernardo Cruz manifestó a pregunta expresa del obispo su deseo de ejercer este ministerio ante la presencia del pueblo.
Posteriormente se pasó al momento más importante de la liturgia con la imposición de manos que representa la invocación del don de espíritu, que fue hecha por el Obispo de Tampico José Armando Alvarez Cano y por el Vicario General Monseñor, José Elías Gómez Martínez, para después pasar todos los presbíteros e imponer las manos sobre la cabeza del ordenado.
Después se procedió a la plegaria de ordenación donde el ahora sacerdote Jorge Bernardo Cruz se acuesta boca abajo en el altar a un lado del obispo quien realizó la plegaria.
Posteriormente se acercó de nueva cuenta con su madre, quien le entregó la estola y la casulla y después ser ungido con el Santo Crisma signo del carácter sacramental, el cual le se le aplica en las manos por única vez, ya que son sus manos las que consagraran y bendecirán.
Después, el Obispo procedió a besarle las manos al igual que los demás sacerdotes como signo de que están besando unas manos consagradas y que reconocen su incorporación al sacerdocio.
Tras ello, se procede a concluir la liturgia eclesiástica de la ordenación sacerdotal, considerado una acontecimiento extraordinario en la iglesia Católica, en una misa que duró casi dos horas.