CIUDAD VICORIA, TAMAULIPAS.-El panorama es un rompecabezas de colores cuyas piezas formadas por cifras y eslóganes trata de ganarse la atención del consumidor.
El largo y bullicioso pasillo que alberga abarrotes y pan de bolsa, tiene a esta hora de la mañana un visitante que concienzudamente hurga en los anaqueles tratando de encontrar la barra integral que el médico le recomendó para hacer sus sándwiches de la media tarde. Es un adulto mayor que se acomoda los lentes para no dejar pasar ningún detalle de cada artículo que coge con sus manos. Finalmente toma uno de los productos, lo levanta y lo acerca a sus cansados ojos. El abuelo esboza una feliz sonrisa y lo coloca en su canastilla de compras. ¡Logrado! La lista del “super” ha quedado cubierta.
Sin embargo esta historia de éxito tan común de ver en las supertiendas de la capital, y que a veces parece tan banal o sin importancia es gracias a que “alguien” se ocupó de proveerla.
Si, en cada supermercado hay una persona responsable de que tal o cual producto este en existencia, fresco, o en la variedad o color que se le busca.
Pero ¿quién se ocupa de esto? Obviamente el personal de cada tienda, pero quien se encarga de coordinar esta pasarela de mercancías es el gerente de cada sucursal.
Ruiz, es gerente de uno de estos establecimientos y sabe muy bien que el trabajo para lograr que cada área, pasillo o departamento del negocio este bien surtida es un trabajo que involucra a muchas personas.
Hoy en día un supermercado por muy modesto que parezca puede manejar hasta casi 20 mil productos a lo largo del año (hay muchas mercancías que se venden únicamente en ciertas temporadas, por ejemplo la rosca de reyes o la decoración de las fiestas patrias).
El Caminante se echó la platicada con el gerente de una supertienda.
Como muchos sabrán, uno de los “ganchos” de venta mas comunes es el departamento de frutas y verduras, pero curiosamente es uno de los que demandan mas atención para quien administra un negocio como este, pues el periodo de vida de un mango no es igual al de una cebolla, un tomate o un manojo de rábanos.
“En esta tienda surtimos constantemente cada fruta o cada legumbre, y sabemos que su periodo de vida va de los dos a los cinco días, por lo que hay que monitorear todo el tiempo cada producto, para que el cliente lo encuentre siempre en su mejor momento” comenta Ruiz.
La organización de este “hormiguero” humano tiene que funcionar a la perfección para satisfacer la demanda del cliente, pero algo que pocas veces se menciona es que es precisamente el cliente quien tiene un gran poder en sus manos: solicitar a su tienda preferida que surta tal o cual producto que necesite. Claro esta, que esto debe ser de manera respetuosa y oportuna. Basta con dirigirse al gerente, como lo es Ruiz, y entregarle el código de la mercancía que desearía comprar en esa tienda.
“Uno como administrador quisiera siempre poder satisfacer a todos sus clientes, y esa comunicación de la tienda con el público es muy importante pues finalmente todos somos parte de esa cadena de consumo que llena nuestras necesidades” afirma Ruiz.
Al mismo tiempo el gerente se encarga de coordinar a sus recursos humanos, es decir a los empleados para que de manera atenta y eficiente interactúen con los clientes y les sirvan. Es verdad que no todos quienes trabajan en un supermercado muestran siempre su mejor cara, pero no todos son iguales y como en todo universo hay buenos, malos, peores y excelentes (también “en el pedir está el dar”)
Lo cierto es que los supermercados forman parte del dia a dia de la estampa urbana de la capital, y seguramente cada lector tendrá su lugar preferido para comprar ya sea por mas cercano, mas barato o mejor surtido, pero lo importante es estar conscientes de que todos formamos parte de esta cadena de clientes y proveedores y que finalmente es el consumidor quien tiene el poder de prosperar la tienda de su predilección.
El Caminante aprovecha para surtir la despensa que a estas alturas de la quincena ya se encuentra medio “caciqueada”. Demasiada pata de perro por eta semana.