El padre de muchos vicios es el ocio y ya estamos dejando atrás la etapa del romanticismo del “yo me quedo en casa” y arreglo el jardín, leo y acomodo libros, limpio el closet, pinto o hago las labores domésticas para las que nunca tengo tiempo, depuro mis redes sociales y borro contactos que no necesito o elimino las mil fotos que me consumen memoria del celular. Ahora, estamos a punto de entrar a la etapa de la desesperación: “Que hago con tanto aburrimiento”.
Lo que nos advierten las autoridades sobre esta pande¬mia, es que la gravedad de la contingencia sanitaria apenas empieza y debemos atender las instrucciones que giran para cada fase.
Estar en casa es un privilegio, primero porque tenemos salud y no tenemos la urgencia de estar en un hospital, segundo, porque tenemos casa, la población sin techo, en condiciones de calle, en precariedad y sin apoyos sociales viven al límite, y tercero, es privilegiado el que tiene un empleo o hasta dos, que lo estarán esperando al término de la cuarentena y éste le provee un sueldo, aún sin estar físicamente en la oficina.
En estos momentos, las personas comprometidas en su salud enfrentan más riesgos, los enfermos en los hospitales están solos no pueden recibir visitas, los galenos y enferme¬ras deben dedicar más tiempo y esfuerzo para enfrentar las enfermedades; en la economía informal los comerciantes ven sus primeras pérdidas; en sector productivo preocupa el desempleo, quien está en el desempleo no avizora una salida.
Ver la pandemia por el COVID 19 a distancia, del otro la¬do del atlántico, donde España e Italia mandaban imágenes catastróficas de sus ciudades, al parecer no ha sensibilizado mucho a una sociedad como la nuestra, los de clase alta andan jugando a la frivolidad, los más mortales tomándose todo a juego, en México, con el humor que nos caracteriza, desafiamos el virus.
Sin embargo es preciso reaccionar, a nuestro país llega el nuevo mal de salud y nos agarra con una economía ende¬ble, con un gobierno sin pericia para administrar el erario, falto de sensibilidad y presuntuoso de una política que ni ellos entienden, están a ensayo y error. Lo único bueno es la habilidad del sub secretario Lopez-Gatell para manejar la crisis sanitaria.
Por ello, hoy como nunca debemos hacernos cargo de lo que nos corresponde como sociedad, es momento de conciencia social. No son vacaciones. No esta padre estar aislado, no confundamos la emergencia sanitaria con una mala broma del destino, no es ocio, es momento de actuar por nuestra salud, hoy toca prevenir para no lamentar.