El vuelo que traía la ola feminista antes de esta pandemia no ha decaído, meses atrás el “Me too”, la “Marea Verde”, el “Paro Nacional de Mujeres”, la “Brillantina Morada” y las pintas de los monumentos reclamaban la atención de gobiernos y sociedades a las problemáticas que afectan los derechos humanos de las mujeres. Los movimientos afuera han parado, la crisis sanitaria toma el papel protagónico, pero la otra crisis sigue latente.
Hoy las colectivas a través de redes sociales mantienen el activismo y urgen atención a la violencia doméstica y a los feminicidios, las mujeres en casa con sus agresores están siendo violentadas, aunque la cifra oficial apenas detecta un 20 por ciento de aumento en llamadas de auxilio por violencia doméstica en esta cuarentena, se sabe que la cifra oscura, la que no se reporta
es mayúscula. La ONU estima que aumentará hasta más de un 40 por ciento la violencia machista duran- te el confinamiento.
Y en lo más grave, la colectiva Marea Verde en México documenta que en lo que va de esta cuarentena, han ocurrido más de 210 asesinatos en contra de mujeres, de estos, 163 fueron registrados como feminicidios.
Quizás, lo que sí van a reportar las cifras oficiales es la baja del acoso laboral y callejero, es obvio, con la disminución del movimiento de personas en las oficinas y en la calle, es notorio que estos delitos vayan a la baja. Susana Distancia los combate con determinación.
En la cotidianidad social es- taba muy arraigado el saludo de beso, abrazo y apapacho, muchas mujeres hemos normalizado esta práctica patriarcal que busca seducir a unas o ser condescendiente con otras.
Los hombres, pueden no saludarse de mano en el trabajo, son compas, cuates, amigos de parranda y cómplices en las labores públicas, pero las mujeres, las más de las veces, estamos “obligadas socialmente” a aceptar el beso del compañero o del jefe, sólo para no provocarles reacciones adversas.
En una oficina pública o priva- da, si no saludas con una bonita sonrisa “te hace falta bato”, “ya te bajó”, “estas mal atendida” o es que “necesitas casarte”.