19 julio, 2025

19 julio, 2025

Reapertura en camino

Reapertura en camino

La presión de Estados Unidos
finalmente ha hecho que
el gobierno de México
ceda en sus prioridades. En la
reactivación de su economía
estratégica, colocaron al presidente
Andrés Manuel López Obrador
una vez más en la disyuntiva.
Varios sectores de la economía
norteamericana integrada,
especificados por ese país, se
reabrirán de manera coordinada
en México, Estados Unidos y
Canadá el próximo mes para que
no se interrumpan las cadenas
de suministro. López Obrador
perdió la oportunidad de tomar
la iniciativa cuando este tema se
volvió un asunto de seguridad
nacional para el presidente Donald
Trump a mediados de abril, y tuvo
que ajustarse a las necesidades de
sus socios del norte.
López Obrador le encargó al
secretario de Relaciones Exteriores,
Marcelo Ebrard, trabajar con las
secretarías de Hacienda, Economía,
Salud y Trabajo, además del Seguro
Social, la reapertura de, para comenzar, dos sectores estratégicos para
Estados Unidos, indicados por altos
funcionarios del gobierno de Trump
en conversaciones con el mexicano,
el automotriz y el aeroespacial. Los
funcionarios mexicanos están analizando la forma como van a reiniciar
las operaciones en esas plantas en
su territorio y en la proveeduría para
esas industrias.
La reapertura será gradual y el
regreso de los y las trabajadoras a las
plantas no será como si nada hubiera
pasado. La pandemia del coronavirus obligará a una serie de medidas,
todavía en estudio, sobre quiénes
no van a regresar a sus trabajos, por
ejemplo quienes tengan más de 60
o 65 años, así como también a tener
listos protocolos de seguridad para
evitar la transmisión del contagio del
Covid-19. La Secretaría de Salud es
fundamental para saber qué zonas o
regiones del país podrían ir adelantando la reapertura económica, pues
la pandemia no ha tenido un impacto
homogéneo en el país. En todo caso,
la cadena de suministro de esos
sectores se encuentra focalizado en el
centro y norte del país.
Los tiempos son importantes. El
plazo máximo que se tiene para restablecer una parte de la cadena de
suministro, aunque no únicamente
en esos sectores, es el 1 de julio,
cuando entre en vigor en Estados
Unidos el Tratado de Comercio con
México y Canadá, conocido como
el TMEC, pero probablemente la
industria automotriz sea la primera
en reabrir. Esta semana el periódico
The Wall Street Journal reportó que
General Motors, Ford y Fiat-Chrysler, establecieron el 15 de mayo
como fecha tentativa para reiniciar
operaciones en Detroit, mientras
que armadoras extranjeras como
Toyota y Honda, estaban considerando abrir el 4 y el 11 de mayo,
respectivamente.
Las armadoras suspendieron
su producción en todo el territorio
TMEC por la emergencia sanitaria, y
en algunos casos, como la planta de
General Motors en Toluca, fue reconvertida temporalmente para producir
las mascarillas quirúrgicas que pidió
Trump. No son las armadoras de
automóviles en México, lo único a
considerar en la reapertura, sino toda
la proveeduría, o actividades como
empaques, pallets, contenedores, sus
canales de distribución, y todo lo que
tiene que ver con el transporte y la
logística.
Toda esa cadena de suministro
tendrá que ser restablecida en México y conectada a Estados Unidos para
que no se rompa. Por mencionar un
ejemplo, si en el proceso no se armoniza con la reapertura de las plantas
de NSU Corporation en El Bajío, no
habría engranajes, o si sucediera lo
mismo con la empresa Borg Warner,
que produce autopartes en Chihuahua, Coahuila y Jalisco, la cadena de
suministro afectaría la producción y
no habría producto final. La restauración del sector automotriz no
depende únicamente del gobierno
federal, sino que también tiene que
ser discutida como gobiernos estatales, como el de Sonora, que tiene
disposiciones que impiden que se
pueda reabrir la planta de ensamble
de Ford en Sonora.
El otro sector que se reabrirá es
el aeroespacial. En este espacio se
mencionó hace casi dos semanas
la importancia de México en la
cadena de suministro para el complejo industrial-militar de Estados
Unidos. Dos ciudades citadas fueron Nogales, Sonora, donde está
Cadence Aerospace, que fabrica
componentes para los helicópteros de guerra Black Hawk, y
Tijuana, donde se encuentra una
subsidiaria de General Dynamics,
que se encuentra entre las principales proveedoras del Pentágono.
En esa misma ciudad se encuentra
una planta de Lockheed Martin,
que produce radiosondas, que se
utilizan en la meteorología y son
instrumentos vitales para temas
militares.
Como se publicó la semana pasada en este espacio, varias de las
principales empresas aeroespaciales, que juegan un papel importante en el complejo industrialmilitar de Estados Unidos, como la
propia Lockheed Martin, Textron,
Boeing y Honeywell, que dependen de los suministros de México.
Boeing ya había hablado con el
embajador Christopher Landau,
expresando su preocupación por
el cese de operaciones de sus proveedores en Sonora. Boeing es un
revelador caso de estudio porque
tiene más de 20 proveedores en
22 ciudades, prácticamente todos
estadounidenses. La subsecretaria
de Defensa de Estados Unidos,
Ellen Lord, fue la primera en
hacer pública la preocupación
de su país, cuando hace casi dos
semanas dijo que estas compañías
eran especialmente importantes
para Estados Unidos, y su gobierno
necesitaba asegurar su capacidad
industrial a largo plazo.
López Obrador no descifró que
era el inicio de presiones públicas
del norte para obligarlo a restablecer la actividad económica en
sus áreas estratégicas. Ahora, sin
espacio de maniobra, su gobierno
tendrá que homologar criterios
sobre las empresas esenciales,
basados en los establecidos por
el Departamento de Seguridad
Interior de Estados Unidos, que
son el obstáculo operativo con
el que primero tienen que armonizarse las secretarías de Estado
mexicanas. Una vez más, México
tiene que ser reactivo a las presiones de Washington. Lamentable
que después de más de un año
de repetirse la dinámica presiónomisión-presión, el presidente
López Obrador no haya aprendido
la lección.

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