“Los adultos mayores y niños de las regiones marginadas, no tienen resuelto su sistema de salud, padecen enfermedades que se curan con remedios caseros, liberarles el confinamiento podría colocarlos en más riesgo”
Según los métodos científicos nos encontramos en el punto más difícil de la pandemia por el Covid-19, pero la gente ya desespera por regresar a su normalidad, en tanto el gobierno propone su estrategia para la otra normalidad, y como la política todo lo contamina, este coronavirus ha sido infectado de los colores partidistas del presidente. Vaya ocurrencia la de etiquetar como “municipios de la esperanza” aquellas más de 300 ciudades del país que no registran aún contagiados.
Se trata de zonas de baja población y poca movilidad humana, por tanto son también regiones de escasa productividad y de muy alta marginación, que si bien podrían seguir con su normalidad, está se les concede a medias; sin la presencia del maestro que desde la ciudad se traslada a la zona rural para impartir clases y sin las clases en línea por la falta de internet, ya abortaron el ciclo escolar; sin infraestructura hospitalaria o médico en su zona para darles seguimiento a su blindaje de salud; sin llegada y salida de visitantes, sin poder salir para hacer la compra a otras ciudades cercanas, tampoco pueden acudir a otros lados, para trámites ciudadanos. Así que aquí la esperanza, como el progreso social, les resulta una falacia.
Los adultos mayores y niños de las regiones marginadas, no tienen resuelto su sistema de salud, padecen enfermedades que se curan con remedios caseros, liberarles el confinamiento podría colocarlos en más riesgo. Sin embargo, la política pública los obliga a ceder espacios y esto podría resultar contraproducente.
¿Qué actividades se van a reanudar en localidades que no registran desarrollo? El ciclo lectivo ya fue declarado como aprobado, la industria, comercio o servicio público no tiene presencia en esos 300 pueblos, es un absurdo que se llama a su “nueva normalidad”, si ni siquiera acceden a servicios básicos.
La situación les empeora con la nueva denominación de “municipios de la esperanza” se les etiqueta como afines a la 4T, como comunidades empáticas con este gobierno, que ni los ve, ni los oye, a pesar de que se comprometieron con los que menos tienen a cubrirles las necesidades primarias, y es políticamente incorrecto que en medio de esta crisis global sanitaria, sea en lo más local donde se busque utilidad política.
México ha conseguido aminorar la gravedad de la pandemia, el sub secretario Hugo Lopez-Gatell ha logrado incidir positivamente en toda la sociedad, para fomentar la prevención de los contagios, sin embargo la intervención política de López Obrador en el tema, contamina el escenario médico y con esto se nos puede llevar hacia un rebrote del mal.
La pericia del galeno en el manejo de la crisis sanitaria, puede trastabillar por la impericia del presidente, en el desconfinamiento. Pero que necedad, para que tanta ocurrencia.
Y parece broma, pero no lo es y para colmo ahora el “color esperanza” lo vamos a estar escuchando con intensidad, en un remix del cantautor Diego Torres, quien junto con Thalía, Pedro Capó, Carlos Rivera, Ruben Blades, Carlos Vives y una veintena más de artistas cantan en concierto virtual a beneficio de la OMS.