“Que ganas de hacerle vacío a esos anuncios presidenciales pendencieros, que ganas de que en la agenda privará lo importante”
Tamaulipas y Nuevo León bajo el agua, con semáforo rojo incandescente por el Covid y a punto del colapso en las instituciones médicas, las pocas actividades industriales y de servicios que se ejecutan en esta cuarentena fueron suspendidas por la emergencia climática, se activaron planes de emergencia y fuimos nota nacional por las afectaciones que dejó a su paso Hanna en el noreste, sin embargo nada ocasionó que cambiará la puesta en escena prevista para la mañanera del último lunes de julio.
“La telenovela del avión presidencial mexicano” como titula El País a la trama que está a punto de convertirse en “una comedia de enredo”, presentó un capítulo más de la serie que venimos viendo desde hace ya dos años. La promesa no se cumple, el avión no se vende aún y lo que toca es sacarlo a escena, abrirlo en canal y a cadena nacional para crear aún más expectación. Con la rifa de la aeronave seguimos siendo nota internacional irrisoria.
El Boeing 787-8 que compró Calderón, que le dio más vuelo Peña y al que se niega a subir López Obrador, es el chiste más caro de la historia, no lo tiene ni Obama, ni Trump, ni los mexicanos; es como algo esotérico, que está pero no se usa, tampoco se renta, ni se vende, ni sale en rifa. Es otro monumento a la corrupción, que la 4T se empeña en ondear a cualquier precio.
De la rifa pactada entre sus amigos para el 15 de septiembre, confirma la Lotería Nacional que no se han vendido ni la mitad de los boletos, por lo que a la mera hora se podrá anular el sorteo y volverse a poner en venta o renta. O quizás no, seguirá siendo más rentable pagar piso por el ostentoso aparato que deshacerse de él.
El recorrido que ahora nos ofrece el presidente, gracias a las imágenes que capta la prensa, va acompañado del sarcasmo que le caracteriza cuando se mofa del pasado político nacional que a todos nos duele como limón en la herida, pero sonríe y como dueño de circo, hace chascarrillos a costillas de la mala fortuna mexicana.
El tótem de la 4T, como juguete nuevo, entretiene, distrae y cada día que pasa nos ofrece más espectáculo, pero el mentado “José María Morelos y Pavón” que igual se hubiera llamado Carlos, Felipe o Enrique, no va a solucionar ninguna de las graves problemáticas que nos agobian en este tiempo: la salud pública, la seguridad, la educación, las mujeres, la emergencia climática; el tótem prevalece como el show principal.
Que ganas de hacerle vacío a esos anuncios presidenciales pendencieros, que ganas de que en la agenda privará lo importante, que hubiera un mensaje de solidaridad para los afectados por Hanna, para los enfermos, para las más de 43 mil familias que están en duelo por una muerte por Covid; nos quedamos con ganas de que conocer una estrategia formal, seria y contundente para frenar las violencias hacia la mujer.
El tótem es el objeto icónico de una tribu, con gran significado para el grupo vinculado a ese símbolo.