Al seguir al pie de la letra su insistente narrativa en contra de la corrupción del pasado, lo que denomina como ‘la mafia del poder’, el presidente Andrés Manuel López Obrador abrió fuego con el caso jurídico-político de Emilio Lozoya, polémico ex director general de Petróleos Mexicanos (Pemex).
Si bien los obuses del Caso Lozoya involucran a diversos actores políticos de los partidos Acción Nacional y Revolucionario Institucional, entre ellos algunos gobernadores, ex senadores y ex secretarios de estado, los objetivos centrales son tres ex mandatarios: Carlos Salinas de Gortari, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto.
A petición de AMLO, lo que siguió fue una bomba: un video que se filtró a redes sociales a principios de semana donde se observa recibiendo una gran cantidad de fajos de billetes a Rafael Caraveo, entonces secretario técnico de la Comisión de Administración del Senado; y a Guillermo Gutiérrez Badillo, secretario particular del gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez.
La difusión del video provocó el inmediato despido de Guillermo Gutiérrez Badillo de la administración queretana. El gobernador se deshizo de él.
Fue el primer cañonazo de la virtual declaración de guerra del gobierno de la Cuarta Transformación en contra de los ex presidentes de la república y de algunos de sus principales colaboradores.
Poco después, a petición de Andrés Manuel López Obrador desde la tribuna de ‘La Mañanera, estalló la segunda bomba: la filtración de la denuncia presentada por Emilio Lozoya Austin ante la Fiscalía General de la República en contra de los ‘villanos favoritos’ de la 4T.
Sobre la denuncia de Emilio Lozoya, la mayoría de los analistas coinciden: será poco probable que alguno de los involucrados en los supuestos ilícitos pise la cárcel ante la aparente carencia de pruebas (falta ver los videos a disposición de la Fiscalía), pero es evidente que el presidente de la república afianzó su estrategia política, su narrativa anticorrupción.
Se trata, finalmente, de alcanzar un objetivo rumbo a la elección de 2021: convencer a las masas, a los ciudadanos, que la clase política conformada por el PRIAN era una auténtica mafia del poder. ‘El pueblo se cansa de tanta pinche transa’, dijo ayer Andrés Manuel López Obrador en su ‘Mañanera’. Una vez más, hasta ese momento, el tabasqueño impuso su agenda.
Sin embargo, en opinión de EL KIOSKO, el señor de Palacio Nacional cometió un error: abrió demasiados frentes de batalla. En una guerra política como la que desató, es una grave equivocación pelear en tantos frentes.
Además, la reacción no se hizo esperar: más temprano que tarde, alguien canalizó un video a ‘LatinUs’, la plataforma informativa creada por el reconocido periodista Carlos Loret de Mola. La imagen, grabada en 2015, es demoledora: Pío López Obrador, hermano del presidente de México, recibe dos bolsas que contienen dinero (aparentemente un millón de pesos, en la primera entrega; y 400 mil pesos, en la segunda ocasión), de manos de David León, quien hasta hace unos días fuera coordinador nacional de Protección Civil.
El video comenzó a circular con intensidad anoche por redes sociales. A los pocos minutos, David León respondió en Twitter que entre 2013 y 2018 no fue servidor público y que su manera de apoyar al movimiento lopezobradorista ‘fue recolectar recursos entre conocidos para la realización de asambleas y otras actividades’.
La explicación tiene lógica, pero el impacto del video es tremendo, pega justo en la parte central del discurso anticorrupción lopezobradorista. Pega donde más duele: la familia.
El video es una muestra de que los grupos políticos que padecen la belicosa ofensiva del gobierno de la 4T no están mancos y que también abrirán fuego con un arsenal que dejará múltiples heridos políticos
Definitivo: ¡¡¡Esto es la guerra!!!
Se salvará quien pueda.
LA OTRA GUERRA, LA GUERRA DE MORENA
La Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación aprobó que la elección del nuevo presidente del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) sea por medio de una encuesta abierta a militantes y simpatizantes.
Esto representa un triunfo para tres de los cuatro aspirantes a la dirigencia del partido de la 4T: Mario Delgado, Yeidckol Polevnsky y Alejandro Rojas Díaz Durán.
Los tres dieron la batalla política y legal para que el método de elección fuera una encuesta abierta. La encuesta será aplicada por el Instituto Nacional Electoral (INE), lo que garantiza imparcialidad. Falta ver si el procedimiento del sondeo será vía telefónica o a nivel territorial. Faltará también, ver quien gana. Bertha Luján, seguramente, se inscribirá.
A nivel estatal, los senadores Américo Villarreal Anaya y Lupita Covarrubias Cervantes también se la jugaron con la encuesta abierta. Lo mismo sucedió con diputados federales y diputados locales, los que constituyeron un frente en pos de ese método.
Para lo que ya no habrá tiempo es para renovar los comités y los consejos estatales de Morena. Veremos si la nueva dirigencia nacional (quien quede) trabaja con esos comités y consejos… o los convierte en delegaciones.
Y PARA CERRAR…
El gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, se aventó un ‘tour’ de entrevistas en distintos noticieros de radio y televisión nacional para responder a las acusaciones de Emilio Lozoya Austin, a quien siempre calificó de ‘criminal confeso’.
El mandatario estatal ofreció entrevistas a Ciro Gómez Leyva, Joaquín López Dóriga, Pascal Beltrán del Río y Carlos Loret de Mola. En todas abrió fuego en contra del ex director general de Pemex y afirmó que este caso está orquestado (por ya saben quién). ‘Se trata de desviar la atención’, aseguró.
Se reitera: ¡¡¡Esto es la guerra!!!
Por Héctor Garcés