Al parecer esta semana seguirá un capítulo más de la batalla campal de las palabras “por la libertad de expresión”. Los unos, alegando censura, los otros, proclamando defensa ante el “abusivo monopolio por la opinión pública”, a los dimes y diretes se suma la intensificación del movimiento que busca “frenar”, más bien, quitarle el poder al presidente Andrés.
Entre tanto galimatías de la máxima tribuna con grupos minoritarios de ciudadanos que manifiestan su inconformidad ante las lamentables situaciones que
les hace padecer la 4T, nadie se ocupó de la conmemoración del “Día Internacional de la Igualdad Salarial” que propuso la ONU en 2018 y que por vez primera a partir del 2020 se recordará cada 18 de septiembre. ¿Por qué es importante la conmemoración? Porque se visibiliza el tema, se incluye en la agenda de los gobiernos y en los debates sociales, pero esta pasó desapercibida entre tanto ruido que distrae de lo importante.
De por sí la brecha salarial ya estaba más ensanchada que cualquier bache de la ciudad, ahora con la pandemia, esta se recrudece. Si un buen día dejaría de irnos tan mal como hasta ahora, podría ser hasta dentro de 257 años, que se alcanzará la igualdad salarial entre hombres y mujeres.
Más de medio siglo de activismo feminista que lucha por brincar barreras de género y esta no se puede soslayar, las mujeres a nivel mundial perciben 80 centavos menos por cada dólar que ganan los hombres, la circunstancia empeora para las mujeres con hijos, las de color, las refugiadas, las migrantes o las que presentan alguna discapacidad. Son datos actualizados
de la ONU. En México un hombre gana entre 15 y 30 por ciento más que una mujer en igual posición, una mujer tendría que trabajar 5 días más de cada mes para tener el mismo ingreso del hombre; de cada 7 hombres que participan activamente en la economía del país, apenas cuatro mujeres lo hacen
y en zonas indígenas la situación les empeora. Nuestro país ocupa el penúltimo lugar de participación laboral femenina en América Latina. Este dato es aceptado por el actual gobierno.
La Secretaria del Trabajo y el IMSS reportan que, al primer mes de este año, antes que llegará la pandemia, el salario diario asociado a trabajadores hombres asegurados fue más que el de las mujeres a nivel nacional, 416.4 pesos por día para ellos, 363.5 para ellas, esto representan una diferencia del 14.6 por ciento, sin embargo, a nivel global, la autoridad internacional reconoce una brecha salarial estimada en más del 28 por ciento.
En la primera efeméride de este tema, se reconoció el impacto económico que aumentará aún más la brecha salarial entre géneros, debido a que la mano de obra femenina está más presente en las industrias de servicios, hotelería y la economía informal, que son los sectores más afectados de por la pandemia. De seguir así, con los tabuladores actuales de pago, Antonio Guterres desde la ONU comunica lo que el Foro Económico Mundial prevé, que la igualdad salarial llegaría en 257 años.
Lo más grave que provoca la desigualdad de las mujeres en el trabajo, va más allá de lo económico, afecta todas las esferas de su vida, además de que las prestaciones bajas se les perpetúan para su vejez.
Después de tantas luchas, marchas y movimientos feministas, no hay modo de revertir la mala racha para las mujeres, desde la misma ONU no auguran un buen futuro, todavía hay más preguntas que respuestas: “¿Por qué las profesiones en que predominan las mujeres, como los trabajos en el sector de la asistencia, tienen salarios más bajos? ¿Por qué tantas mujeres trabajan a tiempo parcial? ¿Por qué las mujeres ven disminuir sus salarios con la maternidad, mientras que los hombres con hijos a menudo disfrutan de un aumento salarial? ¿Por qué las mujeres se encuentran con un tope infranqueable en las profesiones con mayores ingresos?”.
POR GUADALUPE ESCOBEDO CONDE