CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- La vida le cambió en cuestión de segundos a Rubén Castellanos portero de Necaxa que actualmente brilla en las fuerzas básicas y Selección Mexicana juvenil… un día después de pensar en retirarse tras no encontrar oportunidades de llegar al fútbol profesional; timbró su celular, ese agudo sonido era la señal del destino y de Dios, pues prácticamente cambió su rumbo; abortó la misión, tuvo que decidir y olvidarse de esa palabra: rendirse.
Rendirse jamás, era uno de sus lemas, aunque las circunstancias lo llevaron a casi perder la batalla ante eso, pero esa llamada revivió toda la pasión y convicción de llegar a su objetivo. Detrás del télefono, estaba el profesor Héctor Quintero, que formaba parte de las fuerzas básicas de Necaxa, y quien decidió contactar al tamaulipeco después de saber de él por azares del destino, y así le hizo la invitación de unirse a los Rayos.
“Yo ya no quería saber nada, decía que esto no era lo mío, acababa de llegar de Mineros (Tercera). Sí lo sufrí, fue una decisión complicada, pero estaba casi tomada; ya les había dicho a mis papás que ya iba a hacer otras cosas, estudiar, pero del fútbol -profesional- ya nada”, comentó Rubén en entrevista a Oé! realizada en el 2019.
Y es que Rubén pasó por un camino muy complicado, pues además de pasar por equipos de El Mante y Ciudad Victoria, probó suerte en Mineros y SK Street de la Tercera División, escuadras en las tuvo minutos, pero consideraba, “no crecía ni desarrollaba”.
“El profe Quintero me hizo la invitación, realmente tenía todo eso en mi mente, pensaba en retirarme, pero esa oportunidad no podía dejarla pasar. La llamada ahora sí que cambió drásticamente mi vida, tomé la opción y me fui a Aguascalientes”, dijo.
Arregló rápido su maleta tras colgar con el entrenador de los Rayos, acomodó papeles y se despidió de sus papás; una vez más tenía que dejar su casa, de nueva cuenta dejaba su zona de confort, a pesar de las dificultades vividas en el pasado, iba con la ilusión renovada, con la misma sonrisa y confianza en que podía lograrlo.
Olvidó los malos momentos que lo orillaron a pensar en dejar todo y se ilusionó en nuevas cosas que podría vivir, cumplir ese sueño de llegar a primera división y ser como su ejemplo e ídolo desde chico, Guillermo Ochoa.
“Iba a prueba y al quinto día me dijeron que ya era parte del equipo, fue todo muy rápido y me sorprendí”. En ese torneo, Apertura 2018, llegó casi al iniciar el mismo, por lo que él imaginaba que iba a disputar pocos encuentros… fue todo lo contrario, sorprendió y disputó 16 duelos con la Sub-17, “aproveché muy bien cuando fui titular, se dieron las cosas y jugué casi todo el torneo”.
Tras todo ello, Rubén fue llamado a la Selección Sub-18, un logro que jamás pensó llegaría tan espontáneo. Meses atrás a esa noticias, estaba prácticamente resignado a no jugar profesional y ahora, el destino y la pelota, estaba a su favor, “es algo que no se puede explicar, sin duda es uno de los mejores momentos de mi vida, representar a tu país siempre será de mucho orgullo”.
Eso solo fue el inicio de Rubén Castellanos en su nueva etapa. Necaxa marcó un después en su carrera. Escaló y ascendió a pesar de ser menor a la división Sub-20 en la que empezó a ser más recurrente como titular a finales del 2018 e inicio del 2019; sus torneos destacados, lo llevaron a ser llamado a pretemporada con el primer equipo en el mismo 2019 además de seguir con sus convocatoria a la Selección Sub-18.
En la misma entrevista realizada anteriormente, destacó que nunca se arrepentirá de nada de lo que pensó o hizo en su momento, “no hay que arrepentirse, todo pasa por algo y te deja buenas enseñanzas, ni si quiera de las veces que caí y que quería dejar todo, eso lo utilizo para motivarme, lo que vivo son cosas que muchos buscan, pocos encuentran y yo quiero aprovechar esa oportunidad”, manifestó en su momento.
La actualidad de Rubén sigue con una luz muy fuerte, esa que se alimenta de su ilusión, de su fuerza y talento.
Recientemente fue llamado al primer equipo de Necaxa y salió a la banca en el partido del pasado fin de semana ante Puebla y después fue pedido por la Dirección de Selecciones Nacionales y el cuerpo técnico de la Selección Mayor para apoyar en los entrenamientos del micro ciclo que tiene el Tri en el CAR.
Tuvo la oportunidad de convivir y entrenar con Guillermo Ochoa, ahora portero del América y que fue convocado por el ‘Tata’ Martino, un sueño hecho realidad más para Castellanos Garza pues desde pequeño ha sido su ídolo, tal como dijo en dicha entrevista realizada por Oé!
“De niño yo veía los partidos con mi papá, me gustaba mucho como atajaba Guillermo Ochoa, le decía a mi papá ‘yo quiero ser como él’. Después de eso me llevó a entrenar, comenzó el amor por este deporte”, recordó.
Esta tal vez ha sido la mejor semana de la vida -hasta ahora- de Rubén, que luce convencido y centrado en que con el trabajo y sencillez que le caracteriza, podrá llegar a esos objetivos que quiere.
Sus números y experiencias vividas confirman su gran momento. 19 años y ocho meses, una edad perfecta para seguir en su etapa de aprendizaje y estar listo para nuevos y mayores retos.
Atrás quedó ese niño que a los cinco años empezó como portero, después fue delantero a los 11 años, posición en la que brilló y fue goleador en torneos disputados por él, pero el destino eran los guantes sí o sí, regresó a tener esa responsabilidad bajo los tres metales y que a la postre junto a su persistencia, lo llevarían hasta el lugar en el que está hoy.
En el olvido está ese joven que con 16 años, tenía la desilusión en su máximo punto. Atrás quedaron tal vez esas lágrimas de tristeza, de frustración por no poder llegar o tener la oportunidad de pelear por su sueño.
Hoy en Rubén domina todo lo contrario, el trabajo diario y sí, tal vez lágrimas, pero ahora de felicidad por estar en un momento dulce como la caña de su Mante querido y que no cambiaría por nada en el mundo lo que vive.
Rubén sólo promete trabajar y seguir ‘picando piedra’, pues sabe que el fútbol cambia muchas cosas, pero por ahora, disfruta y mientras esté en sus guantes, peleará por ese sueño anhelado de ser un ejemplo para su ciudad y Estado, debutar en primera división y llegar a Europa como su ídolo, Memo Ochoa.
POR DANIEL VÁZQUEZ