La necesidad de realizar un nuevo análisis sobre el pacto fiscal es evidente, la crisis económica y la pérdida de empleos ocasionados por la contingencia sanitaria así lo ameritan. Esa redefinición consiste en distribuir de otra manera los recursos que aportan las entidades federativas al gobierno federal por concepto de impuestos.
¿Por qué es necesario hacerlo?
Se dice popularmente que los hijos son como los dedos de la mano, refiriéndose a lo diferente que son cada uno de ellos. En esa visión, resulta interesante cómo potenciar sus fortalezas y de qué forma atenuar sus debilidades, para llegar a un equilibro que permita el ideal de la justicia en el trato hacia ellos.
Es decir, ¿qué podemos hacer para generar un trato justo a los hijos? estando consciente de sus diferencias, pero sin que tales diferencias sean factor de estancamiento y sobre todo, cuidar que ese trato diferenciado no termine por desanimar las virtudes del resto de los retoños.
Ese es el planteamiento que se quiere atender para reconsiderar la distribución del pacto fiscal, pues en nuestro país hay estados que recaudan mucho, y no se ven beneficiados como otras entidades federativas que aportan menos.
Por ejemplo, en el caso de Tamaulipas, por cada peso que aporta al gobierno federal, la federación solo envía 16 centavos en promedio, mientras que otros estados reciben más del 100% de lo generado, como Chiapas, que por cada peso que aporta, recibe siete de la federación.
Este mecanismo constituye un peligro para el propio gobierno federal, pues, el trato diferenciado e injusto, termina generando un impacto negativo, y lejos de incentivar a quien más recauda o aporta, termina por desalentando.
Además, este sistema de repartición puede generar estancamiento o comodidad para aquellos estados favorecidos, pues constituye una buena fuente de riqueza para el poco trabajo recaudatorio comparado con otras entidades.
Es cierto, la forma de repartición puede ser legal, pero por mucho es injusta, avivando aquella frase del ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, misma que reza: “Nunca te guíes por la ley del encaje, que suele tener mucha cabida con los ignorantes que presumen de agudos”.
En este caso, la ley del encaje representa una norma bajo la cual se resuelven problemáticas de modo arbitrario, ese es el esquema de reparto fiscal que tenemos, un esquema, por mucho arbitrario.
Por ALFONSO TORRES CARRILLO