Hoy que es el día del economistas, vale la pena mencionar lo importante que resulta en este momento hacer un análisis de los retos que afronta la disciplina para impulsar nuevas estrategias de política económica que permitan la adaptabilidad del sistema productivo a esta nueva realidad, donde la pandemia ha obligado a los gobiernos al cierre de actividades económicas no indispensables, afectando la producción de bienes y servicios, el empleo, los ingresos del estado, el flujo de efectivo, entre otras consecuencias.
En menos de una década, la economía internacional ha afrontado dos problemas de salud serios que han tenido efectos severos sobre el desempeño económico. Uno fue el virus H1N1 y el otro la pandemia ocasionada por el virus SARS-CoV-2; esta última ha tenido un impacto sin precedentes en el comportamiento del crecimiento económico mundial, sin que hasta el momento se tenga la certidumbre sobre cuándo las actividades vuelvan a operar de manera continua.
La situación de rebrote que se vive en Europa es un ejemplo del fracaso de los países en su intento de controlar la pandemia; reactivar la economía ha representado un factor de riesgo en el incremento de contagios entre la población, situación que ya se observa también en algunas regiones de nuestro país.
En Europa, para controlar el rebrote, han nuevamente considerado la posibilidad de condicionar la operación de la economía a través de restricciones de movilidad en ciertos horarios del día, afectando nuevamente a diversos sectores económicos. Estas medidas que se toman durante esta segunda oleada de contagios, son menos restrictivas que las observadas en la primera oleada, sin embargo, ante la incertidumbre de un control de la pandemia y ante la posibilidad que vuelvan a surgir otros virus que amanecen la salud de la población, es necesario tomar medidas para hacer menos vulnerable a la población y a la economía.
El modelo actual promueve la especialización productiva de las regiones en el mundo y la concentración de la producción con el propósito de elevar la competitividad de las empresas a través reducción de costos. Con la pandemia, varias empresas se vieron en la obligación de parar sus procesos productivos afectando las cadenas productivas mundiales, situación que repercutió a los grandes capitales, que son los que principalmente han presionado para que la economía se reactive.
Sin duda, varias empresas podrían estar pensando en emplear poblaciones más jóvenes, que de alguna manera se ha logrado identificar que son menos vulnerables al virus, o de igual manera podrían considerarse en aquellas empresas que apliquen la automatización en sus procesos de producción. Sin embargo, lo más sensato es replantear la forma de operar del modelo que hace dependiente a las regiones del resto, obligando a una interacción entre los diferentes agentes económicos a nivel internacional.
El modelo debe orientarse en fortalecer las capacidades regionales para depender menos del sector externo y buscar en la medida de lo posible la autosuficiencia, al menos en el tema alimentario. Esto no solo contribuye en hacer menos vulnerable al sistema productivo, también abona a generar una mejor distribución de los recursos y sociedades más igualitarias, que sean capaces de enfrentar situaciones como esta pandemia que hoy vivimos. También se debe fortalecer a los estados, dotándolos de mayores recursos económicos, con el propósito que sean capaces de atender a las poblaciones vulnerables y regular la economía para evitar que la concentración de la riqueza genere distorsiones en el bienestar de la población. Usted ¿qué piensa?
POR JORGE ALBERTO PÉREZ CRUZ