Aestas alturas del proceso electoral, el panorama que se observa nos lleva a suponer que en los municipios con amayor densidad poblacional se darían sorpresas en la postulación de candidatos merced al divisionismo generado por los mismos aspirantes a las alcaldías.
Por supuesto, eso significa que sólo en contados casos habría intentos reeleccionistas –Matamoros, Victoria, Tampico y Ciudad Madero son donde más se insiste–, mientras el resto de nueva cuenta registraría alternancia –Nuevo Laredo, Reynosa, Río Bravo, San Fernando, Altamira y El Mante–, aunque en esta ocasión Movimiento Regeneración Nacional (Morena) tiene la mira puesta en todos.
Más en Reynosa que es la localidad donde, ahora, ha penetrado con mayor fuerza. De cualquier forma, todos los pretendientes obligados están a diseñar estrategias de posicionamiento –aún y cuando inicien precampañas a fines de diciembre próximo–, pues de ahí dependería la fuerza de sus proyectos, pese a que algunos de ellos le apuesten al voto corporativo.
Basta echarle un vistazo a las encuestas levantadas (ex profeso) para confirmar que, al frente, aparece una sociedad más participativa –con y sin que medie el espectro del abstencionismo–, en tanto hacia el interior de los partidos pudiera estar incubándose al enemigo ante el ‘aviso’ de establecer dos alianzas ocasionales.
Me explico más a fondo: las dirigencias partidistas locales argumentan que jugarán a sus mejores cuadros para ganar las alcaldías, hasta el grado de magnificarles ‘gracias’ –políticos sencillos, afables, atentos, respetuosos y hasta respetables, cuya popularidad, según han dicho, ‘se la han ganado a pulso’–, sin considerar las fracturas que causarían con su imposición. Ni el malestar ciudadano. Por su parte los aspirantes se vanaglorian de su cotidiana relación con la sociedad, trabajo y humildad.
Pero en el fondo, dan la impresión de estar secuestrados por quienes tratan de manipular sus tiempos, imponerles actividades, hacerlos copartícipes de fobias ajenas y ser protagonistas de esta película. En su acometida los ‘plagiarios’ prácticamente los mantienen encerrados en una burbuja de cristal y no permiten que nadie se les acerque –nadie ajeno a ellos, eso está muy claro–, pues tal vez teman que alguien les hable con la verdad y les diga que no es alejándose de la militancia como obtendrán el apoyo corporativo pese a que la maquinaria partidista de antemano les esté haciendo el trabajo.
LA VERDAD FORTALECE
A partir del ya, los aspirantes con vocación democrática obligados están a fortalecer su imagen acercándose a las estructuras partidistas –que son al final de cuentas quienes habrán de decidir su suerte–; buscar el apoyo de los indecisos e incluso hasta de los políticos antagónicos a sus membretes, sin esperar a que en los tiempos de campaña una fuerza divina induzca simpatías en favor suyo. Pero esto nada más se lograría con voluntad y plena disposición para ir al encuentro de las militancias.
No con poses demagogas ni haciendo como que están en buscando la unidad, aunque por petulancia propia crean y presuman que su simple presencia basta y sobra para alzarse con la victoria. De ahí que deban asumir la responsabilidad de hablar con la verdad, sin falsas promesas ni palabras huecas; y se den la oportunidad de escuchar, sin agachar la mirada, las inquietudes de quienes tienen la decisión de que alcancen o no su objetivo en esta justa.
ES POR SU BIEN.
Y es que una estructura partidista que es tomada en cuenta puede darle real sustento a la política y restarle poder a la anarquía, al desorden, al rumor y otros instrumentos de la competencia electoral arcaica. Hasta hoy, incluso, la gente de nuestra geografía tamaulipeca ya está cansada de que muchos de los políticos pretendan seguir engañándola. Por eso los ciudadanos –que de una u otra forma aparecen como actores principales del proceso comicial–, quieren estar enterados de los objetivos y el alcance de cada aspirante para no dar lugar a interpretaciones irresponsables que mermen aún más la dañada credibilidad que existe hacia los políticos.
Es aquí, entonces, cuando cobran mayor importancia los medios de comunicación masiva –como Expreso–, que hacen más oportuna y ágil la información generada en los procesos electorales, alentando así la verdadera construcción de la democracia. Por tanto, así como avanza la pluralidad, la prensa y los políticos deben contribuir a la formación de una conciencia estatal crítica y responsable.
SIN SUSPICACIAS.
La recompensa, claro está, será muy alta: ver libres a los tamaulipecos en este proceso electoral, donde no tienen cabida los demagogos ni oportunistas que buscan publicitar cuanta mentira se les ocurre.
DESINTERÉS CIUDADANO
Usted, seguramente, comparte mi apreciación de que al Instituto Electoral de Tamaulipas (Ietam), como a los partidos políticos (con registro oficial) poco les ha interesado animar la participación ciudadana en el proceso para renovar los ayuntamientos y el Congreso local, así como el Instituto Nacional Electoral (INE) de quien depende el proceso federal concurrente. Y eso que estamos a 196 días de celebrarse la jornada comicial (junio 6 de 2021). La misma indolencia alimenta el riesgo de que el abstencionismo les gane la partida –como está previsto–, y que los resultados de la justa pudieran ser harto cuestionados.
Pero ni así los dirigentes partidistas y funcionarios de las instituciones se han puesto las pilas. Y por eso han dejado la promoción del voto en manos de sus pajes, panegiristas y estrategas electorales, que, aunque pujen y empujen, no atinarían realmente a despertar la conciencia cívica.
Y es que la promoción del sufragio debieron iniciarla los partidos (con registro oficial) desde el momento mismo de iniciada esta contienda –cosa que tampoco atendió el responsable de la organización comicial–, aun cuando los indicativos emanados de las encuestas, los sondeos de opinión y de algunos análisis, advirtieron en tiempo y forma sobre apatía ciudadana para acudir a las urnas, reproduciéndose el fenómeno de las contiendas más inmediatas.
De ello existen documentos hemerográficos. Los consejeros ciudadanos del (Ietam) tampoco han hecho su tarea, quizá por estar más distraídos discutiendo modalidades procesales sin ton ni son, infraccionando a los ‘acelerados’; y con respecto a ‘la chiquillada’ tal vez tampoco atiende su responsabilidad por apostarle al abstencionismo, como una forma de querer disfrazar su poca aceptación entre el conglomerado con derecho a votar. De cualquier forma entre sí se culpan del desánimo ciudadano, sin todavía entrar a las campañas. Pero nada sustantivo hacen para alentar la participación ciudadana, tanto que en esta etapa de calentamiento como a futuro, debieran invertirlo en la promoción del voto y no en acusaciones estériles que a nada bueno conducen.
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